Perla Rostro Hernández*
Oliva Solís Hernández
Universidad de La Salle Bajío
perlarostrohernandez@yahoo.com.mx
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RESUMEN
El estudio del desarrollo regional es un fenómeno complejo pues en él inciden la diversidad cultural, la especificidad de las organizaciones y las dinámicas de los procesos de transformación y/o equilibrio frente al entorno, por lo que es importante estudiar los modelos de desarrollo tradicionales, los modelos transferidos y adaptados, las condiciones de esta mezcla y sus consecuencias en las organizaciones. Bajo esta premisa se pretende relacionar el desarrollo como resultado de la dinámica existente entre la cultura y el aprendizaje de las organizaciones que componen la región sureste de Guanajuato, a través de un acercamiento cualitativo a la realidad de una organización agrícola de la zona.
Palabras clave: Desarrollo regional, capital cultural, aprendizaje organizacional, modelos tradicionales.
ABSTRACT
The study of regional development finds its complexity in cultural diversity, specificity and dynamics to know their transformation processes and balance, so it is vital to study the traditional models, the models transferred and adapted the conditions of this mixture and its consequences being based on the formation of a cultural capital as momentum in organizational learning. Under these assumptions we intend to link the development as a result of the dynamic between culture and learning organizations that make up the region, doing some theoretical approaches and a qualitative approach with the reality of rural organizations.
Keywordos: Cultural capital, regional development, organizational learning, traditional models
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Perla Rostro Hernández y Oliva Solís Hernández (2016): “Cultura y aprendizaje organizacional como base para el desarrollo regional”, Revista Observatorio de la Economía Latinoamericana, México, (junio 2016). En línea: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2016/cultura.html
INTRODUCCIÓN
La crisis del campo que originó movilidad hacia las grandes ciudades, 1 la industrialización2 y un nuevo modelo de desarrollo orientado al mercado internacional, han sido causas por las que se ha dejado de lado el estudio de las organizaciones rurales (Serna, 2009), sin embargo, investigar estos actores sociales es importante por el papel que juegan en el desarrollo de las regiones.
Por largo tiempo, en América Latina, las organizaciones rurales estuvieron actuando bajo la óptica de las teorías de desarrollo exógeno, es decir, implementando las políticas que instituciones internacionales determinaban. En este sentido, el desarrollo se pensaba como “de arriba hacia abajo”; sin embargo, a partir del nuevo milenio, la propuesta teórica ha cambiado al pasar al desarrollo endógeno. Bajo esta óptica, se observa a las organizaciones rurales como grupos de personas que actúan junto con las autoridades locales, promoviendo los objetivos sociales y económicos de sus miembros, asociados a la idea de desarrollo “de abajo hacia arriba”, en la búsqueda de obtención de créditos, insumos, capacitación y otros servicios (FAO, 2013). Esta nueva visión, ha requerido de un cambio cultural e impulsado modelos de desarrollo adaptados a las necesidades de las organizaciones rurales, modificándose patrones culturales y fortaleciendo esquemas de aprendizaje organizacional.
Para el estudio del cambio, varios autores abordan la tradición y analizan el posmodernismo (García, 2010; Magallón, 2004; Hobsbawm & Ranger, 2002), en este análisis, el papel que juega la tradición es clave para resguardar lo que ha funcionado a lo largo del tiempo y modificar aquello que ya no es apreciado socialmente.
Partiendo de esta idea, se plantean algunas interrogantes: ¿qué efectos han vivido las organizaciones rurales a partir del paso de una forma de producción tradicional a una moderna?, ¿cómo este tránsito ha repercutido en su cultura organizacional y sus procesos de aprendizaje? El trabajo describe los cambios ocurridos en una empresa rural en términos de la propuesta de Hermansen (1974). Se parte del análisis de conceptos como región, territorio, desarrollo regional y rural.
