Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352  

Economía de México

 

LA POBLACIÓN MEXICANA EN PLENITUD, UN POTENCIAL DE DESARROLLO

Francisco Bijarro Hernandez (CV)
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México.
tamps68@hotmail.com

Los procesos demográficos en América Latina están envejeciendo paulatina pero inapelablemente. Nos referimos a poblaciones que cada día más envejecidas que deben cambiar sus estrategias de desarrollo regional. Un par de polémicas giran entorno a este  suceso poblacional. Primeramente el  sector senil se esta incrementando al que igual que los países con mayor capacidad económica. Por otra parte, lo más probable es que se conjuguen a este fenómeno social otros hechos como pobreza, falta de cobertura en la seguridad social, vulnerabilidad y discriminación por el estilo de vida practicado en los años  jóvenes, una dinámica familiar disfuncional, entre otras características.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Bijarro Hernandez, F.: “La población mexicana en plenitud, un potencial de desarrollo" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 84, 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2007/fbh2.htm


UNA ÓPTICA GENERAL

De acuerdo con el panorama anterior, se deben diseñar y desarrollar políticas públicas específicas a la población senil. Este proceso transformativo deberá tener adecuaciones en la gama de la infraestructura, así como,  ajustes técnicos en la función gubernamental. Es necesario fomentar y difundir una cultura de igualdad, que conlleve al término la disfuncionalidad social del adulto mayor.

Sostiene Benítez (1994) que el proceso del envejecimiento avanza a pasos acelerados, es necesario tomar las experiencias que a nivel internacional se suscitan, pues algunos cuentan ya con poblaciones seniles muy estructuradas y sistematizadas. Simultáneamente Guzmán (2002) precisa que en algunos países con pobreza extrema, el desarrollo institucional es precario, propiciando una constante vulnerabilidad y discriminación a este sector social por el menor desarrollo institucional. De acuerdo Odorica (2002)  las  proyecciones demográficas en algunos países aun no se cuentan con escenarios adecuados, a pesar que tienen en puerta este fenómeno poblacional; la practica de los países con mayor desarrollo económico es diferente, pues sus dimensiones económicas e institucionales son avanzadas, y, quererlas poner en practica en  escenarios  no similares, sonaría a un sueño lejano. Para Penso (2001) argumenta que a pesar de ello los países con condiciones limitadas de desarrollo económico aun tienen tiempo para adecuarse a este  suceso, pero obtienen un retroceso en su sistema institucional y con barreras en cuanto a su proyección de largo alcance, pues, las actuales políticas se enfocan otros  fenómenos sociales que atender.

Con la óptica anterior, nuestro fin no es ofrecer un escenario terrorífico del proceso que viene. Más que nada presentar al envejecimiento de la población, como producto de los  avances y logros de las políticas de población especialmente a las de fecundidad y mortalidad.  “ (…) el adulto mayor continúa como un elemento importante en el ingreso familiar, así como en el desarrollo comunitario, hablamos de entes sociales con un autonomía personal. Este suceso sociodemográfico, es conveniente analizarlo de manera estructural y funcional, hablamos de un sistema social del envejecimiento,  con esta metodología se garantizaría un vejez digna, con un desarrollo humano integral y una personalidad social consolidada”. (García,1998: 12)

Según Domínguez (1992)  para contar con las herramientas y enfrentar a los  retos del envejecimiento demográfico se requiere de una estructuración de manera inmediata, mediata y proyectiva.  Y por otra parte, Canal (1998) como punto de partida es necesario precisar las acciones para este sector poblacional, principalmente aquellos sujetos con mayor grado de vulnerabilidad y discriminación social para un óptimo horizonte de existencia, “(...) se trata de obtener los frutos de la cosecha de la vida, en el sentido metafórico.  Para ello se requieren acciones reales en el sentido de considerar que para enfrentar los retos del envejecimiento futuro, se deben precisar acciones específicas a adultos preseniles”. (Lee, 1995: 53)

 Según los estudiosos de la demografía como Meadows (1992), Orodica (2002), Singer (2001), entre otros, sostienen que la población senil aumentará al 200 por ciento en período del  2000 y 2050, de una cifra de 600 millones a 2,000   millones de personas. Para el 2025, se proyecta que el  15 por ciento de la población mundial será senil.  Más de la mitad de los adultos en plenitud radican en  Asia y del Pacífico, se estima que esta cifra para el 2025 será casi del 60 por ciento,   esta región  es la mayormente senil a nivel mundial. Por lo tanto, el proceso de desarrollo tecnológico, la funcionalidad familiar se modifica.

