Paul M. Sweezy
Somos
marxistas y lo hemos sido desde
que
nuestras ideas económicas y políticas comenzaron a tomar
forma en la época de la
gran depresión, en la época de los 30’, es decir, hace unos 40 o 50 años.
Existían muy pocos economistas marxistas en Estados Unidos en esos años. Ahora
son más, pero todavía no somos muchos en comparación con la cantidad total de
hombres y mujeres en esta profesión.
Simplemente
para darles una idea muy aproximada, la Asociación Americana de Economía,
que es la organización en que se reúnen los profesionales de la Economía en
Estados Unidos, tiene una membresía de unos sesenta o setenta mil elementos.
El Sindicato de Economía Política Radical, que se le conoce casi siempre por
sus siglas, tiene menos de dos mil miembros y no todos ellos son marxistas. La
mayoría son jóvenes y les falta seguridad en su empleo, es decir, no tienen
ninguna seguridad.
Si
estas cifras sirven de un indicador más o menos confiable, —y me parece lógico
que sí lo sean— podríamos estimar que no más del dos o tres por ciento
de los economistas norteamericanos son marxistas, y casi ninguno de ellos tienen
un puesto con inamovilidad en las instituciones académicas del país. Dadas
estas circunstancias y como fácilmente podrán imaginarse ustedes, el nivel
de comprensión de las ideas marxistas es muy bajo entre los economistas norteamericanos
y de hecho entre las personas de las ciencias sociales en general porque la
situación no ha cambiado mucho en otros campos como las Ciencias Políticas, la
Sociología, la Antropología e Historia.
Por
tanto si yo me dirigiera a un público comparable a este público en Estados
Unidos, y sobre el tema de la Acumulación de Capital, y los problemas relacionados
con esto, tendría que comenzar por explicar algunos aspectos fundamentales de
la teoría marxista, pero tengo la impresión de que en México esto no hace
falta y probablemente no sería necesario en la mayoría de los países
tercermundistas a un nivel comparable con el del México.
Es
un hecho de gran importancia histórica que mientras que el marxismo como
ciencia y como una perspectiva del mundo fue el producto específico de la
experiencia de los países que fueron los principales en el desarrollo del
capitalismo, sobre todo el capitalismo industrial de fines del siglo XVIII y
principios del siglo XIX, hoy en día cuando ya ha madurado plenamente como un
sistema del imperialismo en el que los países avanzados del centro crecían en
relación en gran parte, a resultas de su explotación de cantidades mucho más
grandes de países subdesarrollados en la periferia.
El
proletariado del centro tenía beneficios conjuntamente con los capitalistas
de las capas intermedias, pero esto no significa que llegó a su fin la lucha de
clases en el centro. Al contrario, pero sí significa para el proletariado del
centro que la lucha de clases podía ser y de hecho podía seguir una
trayectoria reformista.
Como
resultado, las prácticas proletarias del centro transformaron el marxismo
heredado de la historia anterior, le transformaron de una doctrina y programa
revolucionarios a una doctrina transformista.
A
primera vista podría parecer que esta transformación del marxismo en el
centro marcaría su muerte como ideología revolucionaria y como ciencia revolucionaria,
pero no fue así, porque con la evolución del imperialismo, la contradicción
central del sistema capitalista global, se trasladó del centro a la
periferia.
La
víctima especial de este sistema ya no fue el proletariado del centro, sino las
masas cada día más proletariadas de la periferia, y juntamente con este papel
víctima especial adquirió también el papel de agente revolucionario.
Esta
tarea, su tarea a este respecto, fue doblemente pesada y por tanto doblemente
difícil, tenían que derrocar no sólo a sus explotadores y opresores
inmediatos, en su propio país, sino también a sus explotadores y opresores
indirectos, en los centros imperialistas.
El
punto que hay que recalcar sin embargo, es que al asumir esta responsabilidad
histórica tan magna, tan impresionante, tenían y siguen teniendo la gran
ventaja de haber heredado del centro del capitalismo la ideología y las
ciencias revolucionarias del marxismo. Una herencia que el proletariado del
centro no aprovechó, por lo menos en la presente etapa histórica, pero que
no se perdió porque en sus principios más esenciales corresponde a la
situación y a las necesidades de estas masas cada vez más proletarizadas en
la periferia.
Esto
no es por discutir desde luego o por alegar que el marxismo simplemente se puede
adquirir ya prefabricado, tenía que ser adaptado y tenía que evolucionar en
una forma creativa, no como una disciplina académica, pero como una ideología
y práctica revolucionaria. Y esto es lo que se está haciendo en nuestros
tiempos en la periferia el capitalismo global y sobre la base de la experiencia
en la periferia.
Y
es por eso que el marxismo es más popular, tiene más aceptación mundial,
florece más en la periferia que en el centro. Y es por eso que yo puedo suponer
que haya conocimiento y comprensión de las ideas marxistas, entre un público
mexicano mucho más que entre un público de Estados Unidos.
La
premisa básica de la cual yo parto —y estoy— seguro que no es necesario
explicárselos es que el capitalismo es esencialmente un sistema de acumulación
de capital, o lo que Marx llamó la autoexpansión del capital.
El
sistema funciona siempre y cuando el proceso de acumulación de capital proceda
en una forma más o menos sin interrupciones pero cuando hay una interrupción
total o parcial del proceso, por cualquier motivo, el sistema entra en una
fase de crisis, las manifestaciones de la crisis, no necesariamente su causa o
causas, son la sobreproducción, es decir el amontonamiento de mercancías de
bienes que no se pueden vender con una utilidad y/o una disminución en la
producción acompañada de un aumento del desempleo y capacidad productiva
ociosa.
Históricamente,
y ahora me refiero básicamente a la experiencia de los países más avanzados
del Centro. Estas crisis de sobre-producción han sido de dos tipos: uno cíclico,
es decir, recurre cada “X” número de años en una forma más o menos
regular.
Y
el segundo tipo, de duración más larga, que en el caso de los años treinta
duró hasta diez años, y son muy irregulares estas crisis en cuanto a su
presentación.
Los
dos tipos de crisis que para mayor comodidad podríamos llamar recesiones y períodos
de estancamiento, no son mutuamente excluyentes como puede verse muy
claramente en Estados Unidos en esa década en los años treinta.
Una
crisis tan sería que nunca había tenido procedentes, comenzó a presentarse
en el año 29 y resultó ser tanto una recesión cíclica como el principio de
un período de estancamiento, que como ya anoté, duró toda esta década. Y
dentro de ese período de estancamiento se dieron todo un ciclo de recuperaciones
de 1933 a 1937, y luego otra vez, otra recesión de 1938 y 1939. Las pruebas
del estancamiento continuaba se ven en las cifras de desempleo desde un máximo
de 25% de la fuerza laboral en 1933; la tasa de desempleo bajó a más o menos
el 15% que de todas maneras era un nivel sin precedentes históricos, al
terminar 1937. Después subió rápidamente al 19% en la siguiente recesión.
No
fue sino hasta la segunda Guerra Mundial que terminó este período de
estancamiento. Desde 1940 y sigo usando como ejemplo Estados Unidos la experiencia
ha sido en cierto sentido a la inversa, las recesiones cíclicas han seguido
recurriendo y con un ritmo más o menos constante, pero por lo menos hasta
1974, había pocos signos de estancamiento. Durante más de un cuarto de siglo
después de la segunda Guerra Mundial, el capitalismo gozó del período más
largo de prosperidad sostenida, interrumpida únicamente por recesiones
relativamente breves y superficiales, el período más largo en toda su historia.
Dos
grandes interrogantes seguían planteadas por esta experiencia: Por qué ese
largo estancamiento en la década de los treinta? qué podría haberse
prolongado mucho más de no haber sido por la intervención de la segunda Guerra
Mundial; y segundo, ¿por qué la falta de estancamiento durante más de tres
décadas a partir de la Segunda Guerra Mundial? No creo que ninguna escuela de
pensamiento económico burgués o marxista haya tratado seriamente de
responder a estas preguntas y haya tratado de dar respuestas coherentes.
En
cuanto a la filosofía o al pensamiento burgués, se han buscado las respuestas
más bien en el terreno de la política económica. Hay que distinguir entre
“economic politics” y “policy”.
Los
pensadores burgueses tienden a echar la culpa de esta recesión a las políticas
deficientes alegando que si se hubiera aplicado políticas correctas, hubiera
sido breve y superficial la depresión y se han escrito muchos libros en ese
sentido.
Esa
década del treinta, ese gran estancamiento, por lo general se ha atribuido a
las políticas inadecuadas, un poco al tanteo, adaptadas por los gobiernos de
los países capitalistas avanzados, pero ya a finales de la segunda Guerra
Mundial, el arte de dominar las crisis económica se había perfeccionado y se
podían aplicar las políticas adecuadas. Esto explica porqué durante tres décadas
la economía capitalista mundial tuvo un periodo muy prolongado de expansión,
con sólo breves y superficiales depresiones.
