Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía de México

 

CRISIS FINANCIERA MUNDIAL: IMPACTO EN LA ECONOMÍA MEXICANA

 

Hector Ruiz Ramirez (CV)
herura2002@yahoo.com.mx


 

Resumen:

A finales del año 2008, la economía mexicana empieza a sentir los efectos de la crisis en la economía norteamericana, que se expandió a la mayoría de países y que ante la falta de regulación, se extiende rápidamente. Esta falta de regulación ha iniciado en la actualidad un interesante debate sobre el tema.

El ciclo recesivo de Estados Unidos es transmitido de manera más o menos inmediata a la economía mexicana, a través de tres vías: exportaciones, remesas familiares, e inversión extranjera directa

En la última parte del presente artículo, se efectúa un análisis de la manera en que impactó la crisis en las principales variables de la economía mexicana, como son, crecimiento, exportaciones, petróleo, tipo de cambio, remesas, empleo y la inversión extranjera directa.

Palabras clave: crisis financiera, canales de transmisión, regulación, economía mexicana


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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Ruiz Ramirez, H.: "Crisis financiera mundial: impacto en la economía mexicana" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 136, 2010. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2010/hrr.htm


I. Introducción

Esta crisis surge en la economía considerada como el principal motor de la economía mundial, Estados Unidos. Debido a ello su transmisión e impacto fueron inmediatos y profundos. En México, por su cercanía y relación económica, el impacto fue más profundo.

Se origina en el sector de la vivienda, específicamente en las denominadas “Hipotecas Subprime”, que debido a sus características, tienen mayores probabilidades de no pago, debido a que son adquiridas por personas de baja solvencia económica.

El impacto económico causado a la economía mexicana, solamente tiene precedentes, en la época de la Gran Depresión, o en el periodo que comprende la etapa histórica de la Revolución Mexicana, al inicio del Siglo XX.

El Fondo Monetario Internacional considera que el impacto de la crisis en la economía mexicana, se sintió en mayor magnitud que en la mayoría de países de la región, debido a los fuertes vínculos con el epicentro de la misma, los Estados Unidos (FMI, 2010)

Se cita el año 2007 como el estallido de la crisis estadounidense, sin embargo en la economía mexicana se sintieron sus efectos a partir del tercer trimestre de 2008, pero sobre todo durante 2009.

Por ello el objetivo de este artículo consiste en analizar la manera en que se transmitió de la economía estadounidense, a la mexicana, así como el impacto que se observó sobre todo en el año de 2009.

II. El origen

El elemento detonante de la actual crisis se encuentra por el lado monetario, al generarse una fuerte especulación, que fue imposible parar o limitar, debido a la falta de regulaciones financieras, al otorgarse créditos a familias o individuos con problemas de pago, que a la larga, fue lo que desencadenó la crisis.

La crisis económica actual tiene su origen en Estados Unidos. Los principales elementos que la desencadenaron, por el lado de la economía real, podemos referirlos a los altos precios de las materias primas, lo que a su vez derivó en la acentuación de la crisis alimentaria mundial, un fuerte incremento en el nivel de precios, y por el lado de la economía financiera, tal vez la mas importante, una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados, que llevó a una recesión mundial.

El antecedente más próximo de la actual crisis económica en la economía norteamericana, es la recesión de 2001, que tuvo un fuerte impacto en la economía de México, aunque en menor grado que la actual.

La National Bureau's Business Cycle Dating Committee, (NBR, 2008), que es la oficina en los Estados Unidos, encargada de analizar y calificar los ciclos de la economía norteamericana, ha señalado que una recesión es una disminución significativa en la propagación de la actividad económica en la economía, por algunos meses, normalmente observable en el PIB real, ingresos reales, empleo, producción industrial y ventas al por mayor, y al por menor.

Antes de la actual crisis, el pico más reciente ocurrió en marzo de 2001, poniendo fin a una expansión récord de duración, que comenzó en 1991. Por su parte, el canal más reciente ocurrió en noviembre de 2001, dando origen a una expansión (NBR, 2008)

En la recesión de 2001, en los Estados Unidos se implementaron políticas fiscales y monetarias para promover la demanda agregada, y con ello evitar que la crisis se profundizara y llegara la deflación.