Para Benítez (1996) los retos y tareas ante este acontecimiento poblacional son pasos mayores, no solamente para este sector  población y regional, sino para todos los espacios internacionales, nacionales y locales. Algunos países asiáticos unifican esfuerzos par crear una equidad social par todos los grupos etarios.  

Boroio (1996) sostiene que durante la Declaración de Macao y el Plan de Acción sobre el Envejecimiento para Asia y el Pacífico en 1999, se emprenden puntos estratégicos para la población senil, los referimos a continuación grosso modo: 1.  las personas mayores en la sociedad; 2. personas mayores y familia; 3. salud y nutrición; 4. vivienda, transporte y entorno; 5. personas mayores y mercado; 6. seguridad, mantenimiento y empleo, y 7. servicios sociales y comunitarios. “El Plan de Acción de Macao ofrece una plataforma desarrollo regional entre sus integrantes, así como  la interacción de políticas de que aborden la senilidad. El Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (MIPAA) aprobado en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento 2002,  del igual forma que  Plan de Macao, ha establecido puntos de acuerdo para que los actores sociales seniles y en proceso, llegue a su plenitud con trato digno y seguro, enfatizado en el respeto absoluto  a su persona y  sus derechos humanos.” (Idem, 101)

La plenaria sobre el envejecimiento en el 2002, China, Según Canales (2001a) presentan las políticas especializadas  para el sector poblacional referido y, asimismo se cuestiona  el desarrollo y la implementación de estas políticas. Es lógico que el envejecimiento, “(…) es un proceso gradual en todas las esferas sociales, políticas, económicas, etc., para ello los referidos países deben tomar cartas sobre el asunto y fomentar y difundir una cultura de igualdad para los adultos mayores orientales. Los gobiernos con políticas vigentes y desarrolladas sobre la atención  a las personas de la tercera edad, se encuentra un paso adelante, al estar diseñando estrategias de acción para los futuros seniles, los cuales están el grupo etario de los 30 a 50 (…)”. (Canales, 2001 b: 24).  Es necesario consolidar acciones que conlleven a un óptimo desarrollo integral del adulto mayor, es decir, ofrecer escenarios  con una nueva cultura de abordaje.

La conciencia sobre la necesidad de hacer acciones sólidas para la población senil suenan  interesantes, la sociedad se prepara para este proceso demográfico. Es necesario aumentar la capacidad gubernamental para crear políticas públicas dirigidas principalmente al desarrollo social y de la salud del anciano, enfocadas a una solidez comunitaria y familiar. Según estudiosos como Del Popolo (2001), Gómez (2001), Díaz (2004), entre otros,  indican que el proceso de envejecimiento en América Latina vá  de la mano con el crecimiento económico, se argumenta que las acciones gubernamentales pueden verse un poco distorsionadas en comparación con los países con avance  económico mayor. Aun, no se claro en aseverar que  las acciones  tomadas avalen una buena calidad para la vida senil.

Kummar (1995) indica que ciertos países muestran la gran aportación familiar y  social para el adulto mayor, producto de una estructura cultural; no existen datos que reflejen la factibilidad de estos apoyos a nivel cultural social. Existen la referencia  de la aplicación de estudios especializados  sobre el objeto de estudio citado,  el Proyecto sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento en las Americas (SABE), desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud y la Universidad de Wisconsin. “Es un estudio correlacionar entre  escenarios de acción, en especial  capitales, por ejemplo Ciudad de México, La Habana, Puerto Rico, Sao Paulo, Montevideo, Santiago y Buenos Aires. Este estudio tiene variable de estudios como relación familiar, aspectos culturales, estado fisco y mental, historia de vida, perfil sociodemográfico y económico. Los datos aun se encuentra en proceso de análisis y los resultados serán de gran ayuda para un estudio mas profundo sobre el tema”. (Partida, 2005: 243)

UN ESBOZO SOCIAL

La  sociología del envejecimiento se consolida como ciencia de aplicación.  Esta rama sociológica no se caracteriza por su aplicación ante determinados hechos sociales  prácticos de su campo, sino en crear un contexto axiológico y dialéctico entre teoría y contexto social.