Este
fue el periodo del triunfo del pensamiento de Keynes. La revolución Keinesiana
que fue venerada como un santo de la nueva ortodoxia económica, que fue
suprema en las décadas de cincuenta y sesenta, y que encontró su expresión
más justa en el texto de Paul Samuelson, Economics,
se publicó ocho o nueve veces en esos treinta años y que definitivamente es
el libro de texto de economía más ampliamente estudiado en la historia del
capitalismo.
¿Qué
produjo la caída de esta nueva ortodoxia? La respuesta es muy sencilla, el
resurgimiento de los síntomas de estancamiento en la década de 1970 sobre
todo en 1974 y a partir de entonces. Si se pudiera realmente explicar con
base en la política esta larga ola de prosperidad, posterior a la segunda Guerra
Mundial, entonces porqué nuevamente ese estancamiento en 1970?
Desde
el punto de vista de la nueva ortodoxia o la antigua ortodoxia, como ustedes
quieran, no hay una respuesta lógica o coherente, como tampoco tiene ninguna
explicación para el estancamiento de la década de los treinta, el
pensamiento burgués.
Los
marxistas desde luego han estado mucho más conscientes de la importancia de
estas preguntas y de la necesidad de proporcionar respuestas que se puedan
sostener. Algunos de ellos han vuelto a descubrir una teoría propuesta
primero por el economista ruso Kondratief en mil novecientos veintitantos. En Ernest
Mandel por ejemplo, ha influido mucho Kondratieff.
La
teoría de Kondratief es que además del ciclo de negocios corto, hay un ciclo
largo que dura unos cincuenta años. Para mí por lo menos y yo creo para la
mayoría de los economistas tanto marxistas como burgueses, las pruebas a favor
de este argumento no son muy convincentes y que yo sepa nadie jamás ha
propuesto una justificación razonable de esa fuerza que supuestamente produce
el ciclo de cincuenta años.
Un
enfoque marxista más ampliamente aceptado hace énfasis en la lucha de las
clases trabajadoras en los países capitalistas avanzados, en el período posterior
a la segunda Guerra Mundial. La fuerza de la clase trabajadora, fuerza tanto
económica como política, ha permitido que los trabajadores reduzcan la
explotación a la que están sometidos, y por tanto también la tasa de valores
excedentes y la tasa de utilidades, siendo el factor operante esta disminución
en la tasa de utilidades para producir el final de esta ola tan larga de
prosperidad en la postguerra.
Esta
opinión claramente se manifiesta en un artículo que lleva el título
“Hacia una teoría de la crisis del capitalismo” de Giovanni Aridi, un
economista italiano. En la revista de la Nueva
Izquierda, edición de septiembre y octubre de 1978.
Esta
teoría que recalca esa creciente fuerza de la clase trabajadora en los países
avanzados, también se puede ver de vez en cuando, en los escritos de Ernest
Mandell.
Sin
embargo, por lo menos en lo de Aridi no es claro si esta tasa decreciente de
utilidades es la causa o la consecuencia de la crisis. Si es la consecuencia,
entonces yo no veo porqué y cómo, esta supuesta fuerza de la clase trabajadora
en relación a la clase capitalista, cómo se le puede considerar el factor
dominante que es la causal.
Por
mi parte, me parece mucho más prometedor otro enfoque: que trata de integrar el
estancamiento de los años treinta y la larga prosperidad después de la segunda
Guerra Mundial, en una teoría unificada. Este enfoque hace énfasis en dos
factores que a mí me parece que se han descuidado indebidamente en casi todas
las pláticas y comentarios recientes sobre crisis de capitalismo ya sea burgués
o marxista.
Primero,
la concentración y centralización del capital, que desde luego es parte
integral de la teoría marxista de acumulación de capital; y, segundo, el
ambiente histórico general dentro del cual se ha dado el proceso de acumulación
de capital en cualquier momento.
Tomando
en cuenta con el peso debido estos dos factores, o quizás esta serie de
factores, creo que podríamos ver el estancamiento de los años treinta y la
prosperidad de la postguerra, como lógicamente compatible, congruentes y, al
mismo tiempo, como un preludio inevitable, al nuevo período del estancamiento
que se inició a mediados de esta década.
Ahora yo quisiera interrumpir, porque voy a tener la oportunidad de hablarles otra vez sobre la acumulación de capital el próximo viernes, y voy a continuar con esta plática en esa ocasión.
Vigencia
de las teorías económicas[1]
La
Vigencia de las Teorías Económicas es un tema que a mí me gusta mucho, es mi
tema favorito. Es un tema del que he hablado constantemente ante públicos
tanto de los Estados Unidos como de otros lugares, en reuniones de estudiantes
y de otro tipo.
Es
un tema importante y a mi me da mucho gusto poder compartir con ustedes algunas
formas de pensar que tengo al respecto.
Seguramente
ustedes podrían esperar un discurso epistemológico y teórico muy elaborado
en estos momentos, lleno de palabras largas y conceptos recónditos, si es así
siento mucho tener que decepcionarlos. se que es la moda actual que los científicos
empiecen sus discursos hablando de los principios epistemológicos que orientan
su trabajo.
Esto
es especialmente cierto de los autores principales en el mundo, los científicos
franceses y sus seguidores europeos.
Y
en los últimos años ha habido más y más marxistas que han seguido sus
pasos y encuentran su inspiración en autores tan eminentes como Althuser; V.
N. Poulantzas.
Pero
debido a ignorancia o incapacidad, o probablemente a ambas cosas, yo no me
siento capacitado para seguir sus pasos. Por lo tanto me contentaré con una
simple respuesta a la pregunta ¿Cual es la teoría?
Haremos
un intento de contestar la pregunta. Mientras mejor es la teoría mejor será la
respuesta. Permítanme darles un reporte de lo que debió haber sido una de las
primeras y mejores teorías producidas por la mente humana.
La
pregunta es: ¿porqué sale el sol todas las mañanas por el oriente? y ¿porqué
se pone todas las noches por el poniente?.
La
respuesta que pareció obvia durante milenios era que la tierra era el centro
del Universo, alrededor de la tierra giraba el sol, la luna y las estrellas en
diferentes órbitas.
Y
aquí tenemos la base de la teoría geocéntrica o centrada en la tierra, del
Universo.
Sin
embargo, esta teoría fue modificada por grandes matemáticas y alcanzó su máxima
expresión en el sistema Tolomeico.
Sin
embargo, al paso del tiempo y al mejorar los métodos e instrumentos que
utilizaban los científicos, fue imposible ajustar y encajar todos los
resultados obtenidos por el sistema tolomeico.
Durante
muchos años se hicieron esfuerzos para encajar todos estos nuevos resultados
ampliando la teoría sin perder o sacrificar su premisa básica, al premisa básica
de que era la tierra el centro del universo.
Es
una premisa a propósito que ha tenido mucho apoyo fuera de la ciencia por parte
de las religiones.
Los
astrónomos posteriores a la época tolomeica, agregaron el principio de órbitas
elípticas a las órbitas circulares tolomeicas, hasta que el sistema se complicó
ampliamente sin poder resolverse todas las dificultades.
Finalmente
fue resuelta la crisis de la cosmología tolomeica, no con complicaciones
adicionales sino por medio de una nueva respuesta a la pregunta inicial, básica.
Era
la tierra que giraba alrededor de El Sol y no el Sol alrededor de la tierra. Era
una forma fundamentalmente nueva de ver el Universo, y tuvo consecuencias
enormes en todos los aspectos del pensamiento humano. No solo era posible hacer
preguntas nuevas, sino que había que hacerlas, y esto dio lugar a nuevas teorías,
nuevas investigaciones para verificar las teorías, nuevos métodos e
instrumentos para perfeccionar las investigaciones, y así en adelante.
Esta
forma de ver el desarrollo de la ciencia ha sido resumida muy cómodamente en un
pequeño libro cuyo título es la “Estructura de las Revoluciones Científicas”.
de Thomas Kuhn que seguramente ha sido traducido y publicado al español y que
les recomiendo mucho. Aquí se me indica que ha sido publicado por el Fondo
de Cultura de la colección Breviarios.
T.
Kuhn dice que toda ciencia o rama de la ciencia está basado en lo que él llama
un paradigma. Que es algo, es una forma de ver la ciencia o la realidad con la
que está relacionada la ciencia.
El
paradigma subyacente a la astronomía tolomeica por ejemplo, es la idea de que
era la Tierra el centro del Universo. Posteriormente fue reemplazado por el
paradigma centrado en el Sol, que el Sol es el centro del Universo de la
astronomía de Copérnico.
Y
posteriormente fue sustituida esta por paradigmas posteriores, tales como la
idea de el Universo en
expansión que parece ser subyacente a tanto de la astronomía moderna, por lo
menos a los ojos de un lego.