Se incrementó el crédito y se disminuyó la tasa de interés. Se pasó a un abultado déficit, debido al aumento del gasto en defensa, y en seguridad nacional.

Habría que recordar que en la recesión de la economía Norteamérica de 2001, la FED disminuyó las tasas, a su nivel más bajo de los 45 años anteriores, con la finalidad de ayudar a salir de la recesión.

En mayo de 2000, la tasa de referencia se situaba en 6.5% y al cierre de 2001, había pasado a 1.75% (Guzmán, 2009: 93)

Ello incentivó el crédito, por lo que abundante liquidez y bajas tasas de interés provocaron la búsqueda de rentabilidad, llevando a inversionistas a asumir nuevos riesgos.

Los años 2000-2001 marcaron el final de un lustro de fuerte crecimiento en la economía norteamericana, siendo bautizada esta etapa como la Nueva Economía, apoyada por el “boom” de las tecnologías de la información y la comunicación (Padrón y Rodriguez, 2009)

La política económica, sobre todo por el lado de la política monetaria, estuvo encaminada a una disminución muy pronunciada en la tasa de interés, pero también a la laxitud en las medidas o marco legal para el otorgamiento de crédito

Las medidas para salir de una crisis, sentaron de alguna forma, las bases para el inicio de la siguiente, al emerger con problemas en el mercado hipotecario de alto riesgo.

El origen de este mercado hipotecario de alto riesgo, se encuentra en principio en modificaciones en la legislación estadounidense. En 1982 se permite ofrecer créditos hipotecarios a tasa variable y desde 1986 el crédito hipotecario es el único crédito familiar en el que se permite deducir de los impuestos, los intereses pagados. (Kiff y Mills, 2007).

Estas modificaciones facilitan el acceso al crédito hipotecario, de un gran número de familias estadounidenses de bajos recursos, desarrollándose un importante mercado de calidad inferior.

El fenómeno se observa sobre todo en la segunda mitad de la década de los noventa, donde este segmento del mercado crece de manera notable.

Por otro lado, el Índice de Precios de la vivienda de Estados Unidos creció de manera importante en el periodo de 2000 a 2005. Ello provocó el surgimiento de la especulación, proliferando la demanda de los créditos “subprime”.

El epicentro de la crisis se ubicó en el sector inmobiliario estadounidense, transmitiéndose rápidamente al resto de la economía mundial, afectándola en su ritmo de crecimiento (Padrón y Rodríguez, 2009)

En 2006 es cuando se observa la primera llamada de que la especulación engendrada dentro del sistema financiero internacional, estaba por provocar un colapso.

Ante este peligro, Estados Unidos tomó una actitud pasiva, esperando que la economía de mercado corrigiera de manera automática los desequilibrios que ya aparecían. Sin embargo, un año después inicia el grave problema del fondo de hipotecas, denominado subprime, contagiando rápidamente a los mercados financieros mundiales, debido a la colateralización (Rodríguez, 2010)

La inestabilidad financiera es el resultado de varios factores, pero uno de ellos, sin lugar a dudas es el problema en el mercado hipotecario de los Estados Unidos, específicamente en el denominado mercado “subprime”, es decir, en el mercado de hipotecas de baja calidad, “subprime mortage” (Kiff y Mills, 2007).

El mercado hipotecario “Subprime”, provocó un elevado grado de inestabilidad en sus mercados financieros, extendiéndose esta situación a los mercados financieros internacionales.

Este tipo de hipotecas, se refiere a los préstamos residenciales que no cumplen con un mínimo de requisitos de seguridad con relación a su liquidación, por lo que la probabilidad de que no sean pagados es alta y por lo tanto la tasa de interés a la que se pacta, también es alta.

La clasificación “Subprime” se otorga en función del historial crediticio del solicitante del servicio de la deuda, con relación a su ingreso personal y del valor del préstamo, con base en el valor del inmueble que se pretende adquirir.

Con fundamento en estos indicadores, la hipoteca se clasifica como subprime, si el servicio de la deuda con relación al ingreso, es mayor a 55% y/o el monto del crédito, con relación al valor del inmueble a adquirir, es mayor al 85%. (Kiff y Mills, 2007).