DESARROLLO
Región y territorio
El estudio de una región puede abordarse desde la perspectiva geográfica, histórica, económica, etc.; cada mirada disciplinar destaca diversas características:
La región puede entenderse como una construcción que se hace en relación a la identificación de un patrón o parámetro de conducta de una variable de interés que se torna homogénea (Sanabria, 2007). La región es una conceptualización de tipo paramétrico. La regionalización, a su vez, es una forma particular de ordenar el territorio, en consecuencia con un modelo de desarrollo que induzca prácticas de interacción social (Sanabria, 2007).
La región es pues el resultado de una construcción a partir de una serie de relaciones que se establecen entre el entorno geográfico y las relaciones humanas, pudiendo dar como resultado una región económica, religiosa o política.
El concepto de región no es unívoco debido a la arista bajo la cual puede ser abordado. Román (2002, 147) le considera como un recurso heurístico, citando a Van Young: “las regiones son hipótesis por comprobar más que hechos asumidos”. Por su parte, Espejo (2003), realiza una conceptualización en torno a la región y la regionalización de un espacio tomando como criterios una serie de dimensiones: natural, geográfica, funcional, sistémica y económica que quedan esquematizadas en la tabla 1:
Cuando se habla de región, se deben considerar tres elementos fundamentales: el territorio, la población que habita ese territorio y las interacciones humanas que en él se efectúan.
Llanos (2010), manifiesta que el concepto de territorio es un referente empírico que explica el desenvolvimiento espacial de las relaciones sociales:
“El territorio se convierte en la representación del espacio, el cual se ve sometido a una transformación continua que resulta de la acción social de los seres humanos, de la cultura y de los frutos de la revolución que en el mundo del conocimiento se vive en todos los rincones del planeta”. (pág. 207).
El concepto territorio, según Llanos (2010), se encuentra muy lejano a la homogeneidad, por el contrario, invita a la particularidad, explicando las transformaciones ocurridas en el contexto determinado.
El territorio es considerado como un constructo social, un espacio tatuado por historia y cultura, que se construye a través de prácticas y percepciones que tienen los grupos que lo constituyen, de ahí que cobra vida el análisis regional, en especial para el presente trabajo. Dada la diversidad de la geografía tanto física como humana, los estudiosos de diversas disciplinas pueden construir múltiples regiones, usando diversos criterios. Las instituciones, para llevar a cabo sus fines, también suelen construir y delimitar sus espacios de acción, dividiéndolas en tres grandes grupos: macro regiones, meso regiones y micro regiones.
La región sur del estado de Guanajuato3 , caracterizada por el Instituto de Planeación, Estadística y Geografía (IPLANEG), se encuentra conformada por los municipios de Abasolo, Acámbaro, Coroneo, Cuerámaro, Huanímaro, Jerécuaro, Manuel Doblado, Moroleón, Pénjamo, Pueblo Nuevo, Salvatierra, Santiago Maravatío, Tarandacuao, Uriangato, Valle de Santiago y Yuriria.
Dentro del documento estatal denominado visión 2018 (IPLANEG, 2018), se encuentra como primer objetivo “Impulsar la vocación agroindustrial de la región”, para lo cual se ha diseñado una intensiva táctica de capacitación, asistencia y transferencia de tecnología que impulsen la productividad y provean de un valor agregado al sector agropecuario. La región anteriormente señalada, ha sido incluida dentro de esta visión, de forma que es importante dar cuenta de los cambios ocurridos a la luz de este impulso.
El desarrollo de una región, definido por el Banco Mundial (2001) consiste en la mejora de la calidad de vida4 , dotando de mayores derechos económicos, políticos y civiles a todos los seres humanos, sin distinción de sexo, grupo étnico, religión, raza, región o país.