Según
T. Kuhn, un paradigma científico impone ciertas preguntas o por lo menos
permiten que surjan ciertas preguntas. Se intenta contestar estas preguntas
elaborando teorías, poniendo a prueba dichas teorías, refinando los métodos
de investigación ideando nuevos instrumentos para observaciones y mediciones,
y así en adelante.
Estas
actividades son lo que él llama ciencia normal, es el tema de trabajo de la
mayoría de los científicos durante toda su vida de trabajo, pero con el
curso del tiempo, dice T. Kuhn, surgen ciertas anomalías, resultados que no van
de acuerdo con las teorías aceptadas. Se hacen intentos para adaptar las teorías
a la manera de los epiciclos y órbitas agregadas por los astrónomos
posteriores a la época tolomeica sin descartar el paradigma básico.
Al
multiplicarse las anomalías y hacer menos satisfactorias las adaptaciones, la
ciencia se anticipa a un período de la crisis; posterior a esto, según el esquema
de T. Kuhn, llega la revolución científica, la esencia de la cual es la
sustitución de un nuevo paradigma, en lugar del paradigma anterior.
Sobre
esta base surgen nuevas preguntas que requieren nuevas respuestas. La ciencia
normal se reanuda sobre los nuevos cimientos, procede a elaborar nuevas teorías
y a recolectar nueva información, hasta que empiezan a acumularse de nuevo las
anomalías, seguidas a su debido curso por una nueva crisis y una nueva
revolución.
Dos
comentarios sobre este esquema de T. Kuhn. Primero va en contra de las opiniones
científicas, incluyendo las opiniones personales de los científicos
mismos, según esto el desarrollo de la ciencia es un proceso escalonado que se
lleva a cabo paso a paso. No es así, dice T. Kuhn, el progreso científico es
una serie de cambios cualitativo y cuantitativos que son consecutivos a estas
condiciones. Es la opinión dialéctica básicamente de acuerdo con las
opiniones marxistas del materialismo dialéctico.
Al
mismo tiempo hay que hacer notar que T. Kuhn mismo no es marxista ni tampoco
radical de ningún tipo, hasta donde estoy informado. Se nos recuerda que el
pensamiento dialéctico no es monopolio de la izquierda, de hecho nunca ha sido,
pero esta no es razón por la que nosotros, de la izquierda, no podamos
aprovechar y aprender del pensamiento dialéctico mencionado por T. Kuhn en su
publicación. Los ejemplos de Hegel y Marx permanecen siempre ante nosotros.
El
segundo comentario es un punto que menciona T. Kuhn que tiene una importancia
considerable, para lo que podría llamarse sociología de los intelectuales.
Es
que los dedicados y especialistas de una ciencia basada en un paradigma científico,
rara vez pueden hacer la transición a una nueva ciencia, basada en un nuevo
paradigma. Una nueva ciencia, igual que una nueva sociedad, requiere de gente
nueva. Que no lleva la carga de los conceptos previos y prejuicios de los
antiguos.
De
nuevo tenemos una posición con la que tranquilamente están de acuerdo los
marxistas. T. Kuhn mismo no hace ningún esfuerzo para aplicar sus ideas a las
ciencias sociales. Bien podría ser que de intentar hacerlo en cualquier forma
sistemática, no sería fructífero.
Sin
embargo me parece que muchas de las maneras en que él ve las cosas y las
analiza son muy útiles para comprender el pensamiento económico, sobre todo me
parece que este concepto del paradigma comprendida como una manera de concebir
la realidad que es lo que les interesa estudiar a los economistas, puede
ayudarnos mucho hoy al considerar nuestro tema, la vigencia de las Teorías Económicas.
Parto
de la idea que la gran mayoría de los economistas en el mundo actual se
pueden dividir en dos grandes grupos, grupos que sin embargo no son del todo
homogéneos.
Son
los neoclásicos por una parte y los marxistas por la otra. Además planteo que
los paradigmas o estos conceptos de la realidad en torno a los cuales
funcionan los dos grupos, radicalmente distintos, puesto que ninguna comparación
entre ellos por probar o por evaluar la vigencia de sus teorías y sus investigaciones,
puede hacerse y puede tener éxito, si no se toma en cuenta también la
diferencia o lo opuesto a sus paradigmas de base.
Tomemos
el paradigma neoclásico. Supone que la realidad económica tiene ciertas
características fundamentales que yo voy a resumir de la siguiente manera:
Primero.
Operan constantemente cuestiones y tendencias básicas hacia el equilibrio.
Segundo.
Existen entre todos los individuos y todos los grupos, intereses comunes o
por lo menos intereses que pueden armonizarse y reconciliarse. Con el término
grupos yo incluyo razas y naciones, así como clases o capas y estratos dentro
de esa categorías más grandes.
Tercero.
Los cambios económicos son continuos y graduales.
Este
último punto por cierto, fue considerado tan importante por Alfred Marshall,
uno de los padres y fundadores de la economía neoclásica, que en la primera
página de su famoso libro de texto Principios
de Economía escribió una frase que la voy a decir ahora: El lema es Natura Non Facit Saltum es decir, “La Naturaleza no da
saltos”.
Quizá
muchos de ustedes no hayan escuchado de los principios de Marshall, pero considérenlo
como el equivalente del libro Economics
de P. Samuelson, el equivalente en su tiempo y este tiempo fue como desde mil
ochocientos noventa y tantos hasta la Primera Guerra Mundial.
A
mí me parece evidente que si uno parte de esta suposición de que hay tendencia
al equilibrio si hay estos cambios graduales y esta armonía de intereses, se
van a elaborar teorías que demuestren estas cosas y se van a emprender
investigaciones que las confirmen, por tanto se van a seguir todos los pasos
de la ciencia normal, con la ventaja adicional que sus resultados van a estar
totalmente de acuerdo con los intereses y con los prejuicios de los poderes
establecidos.
Este
problema, es decir esta congruencia o concordancia de los hallazgos con los
intereses y la ideología de las clases dominantes, se presenta también para
las ciencias naturales. Recuerden los problemas de Galileo con la Iglesia, o la
feroz resistencia a la teoría de la Evolución de Darwin.
Estos
obstáculos a la aceptación de los hallazgos de las ciencias naturales,
provinieron lógicamente de los preconceptos o prejuicios religiosos, pero claro
que estos preconceptos religiosos formaban parte de la ideología de las clases
dominantes.
Pero
aunque existan estos problemas también para las ciencias naturales, no creo que
sean ni con mucho de la misma magnitud para las ciencias sociales, porque las
ciencias sociales invariablemente tienen que ocuparse de las cosas que son
intereses creados de las clases dominantes.
No
quiero que se me interprete en el sentido de que yo pienso de que toda la economía
burguesa ha sido siempre exclusivamente una pseudociencia. El paradigma clásico
que incluye la existencia de clases antagonistas, permitió que se construyera
una ciencia llamada en esa época Economía Política, que contribuyó muchísimo
a la comprensión del funcionamiento del capitalismo a finales del siglo XVIII y
principios del siglos XIX. Y al mismo tiempo fue una arma poderosa en manos de
la emergente burguesía industrial, en su lucha por la supremacía contra los
terratenientes y el capital mercantil.
Incluso
se podría decir que contenía suficiente verdad el paradigma neoclásico en
esta época de auge del capitalismo industrial, como para permitir el
planteamiento de preguntas importantes acerca del funcionamiento del sistema en
este momento y para responder a esas preguntas.
Cuando
Alfred Marshall adoptó este lema natura
non facit saltum bien es posible que haya descrito una faceta importante no
de la madre naturaleza propiamente, sino de la economía de la Inglaterra
victoriana.
Pero
sí quiero que se me interprete en el sentido de que independientemente de las
preguntas y respuestas útiles que hayan podido emanar del neoclasicismo
hace cien años, ya pasó mucho tiempo desde que tuvo ese grado relativo de
vigencia que quizás alcanzó en un momento y hay dos razones para ello:
primero, en la medida que el paradigma neoclásico sí permitió que se
plantearan preguntas y cuestiones auténticas, fueron manejados en gran medida
por los primeros economistas trabajando dentro de su marco de referencia, y de
estos Alfred Marshall fue desde luego el más eminente, y entre ellos también
contaría a uno de mis maestros muy respetado, maestro mío en los años veinte,
Frank W. Tomwsend, cuyo libro Principios
de la Economía fue el texto de economía más utilizado en Estados Unidos
como sucesor del de Marshall desde fines de la Primera Guerra Mundial hasta
principios de la gran depresión de los años treinta.
Pero
habiendo contestado a las interrogantes más interesantes planteadas por el
neoclasicismo, los practicantes posteriores de esta pseudociencia, se vieron en
la necesidad de ir inventando teorías cada vez más complicadas y elaboradas,
para responder a preguntas cada vez menos importantes.
Ha
venido formándose una verdadera brecha totalmente abrumadora entre lo baladí
de las preguntas planteadas y los métodos y las teorías que ocupan para tratar
de contestarlas.