Se ha llegado a estimar que la probabilidad de no pago en este tipo de crédito es seis veces mayor que en los otros segmentos.

Ello ha llevado a los intermediarios financieros en los Estados Unidos, a que registren cuantiosas pérdidas, que siendo parte del problema lo viene a agravar.

El aumento en el precio de la vivienda, aunado a la disminución de las tasas de interés, fomentó el crecimiento del sector inmobiliario.

Otro elemento que puede explicar la actual crisis financiera, es el desarrollo de instrumentos derivados, que permite aglutinar varias clases de créditos junto con otros activos financieros, por lo que los créditos subprime se pueden bursatilizar al incluirlos con activos financieros de mayor calidad. Ello explica en parte, las enormes pérdidas de los intermediarios financieros.

Sin embargo, existe otro punto de vista que señala que el origen de la crisis se encuentra en fecha anterior a 2007 y que la política monetaria instrumentada por la FED, tuvo relación con su inicio (Guzmán, 2009).

La crisis financiera solamente fue el detonante, ya que las causas se remontan a mucho tiempo atrás, donde el modelo neoliberal traía el virus escondido. En 2008 se extiende a la banca de inversión, posteriormente a las bolsas de valores, para finalmente afectar a la economía real (Sánchez, 2009)

III. Falta de regulación financiera

La reciente crisis financiera global ha provocado un fuerte e interesante debate sobre el estado en que se encuentra la ciencia económica y particularmente la economía financiera.

La propia UNCTAD (2009) ha reconocido el fracaso del laissez-faire de las últimas dos décadas, basado en un fundamentalismo de mercado, alentado por la desregulación financiera, provocando deflación por sobreendeudamiento, que solo puede ser combatido con endeudamiento público que genera inflación. La desregulación financiera basada en el sistema de mercado favoreció la creación de nuevos instrumentos financieros, sin ninguna relación con la actividad productiva.

La desregulación financiera, basada en las supuestas virtudes del mercado, propició la creación de instrumentos financieros "innovadores" que no estaban respaldados por actividades productivas en el sector real de la economía. Esos instrumentos provocaron especulación basada en información aparentemente convincente (UNCTAD, 2009)

Hay quien sostiene que la crisis financiera actual no es producto de la depresión del mercado hipotecario ante la emisión de créditos subprime de alto riesgo, ya que ello sólo ha sido el mecanismo detonante, debido a que este tipo de créditos tuvieron su génesis en la falta de regulación, que facilitó tanto a los bancos e instituciones financieras, colocar créditos de riesgo, provocando un fuerte aumento en cartera vencida. Fue la titularización de la deuda hipotecaria, la expansión de los mercados secundarios de futuros, y los fondos de cobertura de orientación internacional, así como la expansión del mercado de divisas, los mecanismos de propagación (Aguirre, 2009)

La falta de una regulación financiera basada en un sistema internacional cooperativo capaz de gestionar las fluctuaciones de los tipos de cambio, provocó la especulación cambiaria, haciendo más evidentes y profundos los desequilibrios mundiales, provocando una fuerte crisis UNCTAD (2009)

La creencia irracional en la eficiencia de mercados financieros desregulados y la falta de un sistema financiero y monetario fundamentado en la cooperación internacional, provocó y estimuló la idea de que las operaciones financieras especulativas podían rendir ganancias sin riesgo (UNCTAD, 2009)

FMI, Banco Mundial y los Estados Unidos durante mucho tiempo emitieron recomendaciones hacia los países que deseaban entrar al proceso globalizador, encaminadas a la desregulación y liberalización de los mercados financieros (Guzmán, 2009)

La crisis emergió en la banca de inversión, cimbrándose con ello el paradigma de desregulación financiera, que se consolidó como modelo durante las décadas de 1980 y 1990, fracasando de esta forma la teoría de las expectativas racionales que señalaba que los mercados financieros tenían la capacidad de fijar los precios de manera correcta y tendiendo al equilibrio. (Guzmán, 2009)

Ello lleva a que deberá distinguirse de ahora en adelante y de manera más precisa, lo que debe entenderse por regulación y desregulación.