Reyes (2001), estudia las teorías de desarrollo desde cuatro vertientes: teoría de la modernización, teoría de la dependencia, teoría de sistemas mundiales y teoría de la globalización. Dentro de la teoría de la modernización, el autor explica que existe un grupo de supuestos clásicos del funcional-estructuralismo:
“Los supuestos de la teoría del funcional-estructuralismo son principalmente: a) la modernización es un proceso sistemático; el atributo de modernidad forma un todo consistente, aparece inicialmente en grupos ("clúster") que en un primer momento pueden presentarse como aislados; b) la modernización es un proceso transformativo, para que una sociedad alcance la modernidad, sus estructuras y valores tradicionales deben de ser remplazados por un grupo de valores modernos; y c) dada su naturaleza sistemática y transformativa, la modernización es un proceso inminente que introduce el cambio dentro del sistema social”. (p. 3)
En estas teorías se discute el papel que tiene la tradición en el desarrollo, ya sea como obstáculo o como elemento de desarrollo y si existen valores heterogéneos entre el grupo de países o comunidades.
La tradición, según señala Hobsbawm (Hobsbawm & Ranger, 2002), puede entenderse como el conjunto de prácticas sociales que le dan continuidad a un sistema social, con base en reglas y normas sociales. García (2010) señala que la tradición puede ser entendida como una forma de organización en donde las reglas, los modos y los fines están orientados conforme a un deber ser, casi siempre vinculado a un orden divino, de donde deviene un orden social. En este sentido, la tradición establece formas de actuación que son más o menos permanentes y que se valoran y resguardan porque así han funcionado a lo largo del tiempo. La tradición, en algún sentido, se opone al cambio.
Para Hermansen (1974) el desarrollo:
“presupone la idea de que los cambios son inducidos, enmarcados y generados por políticas deliberadas y agentes de desarrollo. Las sociedades no se desarrollan en forma aislada. Los cambios que origina el desarrollo se difunden en las sociedades, en los territorios y en los grupos sociales a través de una serie de cauces y contactos”. (p. 58).
Este enfoque precisa la apertura de la sociedad y la necesidad de la intervención de agentes y políticas que direccionen esos cauces y contactos para generar un cambio inducido.
Este cambio inducido se materializa a través de lo que Hermansen (1974) denomina ondas innovadoras5 en los procesos culturales, sociales, administrativos, políticos e institucionales. Hermansen (1974) distingue varios procesos de desarrollo:
1. El cultural, consiste en la distribución del conocimiento mediante mejoras en la educación, cambios de actitudes, creencias, valores, normas que regulan el crecimiento individual y social, generando elevadas aspiraciones de conciencia.
2. El proceso de desarrollo social en el que se estudian los cambios en los grupos sociales y sus interacciones.
3. Los procesos políticos, administrativos e institucionales se relacionan con los cambios en las posiciones de poder, dando origen a nuevos grupos sociales y nuevas relaciones de poder.
Serna (2009) cita a Aguilar (1991) para aseverar que las anteriores posturas no consideran que el libre funcionamiento del mercado por sí mismo, elimine las diferencias geográficas, por lo que el crecimiento no aparece al mismo tiempo en todos lados y solo se difunde en determinadas áreas de influencia.
Dado que el desarrollo no se da de forma “natural” ni a los ritmos que el Estado desearía, la figura de las políticas públicas cobra una función estratégica para promover cambios substanciales en las regiones que no han sido favorecidas por estos comportamientos. El desarrollo rural se ha orientado a través de políticas de enfoque territorial, esto quiere decir que existe una característica de multidimensionalidad en donde lo geográfico, económico, ambiental y político interactúan sobre el territorio (Echeverri,2010).
En la tabla 2 se resume el transitar de una política de desarrollo rural sustentada en grupos, a la evolución de una política que se orienta a un territorio multinivel, que promueve la formación de redes a clústers como base para el desarrollo económico, en donde el papel de los actores sea activo en base a consensos y una planeación estratégica territorial. 6
Por largo tiempo en América Latina, las organizaciones rurales estuvieron actuando bajo la óptica de las teorías de desarrollo exógeno. Sin embargo, a partir del nuevo milenio, la propuesta teórica ha cambiado al pasar al desarrollo endógeno (FAO, 2013). Desde este punto de vista, se habla de la construcción de una visión territorial de desarrollo en base a los vínculos e intereses de los grupos de la comunidad. Vázquez (2007) cita a Massey (1984) para resaltar que cada comunidad se ha ido formando históricamente, produciendo una cultura que se constituye como una diferencia para con las otras comunidades.