Para Alba (1992) La poca por no decir nula interpretación teórica del fenómeno poblacional del envejecimiento en el contexto social, “(…) es un eje de estudio de la  teoría sociológica, como lo son otros fenómenos sociales. Surge la polémica  de como estudiar y abordar la interpretación científica de los sujetos que han dejado de ser activos económicamente.” (Idem, 163)

             Andrade (1992) sostiene que el proceso de solución mas común, es otorgar un proceso de seguimiento hasta después del retiro laboral, así como la postura del sector productivo hasta la su jubilación. “Este seguimiento de caso aun se encuentra en progreso, hablaríamos de una sociología del desarrollo individual, por deci, en los ingresos económicos y en la estructura y funcionalidad social.” (Idem, 49). No es lógico el querer generalizar a  toda la población de la tercera edad como un conglomerado exclusivo y único, que equivalga a improductividad económica, y a si, como un absoluto de la seguridad social. Una manera de interpretar sociológicamente la vejez, puede abordarse el desarrollo vital del anciano desde un enfoque estructural y funcional dentro de la sociedad

Continuando con la apreciación de Binstock et al. (1997) es importante reiterar la praxis profesional  diferenciadas y aún contradictorias, en ancianos de un mismo grupo etario. La causalidad no puede ser generalizada a todo el sector senil,  sino más bien a la historia de vida que cada anciano.  Bueno (1996)  nos aporta,  que los modelos materiales de la calidad de vida, la dinámica familiar, los procesos migratorios, el estilo de vida, la óptica social forzada; propician el patrón social del comportamiento del adulto en plenitud. Debe estudiarse el pasado para entender  el presente y conocer el futuro. Hablamos de una triangulación cronológica de los sucesos de la historia socioeconómica, cultural, y política.

Por lo anterior, con el enfoque del curso de la vida, al abordar la problemática entre los patrones macrosociales y microsociales, interactuando el nivel individual con el enfoque macrosocial, vinculado con el proceso histórico social con los antecedentes personales y biográficos del sujeto, pueden apreciarse una relación significativa  de variables de estudio. A nuestra sencilla óptica, consideramos que  la ancianidad es una de las etapas mas importante del ciclo de vida, la plenitud, en cierta forma el descanso del bolsillo, y su calidad se desprende del estilo biográfico l del sujeto.

Para Díaz (2004) la vejez se caracteriza por el deterioro biopsiquíco del sujeto.  Primeramente aparece en algunos casos la deficiencia biológica, convirtiéndose en un proceso crónico degenerativo hasta el proceso tanatológico, siendo difícil establecer un punto de corte cronológico.

Según Gest (2002) la etapa senil tiene la misma importancia que las otras fases del desarrollo vital del ser humano, es una plataforma histórica y social,  cuenta con los modelos  interpretativos culturales vigentes.

De acuerdo con  Kreikemans (1995)  para crear un marco histórico sobre la concepción de la senilidad, es necesario,  formularse  el concepto de ancianidad que tienen la humanidad moderna, para este sector poblacional, y como se visualiza cada lapso de la vida del sujeto, de acuerdo a la ópticas sociales de cada grupo.

 Para Alba (1992) es observable que en la actualidad dentro de los patrones sociales industrializados, uno de los enfoques que incita a la inflexión  entre la etapas tempranas de la vida y la vejez es  la inequidad laboral, “premiada” con el retiro. El ingreso y termino de la vida laboral, contribuye a  marcar  el desarrollo de la biografía vital del adulto en plenitud

 Para Lewis, et al., (1992) se puede interpretar que el deterioro corporal de un sujeto senil, se vincula con la disminución de la calidad laboral, pero como cada ser humano es único no se puede generalizar, he aquí la importancia  al establecer una edad fija para el retiro del sector laboral. En la actualidad se identifica de manera  infranqueable y analógica  la experiencia de los adultos, como la antecesora de la muerte.