El FMI (2008) ha recomendado una serie de acciones para recuperar la estabilidad financiera en los países afectados, sugiriendo que declaren públicamente los compromisos asumidos para enfrentar la crisis, señalando que son cinco los principios que serían de gran ayuda:

1. Aplicar medidas que sean integrales y oportunas y darlas a conocer claramente: mejorar la disponibilidad, el costo y los vencimientos del financiamiento para estabilizar los balances; inyectar capital para apoyar a las instituciones viables y sólidas que en la actualidad no están en condiciones de proporcionar crédito suficiente; y respaldar los activos problemáticos utilizando los balances del sector público para promover un desapalancamiento ordenado.

2. Fijarse como objetivo establecer un conjunto uniforme y coherente de políticas para estabilizar el sistema financiero.

3. Asegurar una respuesta rápida con base en la detección precoz de tensiones.

4. Garantizar que las intervenciones gubernamentales de emergencia sean temporales y que se protejan los intereses de los contribuyentes.

5. Procurar alcanzar el objetivo a mediano plazo de crear un sistema financiero más sólido, competitivo y eficiente.

IV. Canales de transmisión a la economía mexicana

Con la globalización se trasmiten los impactos de fenómenos como la reduc¬ción de la demanda de bienes y servicios, la escasez de crédito, la volatilidad de los precios de las materias primas o la incertidumbre de los inversionistas.

En el caso de la economía mexicana, por su relación con el ciclo económico de Estados Unidos, provoca que la transmisión sea inmediata y los impactos de acuerdo a la gravedad de la recesión.

Las conexiones entre la economía financiera y la real, entre los diferentes países del orbe, son ahora más estrechas, haciendo más rápido el contagio debido a la globalización económica.

El efecto de la actual crisis financiera ha afectado a los diferentes países de manera desigual, en función del grado de dependencia de las economías desarrolladas. En una primera etapa, los primeros países han sido los que tienen una fuerte dependencia con la economía estadounidense. La siguiente etapa será la afectación de los países que dependen de la economía de la Unión Europea, y posteriormente, los dependientes de la economía Asiática (Sánchez, 2009)

En la primera etapa, uno de los países más afectados ha sido México, por su alto grado de dependencia de la economía de Estados Unidos.

Las perturbaciones que tienen su origen en Estados Unidos, son transmitidas a través de distintos canales a la economía mexicana.

Una recesión en la economía de Estados Unidos impacta a la economía mexicana por medio de dos canales: el financiero y el real, teniendo mayor importancia el segundo.

La transmisión de los efectos del ciclo económico originados en la economía norteamericana, se produce fundamentalmente a través de las transacciones de bienes y servicios, y activos financieros.

El efecto en la economía financiera mexicana de una recesión en Estados Unidos, significa la elevación del costo del financiamiento, lo que llevaría a una declinación en el consumo y la inversión, y por ende, el crecimiento del producto.

El canal financiero se relaciona con los efectos de la tasa de interés sobre el nivel de ingreso disponible de las economías con las cuales, en este caso, tiene mayor comercio Estados Unidos. En este canal, los ajustes son prácticamente instantáneos.

Este canal, ha sido cada vez más importante, en la medida que avanza el fenómeno de la globalización.

De igual forma, la utilización del crédito internacional para financiar la inversión, hace a las economías que lo han requerido, altamente vulnerables a los cambios en la tasa de interés.

Es por ello que la Inversión Extranjera Directa (IED) se ha convertido en un canal importante de transmisión. En México se registró una fuerte caída en la IED, como más adelante comentaremos.

El efecto en la economía real de México, de una recesión en Estados Unidos, significa menos exportaciones de productos mexicanos, sobre todo industriales, hacia ese país, provocando mayor déficit comercial, y a nivel interno, menos producción, más desempleo; menores flujos de remesas y de inversión extranjera directa.

En el canal comercial, la transmisión se efectúa mediante la compra venta internacional de bienes y servicios, y en términos generales, su transmisión es más bien lenta, o de mediano plazo.

El primer impacto de la crisis se ha dado por medio del canal real, específicamente en el sector exportador mexicano.