En
otras palabras, el paradigma neoclásico de hecho está agotado, ya no le
queda ningún contenido serio, en proporción a la complicación de las teorías
y ahora, cuando el paradigma de la economía neoclásica, que como dije pudo
haber tenido cierta vigencia de cien años, ahora que ya la perdió totalmente,
en el período de imperialismo, de guerras mundiales y de la crisis cada vez más
profunda del capitalismo mundial. En otras palabras, lo que pudo haberse dicho a
favor de la categoría científica de la economía neoclásica en época de su
nacimiento, ya no es válido, hoy día, en mi opinión, es una pseudociencia,
puramente ideológica.
Ahora,
permítanme hablar del paradigma marxista, es en el sentido más auténtico lo
opuesto del paradigma neoclásico. Existen tendencias al equilibrio pero
siempre son secundarias a las fuerzas que tienden a romper ese equilibrio.
En
lugar de esta armonía de intereses, la lucha de clases, y desde luego otra
forma de conflictos de grupos. En lugar de cambio gradual, rompimientos repentinos
y falta de continuidad.
Marx
bien podía haber adoptado como lema natura
facit salta, la naturaleza se especializa en dar saltos. Y yo propongo que
esto se aproxima muchísimo más a la realidad del capitalismo en todas su
etapas, que el paradigma neoclásico.
Plantea
directa e indirectamente, una vastísima gama de interrogantes que automáticamente
son excluidas, no caben dentro del paradigma neoclásico. Por tanto abre
camino a un canto muy variado y vital de ciencia normal en el sentido de culpa.
Ahora,
yo no estoy sugiriendo que los marxistas hayan sido tan activos y que hayan
logrado tanto en la práctica de esta ciencia normal como podían haberlo hecho,
ni que hayan aprovechado todas las posibilidades, todas las probabilidades que
ofrece este paradigma del cual parto, ni que hayan logrado elaborar con todo
éxito teorías para manejar y responder a estas preguntas
Las
razones de esta debilidad, —si es que así la puedo llamar— son muchas. Los
marxistas en su mayor parte no han gozado de condiciones favorables para su
trabajo, no se les ha permitido ocupar puestos en universidades, en gobiernos,
no se les ha dado apoyo financiero para sus investigaciones; han sido
hostilizados, muchas veces perseguidos en lugar de ser recompensados y apoyados
por los Poderes establecidos. Muchos de ellos en parte por la naturaleza misma
de la teoría que manejan, han participado intensamente en actividades políticas,
lo que les deja poco tiempo para su labor científica.
Más
raro entonces cuando nos ponemos a pensar sobre todas estas dificultades, que
se hayan logrado tan poco. Esto no es lo que nos maravilla, lo que nos
maravilla, es que se haya logrado tanto. Sin embargo en ciertos campos y áreas,
es claro que los marxistas han desarrollado teorías que son mucho más
poderosos y efectivas que cualquiera de las economías neoclásicas.
Y
como un ejemplo clásico de esto, menciono el desarrollo del sistema capitalista
global del centro a la periferia, que fue el tema de la discusión de esta mañana.
No
hay ningún análogo de dicha teoría en la economía neoclásica, con la idea
de que el centro explota a la periferia y que hay un conflicto básico con implicaciones
enormes para ambas partes del sistema no hay nada similar en la economía neoclásica
que sostenga que hay una armonía de intereses de acuerdo con su paradigma,
entre los países más desarrollados y los menos desarrollados, y que prescriba
para los países menos desarrollados, únicamente el copiar a los países más
desarrollados para resolver todos sus problemas.
Supongo
que esta es la teoría subyacente a la filosofía de las Naciones Unidas sobre
la década del desarrollo. De hecho nosotros sabemos que esto era desarrollo por
una parte y subdesarrollo por otra. Ambas van juntas y solamente la teoría
marxista basada en un paradigma totalmente distinto, nos permite entender la
realidad que es probablemente el factor más importante en el mundo de hoy.
Pero
este no es el momento ni el lugar para tratar de evaluar todos los logros o la
falta de logros de la teoría marxista.
Quisiera
únicamente terminar como comencé, formulando algunas proposiciones de tipo
general:
Si
las teorías son respuestas a preguntas, su validez y aplicabilidad, su
vigencia, depende en primer lugar de si son respuestas a preguntas importantes y
reales.
Si
las preguntas no son reales o si son triviales, ningún esfuerzo, pro loable que
sea, puede hacer que estas respuestas no sean estériles.
Yo
soy el primero en rendir tributo a las habilidades de mis colegas neoclásicos
cuando se trata de elaborar teorías elegantes, pero también realmente
subestimo la importancia de sus resultados, y en esto no asumo segundos
lugares.
El
problema, obviamente, no es cosa de la capacidad de ellos, ni tampoco se trata
de sus buenas intenciones. El problema está en el concepto de la realidad
del que parten ellos. El paradigma del sistema de T. Kuhn.
La economía, la teoría marxista es fuerte donde la economía neoclásica
es débil. Tiene una abundancia, inclusive una superabundancia de preguntas
vitales importantes que tiene que resolver. Probablemente es un poco débil en
lo que la economía neoclásica es fuerte, es decir, en la elaboración de la
teoría.
Si
todo esto es correcto, claramente indica que la economía neoclásica va en
declive, y la vigencia que alguna vez pudo tener, se ha agotado prácticamente
en la actualidad, y se ha ido degenerando para ser un mero ensayo escolástico.
La
economía marxista por otra parte, sean las que sean sus debilidades, y desde
luego jamás debemos subestimarlas en ningún momento, tiene ante sí un futuro
enorme, tiene el desafío de construir una teoría de la sociedad, redondeada
y completa, con base en un concepto de la realidad que sea fiel a la situación
real en la que vive.
Acumulación
de capital[2]
La
acumulación de capital es el proceso de convertir el valor excedente en
capital adicional, ya que el capital consiste en dos partes, el capital
constante y el capital variable o sean los medios de producción y la fuerza
obrera.
Esto
significa que la acumulación de capital es también un proceso para aumentar la
demanda para la fuerza obrera y por lo tanto de aumentar el empleo.
Si
la oferta de trabajadores se mantiene constante la acumulación de capital por
fuerza tiene el efecto de aumentar la demanda para la fuerza obrera.
Veamos
esto paso por paso; primero, aumentar la existencia o la oferta de la fuerza
trabajadora. Esto siempre ha sido una preocupación del capitalismo y de sus
gobiernos a todo lo largo de la historia del capitalismo.
Son
dos los métodos básicos: destruir los modos de producción precapitalistas y
de producción a pequeña escala. Y de esta manera liberar a más trabajadores
para que puedan ser empleados pro el capital.
Por
otra parte la emigración de los países periféricos precapitalistas o
subdesarrollados.
La
primera forma en que operaron los principales estados capitalistas en las etapas
de formación del sistema. El proletariado se formó básicamente a partir del
campesino de las épocas precapitalistas y la migración de la fuerza
trabajadora puede ser o voluntaria u obligada.
En
las primeras etapas del desarrollado del capitalismo en los Estados Unidos,
gran parte de la fuerza trabajadora necesaria fue importada en forma de esclavos
traídos del Africa.
Más
tarde vinieron los sucesivo e emigrantes a Estados Unidos, desde todas partes
del mundo. Hoy en día todavía existe la migración a Estados Unidos desde los
países subdesarrollados, cosa que no hace falta recalcar en México.
Y
el mismo fenómeno se ha dado a partir de la segunda Guerra Mundial en Europa.
Todos los países capitalistas y desarrollados de Europa han usado muy
intensamente trabajadores que son emigrados o de las partes más
subdesarrolladas de Europa o de los países de Africa o de otros lugares que en
otro tiempo fueron colonias de esas potencias europeas.
Toda
la historia del capitalismo se podría escribir en torno a este tema central del
aumento de la fuerza trabajadora.
El
segundo método de controlar o de contrarrestar esa contradicción que antes
mencioné, es hacer que aumente más lentamente la demanda para esos
trabajadores, y también en este aspecto operan dos mecanismos: conforme
aumentan los salarios de una manera que amenaza la tasa de valores excedente,
los capitalistas reducen la tasa de acumulación.
Con
esto disminuyen la creación de nuevos empleos y traducen cualquier aumento en
el suministro a la oferta de fuerza obrera en un ejército de reserva para
empleo.
Este
ejército de reserva esta compitiendo con el ejército activo, deprime los
sueldos y eleva la tasa de valor excedente, y nuevamente esto prepara el escenario
para acelerar la tasa de acumulación de capital.