Lee (2001) considera que dentro de la estructura amansa, por su parte, el ingreso al nido vacío con la nupcialidad de los hijos; el volver a inicial a través  del recuentro conyugal, son algunos procesos que al adulto mayor no se le prepara para llegado este momento, mas bien, se le induce a la espera de la muerte. “La culminación casi de toda la responsabilidad familiar, la consulta conyugal de decisiones, la modificación de la estructura conyugal, son algunos hechos que sobresalen.” (Idem, 351).  Aquí se desprende unas reflexiones ¿pueden ubicarse los procesos poblacionales, influidos por el sumario globalizador a esta visión de actuación?, ¿se formula un hecho social no fundado?; ¿la senilidad es sinónimo de improductividad laboral?. ¿la construcción de la imagen social de la vejez se contrapone  con la visión cultural vigente?,  ¿la integridad del adulto en plenitud es el resultado de de sabiduría social?;  las respuestas a estas interrogantes son un estado de fatalidad, culminación laboral, soledad, discriminación social, entre otras.

Mestre (1996) sostiene que la competitividad y la creatividad  no son los únicos indicadores exclusivos para el desarrollo económico, hay otros que infieren de manera directa en la estructura social, condicionando una educación formal que en forma alguna influye en la no informal, propiciando una revolución de conocimientos culturales. Con este suceso se deteriora la imagen  social del adulto en plenitud; por ejemplo su sabiduría. Quedando  justificado con el discurso del descanso merecido de la vida, pasando, asi a las filas de la improductividad,  que propician una discriminación de los ancianos,  la construcción de la nueva imagen implica crear un espacio homogéneo de igualdad social y laboral  a partir de la ética del trabajo y del altísimo valor conferido a la permanente transformación del conocimiento.
          Es importante reiterar que la dinámica familiar y la solidez de la seguridad  social, son las dos principales instituciones vitales para la senectud vigente, por lo tanto deben establecerse una vinculación entre ambas.

Martínez. Et al. (1996) sostiene que la tradición familiar era tener en su interior a jóvenes y ancianos. En la sociedades modernas estos  modelos tiende a desaparecer y formalizar una participación económica del adulto mayor. “El sector senil que no labora y produce forma parte de  los no consumidores, por ende, enclavan en el patrón de los improductivos. Su manutención de centra a espensa de la clase trabajadora vigente” (Idem, 119). El sostén continúa en los trabajadores activos hablamos de un proceso de socialización de dependencia senil –familiar.

El acatamiento familiar es un variable vital para el estudio de la vejez, el estado de salud es otro indicador y  la incapacidad es la coacción adpero circunspecta. Mestre (1996) considera que la atención de la salud requiere desde aspectos básicos hasta especializados. Este binomio se centra en la familia y la seguridad social; en la medida que el sistema de salud aumenta su cobertura de atención,  contrae el débito familiar.

Para Rodríguez (1994)  En algunos casos el sector poblacional senil instituye una de las áreas con una sublime necesidad. En algunos casos un poco de ahorro, un inmueble, para algunos la inversión educativa de los hijos propicia  de alguna forma una ayuda para los ancianos. Estos rangos no son generalizados, pues, algunos adultos mayores no practicaban la cultura del ahorro, pues, sus ingresos eran limitados y por otra parte nunca previeron su retiro laboral.

Tilly (2000) indica que la visión social de la pobreza, se refiere a   quien es limitado para una vida decorosa con un cierto grado de comodidades básicas, esta visión se desprende de acuerdo al estilo de vida de cada sociedad. Las necesidades principales, son los servicios públicos, la tecnología básica domestica, salud, equidad educativa, igualdad cultural, entre otros. “Es importante reiterar que las generaciones seniles actuales algunas no gozan de los beneficios de la seguridad  social y, puede suceder lo mismo con las futuras, al no contar con empleos formales.” (Idem, 108)

Por una parte, se ignoran la productividad laboral del anciano y por otra, hipotetizando que este no  desarrolló una cultura del ahorro,  por lo tanto,  no goza de los medios económicos para enfrentar su vejez, su columna sería el Estado, por medio de políticas asistenciales y sociales, pues en algunos casos extremos el sostén no puede ser dialéctico con sus familiares y conocidos

LA TERCERA EDAD MEXICANA

Según estimaciones la Organización de las  Naciones Unidas (2005) la población senil en los países con mayor crecimiento económico se incrementó  2.7 en los últimos cinco décadas  de 64 a 171 millones de personas y duplicando la porción al total de la población  de 7.9 a 14.4 por ciento. Este fenómeno demográfico aumentará con seguridad en referidos países pues al  llegar al año 2050, se proyecta que este grupo poblacional será la cuarta parte de estos sitios.