El ciclo recesivo de Estados Unidos es transmitido de manera más o menos inmediata a través de tres vías: exportaciones, remesas familiares, e inversión extranjera directa.

Si la economía de Estados Unidos se encuentra en una recesión, su demanda agregada sufrirá un descenso, por lo tanto, el consumo, la inversión, el gasto público, las exportaciones y las importaciones sufrirán un decremento considerable, y es precisamente en las importaciones de los productos de nuestro país, donde México se ve afectado, ya que alrededor del 80% del comercio exterior de México se realiza con Estados Unidos.

En México, la demanda agregada se ve impactada a la baja si la recesión afecta al sector industrial norteamericano, por lo que las exportaciones a los Estados Unidos se verán disminuidas, y con ello la producción en México, las remesas y la Inversión Extranjera Directa. Todo lo anterior se ve reflejado en la disminución de la producción y en el aumento del desempleo en nuestro país.

V. Impacto en la economía mexicana

Dentro de este contexto, resulta interesante analizar las principales variables que de manera más o menos inmediata son afectadas, y que son los canales de transmisión de la economía norteamericana a la mexicana.

Con información de las dependencias oficiales que se citan como fuente de las gráficas, se realiza el siguiente análisis.

Producción

Se estima que más del 60% del total de países fueron afectados por la actual crisis, llevándolos a la recesión (Bancomer, 2009).

La recesión de la economía norteamericana influyó en la de México, provocando también la misma situación recesiva, que se puede observar en el comportamiento del PIB.

En México, la crisis se expresó en una menor demanda externa de sus productos, reduciendo la inversión y el crecimiento, y afectando sensiblemente los niveles de empleo.

Las primeras manifestaciones de la crisis aparecen en el tercer trimestre de 2007, pero no es sino a partir del último de 2008, que se observa un deterioro constante en la actividad económica de México. En este periodo se registra el primer dato trimestral negativo del PIB, con -1.1%.

A partir de este momento, los siguientes cuatro trimestres, es decir todo 2009, las cifras anualizadas del PIB, fueron negativas. Esto significa que durante cinco trimestres consecutivos, la actividad económica de México cayó.

De una estimación inicial de crecimiento de 3.7% para 2008 (CGPE, 2008), para septiembre del mismo año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ya había realizado una baja en la cifra a tan solo 2.4%.

Para 2009, se estimaba un crecimiento de 3.0% (CGPE, 2009), sin embargo, no hubo crecimiento, ya que por el contrario, la economía tuvo en el año una fuerte caída de -6.57%.

En el primer semestre de 2009, la economía mexicana se desplomó con una alarmante cifra de -9.2%, y en la misma proporción, el consumo doméstico, principal componente del PIB. En el segundo semestre, la disminución fue de -4.2%.

Por sectores, en 2009, el PIB de las actividades primarias aumentó 1.7%, en las secundarias cayó en -7.2% y en las terciarias disminuyó en -6.6%

Fuente: elaborada con información del INEGI.

Exportaciones

Las exportaciones mexicanas también tienen una fuerte caída al inicio de la crisis, debido sobre todo al menor crecimiento de Estados Unidos, lo que significa menor demanda para productos mexicanos.

Es a partir del tercer trimestre de 2008, donde inicia la disminución en las exportaciones, al registrar en cifras anualizadas, -0.5%; situación que se acentúa y en el último trimestre, la caída fue de -13.2%.

Sin embargo, desafortunadamente solo fue el inicio, ya que esta situación siguió persistiendo y la demanda externa continuó disminuyendo, por lo que las exportaciones mexicanas se redujeron durante el primer semestre de 2009, en -24.0%.

En 2009 las exportaciones mexicanas disminuyeron en -14.8%, en cifra anualizada.

Fuente: elaborada con información del INEGI.

Petróleo

La crisis también afectó en la captación de menores ingresos petroleros. La contracción de la demanda mundial, derivó en una disminución en la demanda internacional de petróleo y en su precio.

En 2006 tanto la producción como las exportaciones de petróleo, inician una tendencia descendente, acentuándose a partir de 2008.

En 2008, los altos precios del petróleo compensan la caída en el volumen de exportaciones, sin embargo, a partir de 2009, el ingreso petrolero disminuye considerablemente, al disminuir el precio.