Como
señaló Marx, este mecanismo opera en ciclos, y es uno de los factores más
importantes en lo que se suele llamar el ciclo de los negocios. EL segundo
mecanismo para que aumente más lentamente la demanda de la fuerza obrera es la
introducción o establecimiento por los capitalistas de la tecnología que
reduce la cantidad de mano de obra necesaria, ya que la acumulación está dividía
entre medios adicionales de producción y fuerza de trabajo adicional, si se
cambian las proporciones y hay más acumulación de los medios de producción y
menos de la fuerza trabajadora, la tasa de crecimiento en la demanda de fuerza
obrera se hace más lenta y, además conforme se va renovando el capital fijo,
adquiere estas formas en donde se usa menos mano de obra y entonces se quedan
sin empleo personas que antes sí trabajaban.
En
ambas formas aumenta los números del ejército de reserva industrial y
aumenta la presión sobre los salarios.
Creo
que con esto queda claro porqué Marx insistía tanto que este ejército de
reserva industrial o ésta fuerza inactiva que también llamó población excedente
relativa, porque estas cosas son tan necesarias para la existencia del capital.
Llamó
a este ejército de reserva de trabajo el pivote que hace girar la oferta y la
demanda para la mano d e obra.
Es
el factor que le permite al capital ocupar siempre la posición de ganar en el
mercado de trabajo o reconquistar esta posición ganadora en caso de que la
llegue a perder temporalmente; pero la producción de valor excedente no es la
única condición para que se dé el proceso de acumulación. El valor excedente
además debe ser realizado.
Es
decir, que el producto tiene que venderse y no sólo a su valor total, básico,
sino con el valor agregado por el proceso de producción; y el desempleo desde
luego no ayuda para resolver este problema de realización, al contrario, cuando
los trabajadores pierden su empleo, disminuye su demanda de bienes y servicios
y el problema de realización se agrava en lugar de mejorar.
Marx
demostró en los esquemas de reproducción, volumen II de El
Capital, que no es cierto que el valor excedente no pueda ser realizado bajo
condiciones de acumulación —que por cierto era la posición adoptada por
Rosa Luxemburgo— y que se basó en un mal entendido de los esquemas de
reproducción pero el simple hecho que la acumulación y la realización
del valor excedente son lógicamente compatibles, no quiere decir que no haya
problemas de realización durante el funcionamiento real de este proceso de
acumulación Esta era la posición de L. Bortkiewiczi, un marxista ruso de que
no existían problemas de realización durante el proceso de acumulación y
también basado en un mal entendido en los esquemas de reproducción de Marx.
Para
que se lleven a cabo la acumulación y la realización en forma armónica,
tiene que haber una relación correcta entre los flujos de ingresos y gastos
por una parte, y el producto de medios de producción y artículos de consumo
por otro lado.
Hay
razones muy poderosas en las que insiste repetidas veces Marx, por creer que el
proceso de acumulación por sistema distorsiona el equilibrio de la proporción
entre estas dos series de flujos. Marx lo expresa en una parte del volumen III
del Capital, en las siguientes palabras que cito a continuación.
“Las
condiciones de la explotación directa, es decir la producción del valor
excedente desde luego, y las condiciones para realizarlo no son idénticas, las
primeras sólo están limitadas por el poder productor de la sociedad, las
segundas por la relación proporcional entre las diferentes ramas de
producción y los sectores consumidores de la sociedad”.
Es
de crítica importancia comprender este planteamiento. El poder consumidor
efectivo de la sociedad, que es a lo que se refiere Marx, está limitado por
dos factores: por una parte y desde luego, por los bajos sueldos de los
trabajadores que siempre son los más bajos que pueden mantenerlos los capitalistas,
y, por otra parte, por la propia compulsión de los capitalistas de ir
acumulando, es decir, de frenar su propio consumo a cambio de aumentar su
riqueza.
La
acumulación por lo tanto, mantiene un freno sobre el consumo y al mismo tiempo
está estimulando constantemente los poderes de producción de la sociedad.
Esos
dos efectos de la acumulación como los efectos de la oferta y la demanda de la
fuerza trabajadora, se contradicen y entonces también constantemente están
amenazando a bloquear u obstaculizar el proceso de acumulación y este bloqueo
se manifiesta en la forma de una crisis de sobreproducción. Es decir, la
producción de artículos o bienes con un contenido mayor de valor excedente
del que se puede realizar efectivamente en el mercado.
Por
tanto el proceso de acumulación implica dos contradicciones inherentes. Una, la
tendencia a agotar o a cegar su propia fuente para la producción de valor
excedente; y otra la tendencia a la sobreproducción por una insuficiente
realización de valor excedente.
Esta
segunda contracción que es la falta de realización puede presentarse en
forma cíclica como ya lo vimos en la primera y de hecho en casi todos los
ciclos de negocios lo más seguro es que estén actuando los dos factores,
aunque seguramente no siempre en las mismas proporciones.
Y
esta es una de las razones por las cuales es tan difícil formular una única
teoría de los ciclos de negocios, pero este problema o esta dificultad en la
realización puede ser de naturaleza persistente, a largo plazo y no nada más
útil, incluso puede decirse que el capitalismo siempre sufre de una tendencia
hacia la sobreproducción, que entre paréntesis es una situación totalmente
desconocida en cualquier sociedad previa al capitalismo.
Esto
que es el germen de la teoría de Rosa Luxemburgo, es el que siempre existiera
inherente, esta amenaza al sistema y esta es la razón por la cual la aplicación
de su teoría al análisis de la historia del capitalismo dio muy buenos
resultados a pesar de este error cometido al creer que la acumulación es en un
sistema puramente capitalista, lógicamente imposible.
Es
por ello que podemos considerar como uno de los principales economistas de
nuestra época, Michal Kalecki podría considerarse a sí mismo como un discípulo
de Rosa Luxemburgo, a pesar del hecho que mal interpretó este error lógico en
su teoría.
Si
hemos de entender el porqué de que esta tendencia a la sobreproducción
funciona marcadamente en ciertos períodos mientras que en otros periodos su
efecto es más débil, para ello es necesario no solamente considerar el proceso
de acumulación desde un punto de vista teórico y astracto, sin también
desde un punto de vista histórico, pero antes de hacer esto debemos considerar
otro aspecto de la teoría de la acumulación de Marx, que tiene que ser tomado
en cuenta, se trata de la teoría de la concentración y centralización del
capital, que en cierto momento transforma al capitalismo o al capital en
capital monopolista y no competitivo.
Lo
que aquí nos interesa particularmente es el hecho de que la acumulación y
centralización del capital fortalece esa tendencia a la sobreproducción. La
explicación de una manera muy simplista sería que el monopolio aumenta la
tasa de valor excedentes. De esta manera aumentando la capacidad del sistema a
acumular y aumentar el poder de producción de la sociedad, al mismo tiempo que
continúa frenando o menguando su poder de consumo.
Un
aumento en el valor excedente significa más utilidades y menos salarios.
Significa esto una mayor posibilidad de acumular pero una disminución mayor en
el poder de consumo. Me atrevería incluso a decir que una de las leyes del
capitalismo es que mientras mas monopolista es la sociedad mayor es la tendencia
a la sobreproducción o para decirlo de otra manera, a medida que la sociedad se
vuelve monopolista, queda más a merced de la crisis de sobreproducción.
La
razón por la cual asume tanta importancia esta perspectiva histórica, es que
en ciertos períodos existen ciertas tendencias que no pueden ser explicadas
por la teoría pura del capitalismo y esto lleva a la realización del valor
excedente y por lo tanto a una mayor acumulación. Sin embargo, mientras que en
otros períodos estas fuerzas no existen o son muy débiles, obviamente cuando
las condiciones son favorables, el capitalismo puede gozar de largos periodos de
expansión sin que lo obstaculicen más que pequeños ciclos ocasionales.
Mientras
que las condiciones no son favorables, pueden existir largos períodos de
estancamiento, sumados los ciclos normales de los negocios, a esos ciclos que
suben y bajan en los negocios.
Las
preguntas cruciales que debemos plantearnos aquí son: cuales son las
condiciones más favorables? qué es lo que las ocasiona? porqué se debilitan y
desaparecen?
Si
podemos contestar estas preguntas, estaremos en posición de dar una respuesta o
de explicar el porqué de estas tendencias a una rápida expansión y a un
estancamiento relativo, que muchos investigadores e historiadores han
observado durante la historia del capitalismo, pero que no han podido hasta
ahora explicar de una manera satisfactoria.
Permítame
ahora enumerarles algunas de las condiciones que favorecen la realización del
valor excedente y la acumulación del capital. Esto es más bien un ejemplo y
de ninguna manera una lista completa:
Primero,
el abrir nuevos mercados a través de la expansión geográfica y/o a través de
la conquista militar; Segundo, las innovaciones importantes, tales, como el
motor de vapor, el ferrocarril y el automóvil, que ya sea directa o
indirectamente abren enormes nuevos mercados; y Tercero, por ejemplo serían las
guerras importantes. Dentro de eta categoría de guerras importantes podríamos
mencionar en los últimos doscientos años de la historia del capitalismo las
Guerras Napoleónicas, la Guerra Civil de los Estados Unidos y las dos
Guerras Mundiales y, obviamente, debemos incluir aquí los períodos de
reconstrucción que son la resultante de estas guerras.