Ham  (1997) opina que solo era una preocupación exclusiva para los países desarrollados económicamente hoy en día este suceso se universaliza. Los sectores senil o en proceso están en todos los rincones del planeta. Hay en la actualidad  248 millones de adultos mayores en referidos países, y se estima que en el año 2050 aumentará a 1,163 millones, lo que implica un tamaño 4.7 veces mayor al original y una proporción tres veces superior (de 5.1 a 15 por ciento de la población total).

Wallace (2000) refiere que en el  primer Encuentro Nacional para la Atención Integral del Adulto Mayor se abrió un área para estudiar y analizar a este proceso demográfico, una especie de profilaxis sobre los hechos sociales que traerá este comportamiento poblacional, a fin de diseñar y desarrollar las estrategias para hacer frente a este acontecimiento.

Es importante predecir como abordar este fenómeno social; a fin de crear los espacios institucionales, preventivos y culturales. Vázquez (1999) opina que en  caso omiso es lógico proyectar que los resultados serán catastróficos, si no se estructuran acciones estratégicas. En si,  es importante darse cuenta que este suceso esta ya en la puerta de la casa tocando,  y no debe ser ignorarlo.

Para Solís (1996) la población mexicana no está ajena a este fenómeno sociodemográfico. Hablamos de un suceso que de alguna forma cambiará la funcionalidad social, cultural, económica, entre otras. El Consejo Nacional de Población (1997), proyecta que la población nacional  aumentará en el grupo etario  de los  27 a 30 en los primeros años del presente milenio, y entre 2030 y 2050, será de 38 a 45 años. El grupo poblacional de 65 años y más sumará de 4.8 a 17 millones entre 2000 y 2030, y alcanzará 32.5 millones al llegar al año 2050. La  tercera primera parte ocurrirán en las primeras décadas de este siglo XXI, por lo tanto, es urgente que nuestro País planeé las medidas  institucionales especializadas para abordar esta circunstancia social.  México estará compuesto en el 2030 por uno de cada ocho, y en el 2050 uno de cada cuatro, serán adultos mayores

Según Benítez (2000) debido a los estilo de vida no saludables las enfermedades crónico-degenerativas estarán cada día mas presentes en la población y por ende hablamos de una senectud enferma. Este proceso de vida culminará con la muerte, pero ante con una calidad de salud precaria y con costos elevados para su intervención clínica. Por lo anterior, los recursos deben encaminarse más del presupuesto planeado para atender las demandas de la población; por  lo tanto, la reestructuración de los sistemas de salud es definitivo. González (1999) comenta que la importancia del primer nivel de atención de salud preventivo, deberá encaminarse ante los adultos mayores jóvenes, o por llamarlos de otra manera grupos preseniles..

Fargues (1998) si hablamos de discapacidad y envejecimiento será un doble fenómeno que atender. Se indica que los adultos  mayores con discapacidad eran 2.0 millones en el 2000 y de 7.3 millones en el 2030 y a 15.1 millones en el 2050. El grupo femenil será el más afectado, con mayor acelere que el de los hombres, este suceso requiere una mayor atención, pues, ya hablamos de un suceso triangular, senectud, mujer y discriminación, por lo tanto las políticas deben encaminarse con suma especialización.

El trabajo es el eje motor para desarrollo personal del sujeto social,  de aquí nace su reputación, sus círculos de amistades, el estilo de vida, su soporte económico, su nivel de vida, entre otros indicadores. Forciea, et al; (2002) indican que si hablamos de seguros de retiro, pensiones  y otras prestaciones, forman parte del proceso institucionalizado “parcial” en México. Pero algunos sectores el alcance de  estos recursos son mínimos y limitados, por lo tanto,  huyen  a este beneficio, viéndose obligado a continuar con su trabajo hasta que su cuerpo resista, en otros casos optan  por actividades informales.