Mientras que en 2008, el ingreso por exportación de petróleo fue de 43,342 millones de dólares, el siguiente año se situó en tan solo 26,693 millones.

Fuente: elaborada con información de PEMEX

Tanto la producción petrolera, como su exportación han ido en continuo descenso. En 2004, la producción promedio fue de 3.8 millones de barriles diarios, disminuyendo en 2009 a 2.9 millones.

Por su parte la exportación de petróleo muestra el mismo comportamiento. En 2004 se exportaban 1.8 millones de barriles diarios, y para 2009 la cifra había bajado a 1.1 millones.

Fuente: elaborada con información de PEMEX

El alto precio del barril en 2008, atenuó los efectos de la crisis, ya que esto permitió un mayor ingreso al esperado. En 2008 el precio promedio del barril de la Mezcla Mexicana de Exportación, fue de 84.38 dólares.

Sin embargo el elevado precio que ayudó a la economía mexicana en 2008, la vino a perjudicar en el siguiente año, al registrarse una fuerte caída, llegando en promedio a situarse en 57.44 dólares por barril.

Fuente: elaborada con información de PEMEX

Tipo de cambio

La disminución de entrada de divisas al país, ante la baja en las exportaciones de petróleo y su precio, así como la menor recepción de remesas y de inversión extranjera directa, aunado a una mayor elevación de precios, presionaron el tipo de cambio.

El peso se devalúa en alrededor del 45 % entre agosto de 2008 y marzo de 2009.

Mientras que en diciembre de 2007 promedió $10.85 pesos por dólar, en el mismo mes de 2009, fue de $12.86.

Fuente: elaborada con información del Banco de México

Remesas

Después de las exportaciones de petróleo, las remesas que envían al país los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, son la segunda fuente de divisas para México.

La recesión de la economía norteamericana, y en especial la correspondiente a su industria de la construcción, importante fuente de ocupación para un gran número de trabajadores mexicanos, ha provocado la caída en el volumen y tasas de crecimiento de remesas.

Se estima que el sector de la construcción emplea a un poco más de una quinta parte de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.

En 2008, por este concepto entraron al país 25,137 millones de dólares.

En 2009, la cifra fue de 21,181millones, sensiblemente menor a la del año anterior.

Fuente: elaborada con información del Banco de México

Empleo

La crisis se ha reflejado de manera muy clara en el empleo. El empleo, sobre todo en la industria de la transformación y en el de la construcción, ha resentido sus efectos

Se ha estimado que de todos los empleos que se perdieron en Estados Unidos por la crisis, alrededor del 10% corresponden a mexicanos, lo que significaría aproximadamente 800 mil empleos. Debido a ello en el tercer trimestre de 2009 la tasa de desempleo de este grupo de migrantes mexicanos, fue cercana al 13%, cuando a finales de 2007, se situaba en 5.4% (Bancomer, 2009)

Al cierre de 2009, el número de desempleados en México, era de 2 millones 500mil personas, de una población total de 107.8 millones de personas y de 47 millones de población económica activa.

La tasa de desocupación en el último trimestre de 2009, fue de 5.3%, mientras que la tasa de ocupación en el sector informal, fue de 28.3%.

A nivel regional, es la zona norte del país la que más se ha visto afectada en materia de empleo.

La válvula de escape para las personas que no logran ubicarse en el denominado sector formal de la economía, es el sector informal y la migración hacia Estados Unidos.

Fuente: elaborada con información del INEGI.

Inversión extranjera directa

La inversión extranjera directa es otro de los renglones afectados por la crisis. En la gráfica se puede observa su fuerte caída en 2008 y 2009.

Mientras que en 2007, la inversión extranjera directa, fue 27,440 millones de dólares, en 2008 descendió a 23,682 y en 2009 a 12,522 millones. En 2009, hay una caída de -47% en comparación con el año anterior.

En 2009, destaca el sector manufacturero que captó 42% del total.

Específicamente la inversión extranjera directa proveniente de los Estados, que es la principal fuente de inversión en el país, representó en 2009, el 49% del total, con 6,097 millones de dólares.

Fuente: elaborada con información de la Secretaría de Economía

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