El grupo de teorías de desarrollo endógeno planteadas por Vázquez (2007) se agrupa de acuerdo a dos enfoques: las populistas, enfocadas en el desarrollo participativo y la visión del desarrollo humano, enfocadas a potenciar el desarrollo de las capacidades de los individuos que conforman una región. Los ejes conductores de las teorías de desarrollo endógeno son la innovación, el conocimiento y la cultura.
Los desarrollos anteriores llevan inevitablemente al concepto de capital social de Bourdieu (1997), definiéndose como el agregado de los recursos que, reales o potenciales, se vinculan con la posesión de una red duradera, la cual constituye un campo. Hakim (2012) realiza una diferenciación entre el concepto de capital social de Coleman (2001), quien lo define como aquello que permite a los miembros de una sociedad confiar en los demás y cooperar en la formación de nuevos grupos y asociaciones. La diferencia entre ambos autores estriba en que el primero ve el capital social como una propiedad individual, mientras que el segundo lo visualiza como una propiedad de grupos (Hakim, 2012).
Es pues el territorio como referente empírico el marco donde se concreta el análisis de las relaciones sociales, sus interacciones y significados. La regionalización como forma de ordenar el territorio pondera la búsqueda de particularidades. Dentro de las teorías de desarrollo, se analiza el cambio de estructuras y valores tradicionales que deben ser remplazados y se cuestiona cuál es el papel de la tradición, ya sea como elemento que potencia o que obstaculiza el desarrollo. Para efectos de este planteamiento, se pondera la fundamentación que Hermansen (1974) hace en relación a los procesos culturales, sociales y administrativos, subrayando las ondas de innovación en los valores, creencias y normas, para dar cuenta de los procesos de desarrollo.
Acercamiento con organizaciones rurales de la región sur del estado de Guanajuato
Se entiende como organización rural aquel agente que opera en un determinado territorio, pudiendo identificarse con:
El acercamiento en la región se tuvo con un agente territorial u organización, que como empresa rural, orienta sus objetivos a la generación de riqueza.
De acuerdo con Arévalo (2004), las empresas rurales que potencian el desarrollo de un territorio se pueden clasificar de acuerdo a sus actividades, tal y como queda de manifiesto en la tabla no. 3.
Las empresas basadas en recursos naturales representan un papel preponderante en el desarrollo regional. Dado que las organizaciones rurales funcionan dentro de un territorio geográfico que posee una serie de recursos tanto físicos como de capitales, resulta interesante ver cómo se han transformado y caracterizado de acuerdo a la variable cambio. Esto lo podemos ver en la tabla no. 4, realizada a partir de la propuesta de Caro (1997), misma que ha servido de base para describir la organización rural de la región de estudio.
Desde la perspectiva cualitativa, se tuvo el acercamiento con una empresa rural de la región sur del Estado de Guanajuato.
Dado que el objeto de estudio es el proceso de aprendizaje organizacional en un contexto de cambio y de que quien aprende no es “la organización” como un ente abstracto, sino los individuos que integran la organización, jugando un papel muy importante la cultura, se realizó un estudio de caso (Neiman y Quranta, 2006).
De acuerdo a la clasificación propuesta por Giménez (2012), este caso se considera tanto crítico como paradigmático. Crítico, porque puede representar el escenario más favorable de las organizaciones de su tipo; paradigmático; porque puede exhibir de modo ejemplar un conjunto de características que serían deseables en las organizaciones de su campo. Siguiendo a Kazez (2009), el caso propuesto es interpretativo, pues no tiene como finalidad formular una teoría y, finalmente, podría ser un caso desviado, en tanto que se desvía del proceso común que siguen las organizaciones rurales de la región.
La organización rural estudiada se encuentra ubicada en el municipio de Valle de Santiago, en la región sur del Estado de Guanajuato, México. Al iniciar el trabajo de campo se encontraron algunas problemáticas relacionadas con organizaciones tradicionales como:
Esta región es una de las que más aporta a la actividad agrícola de la región y se destaca por su diversidad de cultivos de frutas y hortalizas, como pepino, brócoli, lechuga, ajo, cebolla; cultivos industriales, como la cebada; leguminosas, como el frijol, garbanzo y lenteja; otros cultivos, como el camote y la papa; y cereales, como el maíz, sorgo, trigo, alfalfa, pastos y praderas.