Gómez (2001) nos comenta que es importante indicar que a partir de los 65 años se establece rasgos de un calendario tardío y con alta dispersión del retiro en México, con una edad mediana de 69.4 años y un intervalo de aproximadamente 20 años.  Díaz (2004) sostiene que el pase de la juventud a la senectud se reflejará agudamente en la fuerza productiva laboral. Actualmente hay  once adultos mayores por cada cien personas económicamente activas, entre el 2030 y  el 2050 la relación aumentará a 24 y 45 por cada cien, respectivamente. Prieto, et ai; (1996) manifiestan un escenario nacional caracterizado por ciertas debilidades que se inclinan hacia  las inequidades de su progreso, la población senil obligará a reorientar las políticas de retiros y pensiones, para avalar su comodidad monetaria.

Cada espacio social pone  de manifiesto su postura económica a la que se enfrenta el adulto en plenitud. “(…) el anciano puede vivir de la ayuda familiar, de interacción vecinal, del soporte comunal, de apoyo del Estado, (…) entre otros, estas  se presenta de manera (…) conjugadas la mayoría de las  veces”. (Canales, b, 46). Como secuela de la inequidad social  alrededor de 8 de cada 10 no pertenecen al sistema de pensiones y dos terceras partes  cuentan con esta prestación pero no es apta para sus requerimientos elementales.

Para Ham (1997) el avance de la población senil no es grato para la seguridad social vigente, la tarea primordial es planear una cultura y medicina laboral, una seguridad e higiene del trabajo y una cartera de pensiones dignas. Es necesario ampliar la cobertura para una equidad social más homogénea. La familia es una institución primordial,  su estructura y funcionalidad  han modificado los roles culturales. Referente a la imagen y trato del adulto mayor y su  participación dentro del núcleo familiar.

Continuando con Guzmán (2002) las generaciones actuales, se enfrentan a una nueva estructura familiar, en primer sitio hay una modificación en cuanto a la planificación familiar, segundo, los administradores domésticos extienden mas su apoyo a parte de sus hijos, a sus padres, inclusive abuelos, hablamos de hogares multigeneracionales, y también con doble senilidad. “(…) se calcula que la  esperanza de vida de una mujer al cuidado de familia padres e hijos menores será del  periodo de 29 a 35 años”. (Idem, 153)

En referencia a lo anterior los proveedores familiares deberán extender su manutención tanto a su hijos y padres y/o suegros, pues, precedentemente las persona contraían nupcias a temprana provocando embarazos durante su adolescencia, esto conlleva que en algunos hogares se localice una doble senilidad: abuelos y padres mayores de 60 años, para algunos significaría garantizar simultáneamente la subsistencia de menores y ancianos, mientras que para otros podría implicar el hacerse cargo de sus padres durante las edades cercanas a su propio retiro laboral.

Sastre (2001) sostiene que las nuevas políticas de seguridad y asistencia social, deben de ir encaminadas, hacia  un distinto  rol familiar debido a los  nuevos hogares multigeneracionales o con doble senilidad en situación de pobreza. El envejecimiento se agudiza como problemática social cuando a él se le une otros hechos sociales como pobreza, enfermedad, discapacidad, aislamiento social, entre otros. Rubio et al. (1995) comentan que las inequidades sociales como genero, rol social, situación socioeconómica, entre otras, se suman a la vejez amentando así mas su vulnerabilidad y discriminación social. Lassonde (1997) precisa que la problemática social del envejecimiento,  no solo  centrarse en su acelerado crecimiento, si no para implementación de estrategias institucionales prosperas para abordar este hecho poblacional.

De acuerdo  Mestre (1996) en la esfera cultural, se fomenta la imagen social del adulto mayor,  nuestra sociedad relaciona a este con el de improductivo por ende inútil, el dependiente familiar, entre otras categorías. Alabándoseles con disertaciones ilustrativas y caritativas. “(…) se le utiliza para propaganda social, se le programa su presencia o en el peor de los casos se le maltrata” (Silva, 2002: 124). Por lo tanto, es urgente la formación de una nueva cultura de la igualdad, a fin de retener los atropellos a  su persona y difundir un anciano  útil  y respetable para la sociedad, y así, no relacionarlos con la antesala de la muerte social previa a la biológica,  se pone en practica una solidez social, que se heredará  a las futuras generaciones, y así tendremos los elementos necesarios para analizar esta problemática desde fondo y no solo superficialmente.