El
siglo XIX fue un período durante el cual fuerzas de este tipo fueron
favorecedoras a la acumulación del capital y ya casi al cerrar el siglo se vio
un período de capitalismo competitivo que también favoreció al proceso de
acumulación.
De
primordial importancia aquí es durante la segunda mitad del siglo XIX fue
aquel período de una construcción muy acelerada de ferrocarriles. Por lo menos
en los Estados Unidos la tasa de construcción de ferrocarriles disminuyó de
una manera notable, ya casi al finalizar el siglo.
En
la segunda mitad del siglo XIX debo mencionar la construcción de ferrocarriles
requirió de más capital que todas las demás industrias de los Estados Unidos
en conjunto.
Si
tomamos en cuenta este factor nos daremos cuenta de la importancia que tuvieron
los ferrocarriles en esa época de la historia capitalista. Al mismo tiempo que
los ferrocarriles absorbían una gran cantidad de inversiones, el crecimiento
de los monopolios empezó a incrementarse aceleradamente al finalizar el siglo.
Podríamos
decir que la era de los ferrocarriles en los Estados Unidos llegó a su fin
cuando cierra el ciclo de 1907, ya para entonces podemos decir que la primera
ola de monopolización había llegado a su fin.
Entonces
no es de sorprendernos al ver que después de la recesión y del pánico de
1907, el capitalismo norteamericano entró en una época de estancamiento
relativo. Este proceso se interrumpió durante la primera guerra mundial, al
iniciarse la primera guerra mundial la tasa de desempleo en los Estados Unidos
era ya cercana al diez por ciento; baja que probablemente nunca había sido
antes alcanzada en la historia de los Estados Unidos.
Obviamente
la guerra trajo consigo una expansión del capital y de la acumulación. Esto
fue seguido de una época de reconstrucción y después por una época de mucho
crecimiento sobre todo de aquella que trajo consigo la producción masiva de
automóviles.
Hasta
después de la primera guerra mundial, este estancamiento que había venido
sufriendo la economía norteamericana, se tornó en un período de rápido
crecimiento que lleva dicho economía hasta 1920. Durante todo ese período los
monopolios crecían aceleradamente, y cuando las fuerzas históricas se
debilitaron, este ciclo de bajada que se dejó sentir a final de 1929, vuelve a
desatar lo que ya antes había yo mencionado, como un período de estancamiento
muy prolongado.
Antes
también ya había mencionada que este período de estancamiento probablemente
se hubiera prolongado mucho más si no hubiera sido por el estallido de la
segunda Guerra Mundial.
La
segunda Guerra Mundial marca el inicio de un nuevo período muy favorable para
la acumulación de capital. Aquí también voy a tratar de enumerar brevemente
algunos factores y de darles una lista completa.
Fue
la guerra misma y la necesidad que creó posteriormente de reconstrucción y
de reparar los daños causados por la misma guerra. Además se lograron avances
tecnológicos muy importantes generados por la misma guerra y por las
necesidades de la industria militar, por ejemplo el desarrollo de los aviones
de propulsión a chorro, de aparatos electrónicos.
En
tercer lugar podemos mencionar la reorganización del sistema mundial bajo la
hegemonía de los Estados Unidos. Durante el período de estancamiento que duró
hasta 1930 había habido una tendencia a disminuirse en dos bloques, o sea
digamos, hubo una globalización en bloques, de comercio u también bloques de
divisas. El bloque de la 'libra' esterlina, del 'yen' japones, del 'marco',
también del 'dólar'.
Al
terminar la guerra y al establecer la hegemonía norteamericana, se establece un
sistema global monetario, bajo el liderazgo del dólar. el dólar podía convertirse
en oro y era aceptado, según el sistema de 'Breton Wood" como una reserva
de todos los sistemas monetarios del mundo. Y al mismo tiempo hubo la
tendencia de fragmentar los bloques comerciales y se inició una era de relativa
liberalización del comercio.
Y
con estas nuevas condiciones el comercio mundial pudo avanzar tremendamente, y
los capitalistas que en muchos casos estaba temiendo que regresara al
estancamiento una vez terminada la Guerra. Nuevamente se convencieron de que el
capitalismo podía esperar un futuro muy largo y que por tanto ellos podían
invertir con seguridad.
Entonces
tuvieron la tendencia a invertir más de lo que era la demanda, construyendo y
creando industrias con una capacidad que ellos pensaban que iba a ser
necesario en el transcurso del tiempo según se iban dando los acontecimientos.
Otros
factores fueron una tremenda militarización del sistema capitalista mundial. En
parte fue la necesidad planteada por la hegemonía de los Estados Unidos en
mantener todo el sistema bajo su control. Y desde luego también hubieron dos
guerras adicionales grandes, la de Corea y la de Viet Nam.
Creo
que puede demostrarse que la recuperación de los capitalismos de Japón y de
Alemania después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, fue estimulado y
mejor dicho fue posibilitado en primera instancia por la guerra de Corea.
Todos
estos son factores eran muy favorables a la acumulación de capital desde luego,
pero comenzaron a perder fuerza después de unos veinte años, y el sistema
monetario implantado en la Conferencia de "Breton Wood" comenzó a
desintegrarse con el surgimiento de la competencia de Alemania y Japón y con
la derrota del imperialismo norteamericano en el sureste de Asia.
Al
terminar los años 60' ese sistema que había sido establecido al terminar la
segunda Guerra Mundial y que había favorecido tanto la expansión del capitalismo,
ya visiblemente estaba desintegrándose. Durante un tiempo se les pidió a los
gobiernos que estimularan la expansión artificialmente, pero ya para entonces
la estructura de los países capitalistas avanzados ya era tan monopolista,
que en los esfuerzos por estimular la economía mediante los déficit del estado
y mediante toda clase de incentivos al gasto, tendían cada vez más a tener un
efecto inflacionario y no expansionista, por la razón muy sencilla de que un
gran monopolio que ya para entonces era lo que dominaba en todos los países
avanzados, cuando tiene que hacer frente a una demanda creciente por sus
bienes y servicios, tiende a reaccionar aumentando los precios y no aumentando
la producción, porque esa es la manera de aumentar al máximo las utilidades.
Entonces
una estimulación cada vez más masiva, tenía cada vez menos efecto adicional.
Y cuando se llegó a la fase descendente del ciclo, en 1974, Estados Unidos y
los demás países avanzados rápidamente cayeron en un nuevo esquema de
estancamiento y en este período de estancamiento hemos estado desde entonces
y parece que se va a continuar indefinidamente.
Creo
que se mencionó el otro día que ya hay diecisiete millones de desempleados
en los países capitalistas avanzados. En Estados Unidos después de cuatro años
de una fase ascendente en el ciclo, la tasa de desempleo sigue siendo del 6% que
a principios de la posguerra un 6% lo hubieran considerado como el pero
desempleo, comparable a una depresión.
Esta
fase ascendente del ciclo que comenzó en 74, probablemente ya está casi en su
punto máximo y lo más probable es que en un futuro muy cercano comience otra
vez la fase descendente del ciclo aumentando el desempleo con otra crisis de
sobreproducción y sin ninguna perspectiva de que haya un cambio básico en la
situación, por lo menos no que alcancemos ni siquiera a vislumbrar por el
momento.
Entonces
creo que lo he tratado de hacer, es demostrar que la integración de una teoría
de la Acumulación de Capital dados los cambios históricos en los últimos
cien años, nos ofrece una explicación de la creciente sobreproducción y de la
crisis de sobreproducción y también nos permite comprender porque a pesar
de que ahora nos encontramos en este período, fue sin embargo posible atravesar
por un período de aproximadamente tres décadas durante las cuales el
capitalismo se expandió muy rápidamente.
pero
este período de tres décadas ya término y hemos regresado a la situación
normal del capitalismo de monopolio, y esa situación normal es el estancamiento.
Desde luego veremos que los gobiernos hacen muchos esfuerzos por contrarrestar
este efecto que es peligroso para el futuro del capitalismo y mi propia impresión
es que estos esfuerzos no tendrán éxito y que más bien su efecto será
desestabilizador.
Y
creo que es todo lo que quería decir por el momento.
Crisis capitalista y
acumulación internacional del capital[3]
El
componente más importante de la acumulación de capital internacional en la era
posterior a la segunda guerra mundial, es sin duda alguna el surgimiento de
las transnacionales.
Estas
son corporaciones gigantescas cuya sede se encuentra en los países capitalistas
avanzados. La mayoría de ellas tienen como sede en dos países, Gran Bretaña e
Irlanda. Y además tienen una serie de sucursales en otros países. En ocasiones
sus sucursales ascienden a varias decenas.