Básicamente, en los procesos se distinguen dos ciclos: el ciclo otoño-invierno, con siembras entre los meses de octubre y febrero; y el ciclo primavera-verano, en donde las siembras se realizan en los meses de marzo y septiembre. Los cultivos se establecen con base en dos regímenes de humedad: agua superficial, que corresponde a la almacenada en presas; y agua del subsuelo, obtenida por bombeo; y la agricultura de temporal, que se sustenta por la humedad de las lluvias.
La organización rural estudiada es una persona moral, constituida como sociedad anónima de promoción de la inversión con actividad agroindustrial. El trabajo de campo se llevó a cabo en el año 2014, a través de dos instrumentos: la entrevista y cuestionario.
Los hallazgos están relacionados con un enfoque moderno de la actividad agrícola:
1.- Rol de consumidores, visión de la agricultura, inserción en la cadena, innovación, comercialización, planteamiento estratégico: Se modificó el modelo de producción y comercialización de una visión nacional a una internacional, lo que ha impulsado la formación de redes de productores que puedan hacer frente a la demanda internacional. Además de impulsar el volumen de oferta, los productores que se han ido adhiriendo, deben modificar creencias y prácticas enfocadas a la inocuidad, comercio justo, así como certificaciones orgánicas, ya que es una exigencia del mercado. Los valores de la actividad agropecuaria se han ido modificando con el objetivo de formar una cultura de calidad.
El valor que más se destaca es la solidaridad, traducido como la asunción de riesgos compartidos entre los productores que integran la organización: riesgo tecnológico, riesgo financiero, riesgo de mercado.
2.- Espacio rural y recursos humanos: Las empresa rural de la región de estudio contempla un modelo inclusivo, con el enfoque de desarrollo comunitario. El capital cultural, constituido por todos los conocimientos y prácticas compartidas, ha ido evolucionando conforme a las necesidades de la organización. Se observó un proceso de aprendizaje que ha ido evolucionando de la intuición y elaboración de procesos de manera artesanal y empírica, hasta llegar a un proceso grupal, vinculado con los grupos de trabajo. En esta fase se observa la necesidad de realizar ajustes por las diferencias entre los grupos de trabajo detectados para poder institucionalizar un proceso de aprendizaje en la organización. En lo que se refiere al proceso de aprendizaje, las prácticas se han transformado, incluso automatizado, en lo referente al empacado y comercialización. Las creencias y supuestos compartidos sobre la misión de la organización han evolucionado y el recurso humano se orienta hacia objetivos claros y que benefician al conjunto.
3.- Economía campesina: En el análisis de las organizaciones rurales con actividades primarias, se visualiza la transición de un enfoque que pondera una visión de agente activo en interacción con otros agentes o grupos de productores. En el caso particular de la empresa rural estudiada se formó por una asociación de ocho productores de hortalizas, constituyéndose primamente como una empresa integradora que evolucionó de un proceso primario a un proceso de comercialización, se identifica en la región una fuerte actividad de extensionismo, en el que se han formado redes de productores, así como una fuerte presencia de organismos estatales para promover el desarrollo.
4.- Ventajas competitivas: Como ventaja se ha visualizado el capitalizar la experiencia en la producción, la integración de productores con una visión compartida que permite hacer frente a los riesgos.
5.- Perfil de activos de la empresa: En la organización analizada se ha modificado el perfil de capital, mismo que se visualiza desde el cambio de la estructura legal, después de formar una integradora, se formó una sociedad anónima de producción rural. La visión de los activos se visualiza desde la perspectiva de protección y asunción de riesgos. La información del mercado y el cumplimiento de los requerimientos han significado una ventaja competitiva a la organización.