Sostiene Giddens (2000) que el sistema social convencional, se verá modificado con el aumento de la tercera edad,  se desprenderán cambios culturales, nuestra forma de ver a los ancianos será diferente y llegado el momento seremos parte de este grupo social, por lo tanto es necesario fomentar una nueva imagen social. Ordorica (2002) precisa que de hecho, el aumento previsto en la esperanza de vida de la población mexicana (de 75 a 84 años entre 2000 y 2050) contribuirá a ampliar el “tiempo de vida familiar” y se convertirá en un acontecimiento usual, con la interacción de personas emparentadas entre sí, pertenecientes a cuatro o hasta cinco generaciones sucesivas.

Se alterarán diversas actividades de la vida cotidiana, cambiarán los estilos de vida, el consumismo y el régimen alimentario; aumentarán los grupos organizados para la protección de los derechos humanos de los adultos mayores; la especialidad a geriátrica tendrá gran auge; el mercado laboral se ampliara para este sector; la funcionalidad arquitectónica de los hogares se trasformara a las necesidades de los adultos mayores; de igual forma el sistema de transporte; es decir, hablamos de una transformación civil y de infraestructura.

El  consumismo infantil tan demandante se puede ver afectado, pues el mercadeo se enfocará un poco a mas pañales, seniles, medicamentos, medios de movilización de  los adultos mayores, entre otros. Los servicios de educación básica disminuirán sus cifras de alumnos, las estancias infantiles no tendrán la misma demanda, los hospitales, casas geriátricas, se verán más beneficiadas, así,  como los especialistas en atención de ancianos.

La organización social senil será otra característica, las personas en plenitud se unirán en grupos y posteriormente en redes, a fin de presionar y participar en el diseño de políticas que cubran sus necesidades. Gutiérrez (1999) comenta que la enumera  votante también tendrá sus transformaciones, en la actualidad la nómina senil electoral registrada es de cerca del 8 por ciento de la población en edad de votar, dentro de 30 años será del 17 por ciento; y en el espacio del 2050 contará con el  30 por ciento. Por lo anterior, la practica legislativa se enfocará a las necesidades seniles, de igual forma  los partidos políticos orientarán   sus plataforma ante dichas demandas.

El proceso del envejecimiento tendrá que abordarse desde la perspectiva de la ciudadanía y la administración pública. “Es necesario fomentar y redoblar esfuerzos a fin de prevenir una consecuencia social mayor, ver la rentabilidad del suceso, proponer nuevas ópticas jurídicas y  eficientizar los programas de atención y en su caso eliminar aquellos no útiles, para abrir espacios a nuevos y más específicos. Es entendible la necesidad de enfrentar a la mayor prontitud posible este fenómeno poblacional.” (García, 1998: 105)

Se debe fomentar una equidad social y el respeto absolutos a los derechos humanos de la población en plenitud, con ello dar rienda suelta a nuevas iniciativas jurídicas especializadas y para que se reflejen  en programas sociales enfatizados a este sector. No debemos tener miedo a envejecer, como  individuo, sociedad y nación, para ello se  deben practicar un estilo de vida saludable, no solo en el aspecto físico, sino también en lo emocional  y  social.

Lo anterior nos lleva hacer una reflexión no solo a los cuerpos académicos, institucionales, sino a todos los individuos a  innovar las alocuciones en  expresiones activas, para  formar una cultura de igualdad y con ello  una imagen social funcional; del diseño y  desarrollo de las acciones a realizar depende nuestra calidad de vida senil.

 

LA TAREA  REGIONAL: TAMAULIPAS

Retomando la óptica del  Consejo Estatal de Población  de Tamaulipas (2000) consideramos que a poco años de inicio de este nuevo milenio, es necesario encaminar una  política de desarrollo por regiones,  con más factibilidad que las anteriores. La globalización económica, este proyecto busca englobar toda un serie de desarrollos regionales bajo una misma estructura. El nuevo matiz económico  es presentado por la Unión Europea, México forma parte de la distribución del Norte de América, por ende Tamaulipas.