Históricamente
hablando podemos trazar el surgimiento de las transnacionales en el siglo XIX;
en esta época de singular importancia eran conglomerados petroleros
norteamericanos y británicos, para estas eran meras excepciones, no fue sino
hasta después de la segunda guerra mundial que las transnacionales se
convirtieron en agentes importantes de la acumulación internacional de
capital.
Aquí
debemos distinguir entre lo que podríamos llamar la interpenetración de los
capitales nacionales en los de los países avanzados del centro por una parte y
por otra parte debemos distinguir también la penetración de capitales
nacionales del centro a la periferia.
Existen
algunos casos de penetración en el centro de la periferia en los que se
encuentran por ejemplo grandes corporaciones brasileñas, pero nunca he
escuchado hablar de un caso de penetración de la periferia al centro.
Veamos
el fenómeno de la penetración en el centro. Es la consecuencia del proceso
de concentración y centralización del capital en los países avanzados y de
las formas de competencia monopolista que resultan de este proceso. Dada la
existencia de una serie de mercados diferenciados de un tamaño importante, toda
corporación gigantesca, independientemente de donde se encuentre ubicada su
sede, tratará obviamente de encontrarse representada en todos esos mercados.
En un principio quizá esta representación se deja ver a través de
exportaciones, pero a medida que estas corporaciones se desarrollan y crecen,
cada vez más y más se ve que empiezan a tener fabricación en sus sucursales
o subsidiarias, produciendo en otros países.
Existen
diferentes razones por las cuales se empieza a cambiar de meras exportaciones
a la producción local; por una parte, tenemos el caso de la seguridad que
aumenta muchísimo si la corporación cuenta con una planta propia en el seno
mismo de ese mercado.
En
los países avanzados consideran que cualquier mercado de exportación
importante está a merced de ser tomado por las empresas locales de ese país.
Otra
razón aún más importante que la anterior es poder controlar las condiciones
para la operación de un mercado que tiene características especiales, como las
que tendría cualquier mercado nacional.
No
podríamos aplicar la misma tecnología, estrategias de venta y los mismos
productos a todos los mercados nacionales, casi es imposible resolver esos
problemas si no se concentran meramente las exportaciones. Un buen ejemplo de
esto que estoy mencionando, lo constituye la industria automovilística
norteamericana.
Como
todo mundo sabe, se trata de la industria pionera en la producción masiva en
todo el mundo y sin embargo nunca constituyó una industria de exportación
importante. La razón de ello fue que los automóviles producidos en masa en
los Estados Unidos no cumplían con las necesidades de los otros mercados
locales a donde podían haber sido exportados.
No
hubiera sido lógico establecer diferentes industrias automotrices en los
Estados Unidos, destinadas a satisfacer las necesidades de los otros diferentes
mercados locales y nacionales.
Entonces
desde sus etapas incipientes los gigantes de la industria automovilística
norteamericana como General Motors, Ford, Chrysler, establecieron o compraron
plantas en otros países para producción local y desde entonces han seguido la
misma tónica en su desarrollo.
Por
otra parte cabe mencionar que después de la segunda Guerra Mundial el tamaño
del hasta entonces mercado monopolizado norteamericano, atrajo una gran
cantidad de exportaciones de los Estados Unidos, procedentes de fabricantes
europeos y japoneses, sobre todo Volsk-wagen, Datsun y Toyota.
Ha
sido en los últimos años y bajo la presión del derrumbamiento del dólar que
esos fabricantes extranjeros de automóviles han iniciado la fabricación
propia en los Estados Unidos. Hoy tenemos el caso de que los Volkswagen se
fabrican en los Estados Unidos de la misma manera como se fabrican en México, aún
cuando no podemos decir que se fabrique exactamente el mismo automóvil.
Esto
es un ejemplo más de que cada mercado tiene sus requisitos propios.
Este
ejemplo de la industria automovilística, nos da otra de las razones existentes
por las cuales las corporaciones gigantescas las transnacionales de los países
avanzados, tratan de interpenetrar sus mercados mutuos. La razón de esto es
lograr sobrepasar las barreras comerciales que inhiben la expansión o el
crecimiento de las exportaciones.
Debo
señalar aquí que la caída del dólar en los últimos años actúa como una
barrera para los suministros extranjeros del mercado norteamericano, ya que
sus productos se vuelven relativamente más caros desde el punto de vista de sus
propias monedas.
Y
claro está, los diferenciales salariales juegan un papel importante en este
sentido.
En
los años de la postguerra los sueldos en Europa y Japón eran esencialmente más
bajos que aquellos que se pagaban en los Estados Unidos. Esto fue uno de los
motivos que impulsó a las corporaciones norteamericanas a migrar al
extranjero. En los últimos años las políticas salariales son más similares
en estos otros países y ahora si tomamos en cuenta la caída del dólar, en
ocasiones resulta inclusive favorable establecer empresas productoras europeas
y japoneses en los Estados Unidos.
Entonces
como vemos, durante las primeras dos décadas después de la segunda guerra
mundial, existió una tendencia predominante a establecer empresas de los
Estados Unidos en otros países avanzados y en los últimos años sin embargo
se ha visto que la tendencia, que la corriente ha cambiado y hoy se establecen más
empresas en los Estados Unidos, quizá eso sea la dirección dominante para el
futuro y actualmente.
De
cualquier manera podemos decir que la interpenetración de transnacionales
gigantescas en los mercados de los países avanzados, puede ser considerada
como el haber alcanzado ahora una etapa de madurez muy avanzada.
Ahora
pasaremos a hablar del fenómeno que quizá constituya una fuente de gran interés
para ustedes los mexicanos y para otros países del Tercer Mundo.
Nos
referimos aquí a la penetración de las transnacionales en los países de la
periferia.
Históricamente
hablando esa penetración se inició hace muchos años, cuando las corporaciones
metropolitanas establecieron subsidiarias productoras de materias en los países
periféricos. Empresas que se dedicaban a la producción de petróleo, de
minerales, incluso vegetales como café, cacao, plátano, etc.
Una
de las transnacionales más conocidas en los países de centroamérica fue la
United Fruit Company, no fue una de las más conocidas sino una de las más
notables y tristemente célebre.
Esa
fue la base de lo que se conoció como la economía de enclave en los países
de la periferia. Los enclaves son hoy una forma de actividades económicas que
se consideran como meras extensiones de la economía metropolitana, y que no
tienen una relación significativa o un anclaje o un eslabón significativo con
las economías de los países huéspedes.
Se
solía considerar, y de esto no hace mucho tiempo, que es el único tipo de
producción que los países metropolitanos estarían interesado en establecer
en los países de la periferia.
Lo
que cambio esta situación —y nuevamente continúo hablándoles desde el
punto de vista histórico— fue el surgimiento sustancial de industrias
manufactureras locales o nacionales en los países de la periferia, durante la
década de los 30' y el período posterior a la segunda guerra mundial.
Esto
resultó del debilitamiento de las relaciones centro-periferia que fue característicos
de ese período. Aquello de ustedes que están familiarizados con las teorías
de A. Gunder Frank van a reconocer aquí un fenómeno que se remonta a períodos
anteriores de la historia.
Los
desarrollos en la periferia no surgieron como resultado de relación estrechas
con los países del centro, sino debido al debilitamiento de esa relaciones. Y
esto fue precisamente lo que sucedió durante la década de los 30' y durante la
segunda guerra mundial.
Fue
entonces que las exportaciones de Europa a los Estados Unidos bajaron su volumen
o se eliminaron completamente y por lo tanto, la fabricación local empieza a
surgir en esos momentos.
Y
este acontecimiento dio lugar a una teoría y a una manera de operar en la
periferia, que se conoció como sustitución de importaciones.
Esto
sucedió más o menos al mismo tiempo que estaban creciendo muy rápidamente las
empresas transnacionales, después de la segunda guerra.
En
su inquietud por buscar nuevas oportunidades de realizar más ganancias, estas
empresas transnacionales que ahora gozaban de mucho capital, de gran
flexibilidad en su administración, de muy buenas comunicaciones vinieron a
establecerse cada vez más en los países periféricos.
Uno
de sus principales objetivos desde luego era dar la vuelta a las barreras
arancelarias y otro tipo de barreras que estaban impidiendo su penetración y
para promover la sustitución de importaciones. En esta forma se inició una
nueva fase del imperialismo, en donde hubo un crecimiento sustancial y rápido
de producción en los países periféricos, y esto es una cosa que según muchos
analistas y analistas marxistas, habían dicho que nunca se podía dar bajo el
capitalismo, incluso algunos marxista como el finado marxista inglés Bill
Warren interpretaron que este crecimiento de la producción o de manufacturas
en la periferia significaba que el imperialismo mismo con estas relaciones
subyacentes de dominación y dependencia estaba llegando a su fin y que los países
periféricos estaban en el camino para desarrollarse en la misma forma que se
había desarrollado el centro en períodos anteriores.