DISCUSIÓN
El estudio de las organizaciones rurales es complejo. En un contexto de cambio, el papel que juega la cultura como variable para promover el aprendizaje organizacional es esencial para entender la evolución y el desarrollo regional.
En el estudio de caso se muestra la necesidad de hacer ajustes constantes en la cultura organizacional para impulsar procesos de aprendizaje. El aprendizaje y el ajuste se reflejan a nivel individual, grupal, organizacional e interorganizacional. El nivel interorganizacional se ha visto al realizar extensionismo y transferir a los nuevos socios que forman parte de la organización el modelo de negocio y las prácticas organizacionales.
Se visualiza que la política de desarrollo rural en la región, promueve la formación de redes a clústers como base para el desarrollo económico, en donde el papel de los actores sea activo en base a consensos y una planeación estratégica territorial.
La base para el desarrollo se orienta hacia la innovación, el conocimiento y la cultura (Vázquez, 2007), construyéndose un capital social (Bourdieu, 1997), vinculado con la posesión de una red duradera de desarrollo.
CONCLUSIÓN
El territorio como constructo social, puede ser estudiado para conocer qué prácticas y percepciones tienen los grupos que lo constituyen, como base para relacionar su desarrollo con aspectos culturales que definen el aprendizaje de las organizaciones rurales de una región del estado de Guanajuato. El estudio de la realidad de la región presenta retos que contemplen un grado de profundidad de la intuición, integración, interpretación hasta la institucionalización, a través de la réplica de modelos que aseguren el desarrollo regional.
La transición de un enfoque tradicional a un enfoque moderno se alinea con diversos cambios de cultura organizacional, una distribución del conocimiento, inclusión en los grupos para modificar creencias y valorar aspectos relacionados con la calidad, mismos que han modificado la dinámica organizacional.
Los procesos de desarrollo han implicado cambios sociales que se ven fortalecidos por la interacción de los diferentes grupos de productores, así como con agentes institucionales, que han promovido el extensionismo, formándose redes y nuevas relaciones.
El desarrollo de la organización rural estudiada se vincula con cambios de un enfoque tradicional en los modelos de procesos productivos, así como de estrategias comerciales y organizativas, hacia un enfoque moderno.
REFERENCIAS
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* Profesora de Economía Financiera de la Maestría en Finanzas de la Facultad de Negocios. Universidad de La Salle Bajío. Universidad Tecnológica de Salamanca.
1 En 1950, menos del 43 % de la población en México vivía en localidades urbanas; en 1990 era de 71 % y en 2010 del 78 %. El porcentaje de personas que viven en comunidades rurales ha disminuido. En 1950 representaba más del 57 % del total de la población del país, en 1990 era del 29 % y en 2010, el 22%, de acuerdo con cifras del INEGI. El documento puede ser consultado en el sitio http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/rur_urb.aspx?tema=P.
2 En el periodo 2007-2012, de acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, se observa un crecimiento moderado con tasas inferiores al 5 % (2012). El estudio puede ser consultado en el sitio http://www.cefp.gob.mx/publicaciones/nota/2012/noviembre/notacefp0742012.pdf.
3 La región abarca una extensión territorial de aproximadamente 7 mil 888 km2 y representa el 17.1% del total de la población de estado de Guanajuato, con 937 mil 434 habitantes. En el año 2012, la producción agrícola de la región, base fundamental de la economía, contribuyó con el 65% de la producción total estatal.
4 Calidad de vida es un estado de satisfacción general derivado del desarrollo de las potencialidades de una persona.
5 Hermansen les define como mecanismos de desarrollo: aplicación de los conocimientos técnicos de la producción, sustitución de antiguas formas, tradiciones y maneras de hacer las cosas en los espacios funcionales, la introducción de nuevas espacialidades, nuevos tipos de organizaciones sociales, etc.
6 Esta propuesta de crear clústers como detonantes del desarrollo se evidencia en la propuesta del gobierno municipal de Valle de Santiago en coordinación con el gobierno del Estado de Guanajuato, para generar un parque industrial. Consultar sitio http://sendai.com.mx/
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