Sin
embargo esto es un gran error, porque no toma en cuenta una diferencia que es
esencial una diferencia en que este tipo de industrialización que es bajo el
patrocinio, por decirlo así, de las transnacionales en la periferia, y la
industrialización que se había producido en los años de formación del
capitalismo en los países del centro, en este primer período de formación
del capitalismo en el centro, se dio una revolución agrícola que precedió a
la industrialización , que creó un mercado interno y que permitía una corriente
cada vez más de comercio entre el agro y la ciudad.
También
creció el mercado de los bienes suntuarios, los artículos de lujo que consumían
los capitalistas y los terratenientes, pero aunque creció, no excluía al
mercado para bienes de consumo popular y este segundo mercado iba creciendo
conforme aumentaba la fuerza obrera y proceder a la industrialización y al
aumentar también la fuerza trabajadora. Además se debe recordar que la
acumulación de capital en el siglo XIX se llevó a cabo en situación de competencia
con el resultado de que la acumulación de capital tendía a intensificar muy
rápidamente la demanda de trabajadores y esto a su vez ejercía una presión más
o ,menos constante para que aumentaran los salarios.
Se
pudiera pensar desde un punto de vista capitalista que era un desastre verse
obligado a pagar salarios más altos, pero de hecho al ayudar a estos salarios
más altos a formar un mercado masivo para los bienes de consumo, fue lo que
salvó la vida del capitalismo. El resultado de todo esto fue que una característica
crítica para el desarrollo del capitalismo en el centro, fue el crecimiento de
este mercado masivo para los artículos de consumo, y esto estimuló y sostuvo
una demanda para mayor cantidad de medios de producción.
Además
de desproporciones recurrentes de tipo tanto cíclico como constante, aparte de
que esto significaba que el departamento uno marxista, bienes de producción y
el departamento dos fabricación de artículos de consumo, crecían a la par
apoyándose mutuamente; un poco más tarde, al organizarse la clase
trabajadora y al luchar con éxito por mejorar sus condiciones de trabajo y
elevar su nivel de vida, esto aumentó desde luego el mercado masivo para los
bienes de consumo ayudando a sostener este proceso de desarrollo y la
diferencia entre eso y lo que ha estado sucediendo en los países periféricos
en los últimos años, es como la diferencia entre el día y la noche.
No
ha habido una verdadera revolución agrícola en la periferia y sólo un aumento
muy débil en la demanda para bienes de consumo popular. El mercado que ha
atraído a estas empresas transnacionales para establecer sus plantas
manufactureras en la periferia, ha sido la demanda de bienes suntuarios, de
bienes de lujo, de los pequeños grupos que corresponden a capas de ingresos más
altos y los medios de producción necesarios en su mayor parte han sido
importados del centro, y generalmente son medios de producción de tecnología
muy avanzada que requieren un poca cantidad de mano de obra. Por lo tanto no ha
habido un crecimiento vigoroso en la demanda para los bienes de consumo popular
entre los agricultores y los trabajadores, y por tanto poco estímulo para el
establecimiento de un departamento viable.
Por
lo tanto, este es un esquema de desarrollo que no toma en cuenta el consumo
popular ni la agricultura. Y esto es el cimiento indispensable para el tipo de
desarrollo que tuvo un lugar en el centro y la industrialización resultante
esta basada en los intereses de un pequeño porcentaje de la población. Un
porcentaje que puede llegar a ser hasta del veinte por ciento pero que en la
mayoría de los casos es mucho menos.
Y
la producción para ese pequeño porcentaje de la población no aporta ningún
beneficio para las grandes masas del país que están compuestas por campesinos,
trabajadores y personas sin empleo.
Y
no hay nada ni en la naturaleza ni en las operaciones de las grandes
transnacionales que tienda a romper con este esquema. Si es cierto que un número
cada vez mayor de países periféricos, las transnacionales están interesadas
en comprar sus plantas para producir y exportar productos nacionales, pero la
principal razón por lo cual esto resulta atractivo para las transnacionales es
la abundancia de mano de obra a salarios bajos, ya que la producción para el
mercado internacional, así como la producción para ese sector limitado interno
de artículos de lujo, también se basa en tecnologías avanzadas.
Hace
poco para estimular seguramente la condición indispensable —sine quianon—
para un desarrollo completo, redondeado, es que esta condición debe ser una
expansión vigorosa de un mercado masivo de bienes de consumo popular.
Hasta
ahora he estado hablando en términos más o menos teóricos o abstractos pero
si quisiera terminar examinando un ejemplo más concreto del desarrollo bajo
el patrocinio de las transnacionales durante los últimos quince años.
Se
ha mencionado el caso de Brasil por su tamaño y su importancia, por ser país
latinoamericano y sobre todo porque ha sido presentado y se le ha hecho mucha
propaganda digamos, por los ideólogos de las transnacionales, como uno de los
grandes éxitos de desarrollo en la periferia.
En la historia comienza con el golpe de estado, ayudado por Estados Unidos, en 1964, como resultado se instaló el régimen militar que ha estado en el poder desde entonces, y desde entonces en cuanto a la simple rapidez del crecimiento del producto bruto nacional, Brasil ha sido uno de los países de crecimiento más rápido en todo el mundo, con tasas de crecimiento que en algunos años ha sobrepasado el 10% y con una producción industrial que aumenta mucho más rápidamente.
En
el caso de Brasil la producción ha sido para satisfacer ese mercado reducido
de las clases de ingresos más altos, y también el mercado internacional y en
Brasil como en México también se ha estimulado un rápido crecimiento de las
agroempresas, el agronegocio, que producen cultivos como la soya para exportación.
Este crecimiento de las agroempresas también se vale de tecnología muy
avanzada, por lo tanto la mano de obra es relativamente reducida y por tanto
expulsa a los campesinos de la tierra y los obliga a emigrar a las grandes
ciudades, como sucede en México.
Pero
todo este desarrollo no ha producido una mejora en el nivel de vida de las
grandes masas de campesinos, de obreros o de desempleados. Al contrario, el
crecimiento industrial, aunque parece muy impresionante sobre todo en las
ciudades como Sao Paulo que es la más grande de Brasil ha allegado poco al
nivel de empleo y los salarios en lugar de aumentar, de hecho se han reducido
drásticamente durante estos años de régimen militarista.
Las
estimaciones varían, pero en general se considera que los niveles de suelo de
Brasil han bajado en una tercera parte del nivel preponderante de 1964. Tomando
en cuenta esto como el escenario preponderante, no es de sorprenderse que Brasil
sea considerado como una tierra de terribles contrastes y contradicciones.
Riquezas enormes y lujos sorprendentes en uno de los extremos, y por otra
parte una pobreza y un sufrimiento increíbles.
El
presidente de Brasil, en una visita que hizo a Washington hace un par de años,
resumió la situación de su país de la siguiente manera –y voy a citar palabra
por palabra lo que él le dijo a los reporteros en una entrevista de prensa en
Washington– "En mi país la economía va viento arriba pero la gente
no".
Que
comentario tan influenciador de la ideología burguesa, que se pueda separar el
bienestar de la economía del bienestar de un pueblo, pero es lógico porque en
una economía capitalista el bienestar significa el crecimiento de las
utilidades y una rápida acumulación del capital.
Mientras
que lo que toca a bienestar del pueblo es una cuestión aparte, con un
significado completamente distinto. No debe de sorprendernos que el
mantenimiento de un sistema monstruoso como éste requiere de una dictadura
militar todopoderosa, que suprima completamente toda oposición, pero obviamente
Brasil no constituye ninguna excepción en este sentido. En toda la periferia,
en todos los países de la periferia, el desarrollo polarizado de este tipo,
bajo la supremacía de las transnacionales y de sus hadas madrinas, los bancos
multinacionales, ha tenido consecuencias similares en las esferas gubernamentales
y políticos.
Una
cantidad cada vez mayor de los países del tercer mundo han caído bajo el
control de regímenes militares brutales, cuyo propósito es el de proteger a
las pequeñas clases privilegiadas y a las transnacionales que han penetrado a
sus países, protegerlas de los movimientos populares., y del enojo de su
pueblo.
¿A
dónde nos lleva todo esto? Hasta hace poco parecía ser que la respuesta iba a
ser una expulsión gradual del genocidio, del barbarismo, a través de los países
de la periferia, del sistema capitalista mundial, pero en este último año,
hemos visto que existe otra posibilidad. Irán que también podía haber sido
considerado como un ejemplo muy claro del desarrollo en la periferia y que
además tenía quizá el gobierno más vicioso y más oprimidor de todos estos
países, Irán explotó en una gran revolución popular y me pregunto: Si esto
sucedió en Irán, ¿porqué no puede suceder en otros lugares?.
Recordarán
ustedes que bajo la experiencia inglesa del siglo XIX Marx le dijo a Alemania
y a los otros países capitalistas menos desarrollados de su época, lo
siguiente: "Es acerca de ustedes de quien se habla".
En
base a la experiencia del Irán ¿No podría y no debiera decirse lo mismo a los
otros países de la periferia hoy en día?.