Dentro de los escenarios nacionales, hablamos de la estrategia de diseñar regiones estructurales al  interior de cada país. Es el desarrollo regional  por zonas cuyo objetivo es impulsar el crecimiento económico y social,  Tamaulipas se encuentra en un gran reto al ser parte de la región norte del país y ser vecino de los Estados Unidos de América.

Tamaulipas goza con un territorio fronterizo norte de 370 kilómetros, con Estados Unidos; tiene diversos puentes internacionales. La extensión litoral del Golfo de México es de  420 Kms.  La infraestructura ferroviaria  facilita más de la mitad del tráfico comercial  con los países vecinos del norte. Existen cuatro aeropuertos, para el desarrollo industrial hay parques especiales con aproximadamente 2345 hectáreas dentro del área urbana y gozan de todos los servicios públicos, dentro de ellos predomina la rama maquiladora principalmente en la frontera estatal.

     Las condiciones de infraestructura, naturales, poblacionales, entre otras, consolidan a Tamaulipas para estar  al frente con una gran potencialidad dentro del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCN). Esta virtud regional se debe aprovechar al máximo, por medio de una estrategia regional que implique las cualidades económicas y sociales para su crecimiento local. Y así  tener las herramientas necesarias para estar en la vanguardia  en la competitividad nacional e internacional

Los diversos escenarios tamaulipecos gozan de los elementos idóneos para facilitar un desarrollo integral del adulto mayor. Para dar una conjugación analítica amplia  es pertinente  describir el perfil demográfico senil, y de acuerdo con el XII  Censo de Población y Vivienda, realizado por  el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2000), en este  Estado de Tamaulipas, hay 2,753,222 habitantes de los cuales el 7.47 por ciento pertenece al grupo de la edad en plenitud, que equivale a 205,674 habitantes de 60 años y de mas  edad. En este sector poblacional el 43 por ciento son hombres y el 57 por ciento son mujeres, reflejándose una mayor proporción de mujeres longevas. Por otra parte, 1,280,777 individuos no son derechohabientes de servicios de salud,  que equivale a un 46.52 por ciento de la población; de estos 84,464 son ancianos. Referente a la discapacidad del adulto mayor tamaulipeco se reportan  22,936 casos, que es el 11 por ciento de la población senil.

Respecto a la población económicamente activa de 12 años y más, son 1,026,590 los tamaulipecos que desempeñan una actividad, aproximadamente la mitad de los habitantes; tocante a la participación de los adultos en plenitud, el 26 por ciento, y dentro de este parámetro 53,133 están ocupados, en contraste con 84,139 económicamente inactivos. La tasa especifica de participación económica para el grupo etario de 60 a 64 es de 36.03 por ciento y para el de más 65 años es de 21.17 por ciento.

            Consideramos, que Tamaulipas para consolidar mas su apoyo para la población de la tercera eded, le será de mayor facilidad la  Estrategia  de  desarrollo regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción internacional de Madrid sobre el envejecimiento.  En el se trazan metas, objetivos y recomendaciones, para el diseño de políticas encaminadas a un desarrollo integral del adulto mayor acordadas en Madrid. “Ofrece la necesidad de explotar los elementos del desarrollo regional  acorde a los escenarios nacionales con el fin de responder eficazmente a las necesidades e intereses de las personas mayores, propiciando la creación de condiciones que favorezcan un envejecimiento individual y colectivo con seguridad y dignidad” (Beuvoir,2005: 25). En esta estrategia se refleja el sentido  reconocido que el envejecimiento poblacional es un fenómeno mundial y, por lo tanto, es necesario diseñar y desarrollar políticas encaminadas para este sector poblacional. En el primer documento se establecen los compromisos de los gobiernos para responder a los desafíos que plantea el envejecimiento, a las formas de organización social, económica y cultural, mientras que el segundo constituye un instrumento programático en el que se proponen más de un centenar de recomendaciones en tres áreas prioritarias: 1) las personas de edad y el desarrollo; 2) el fomento de la salud y el bienestar en la vejez, y 3) la creación de un entorno propicio y favorable. El Plan de Acción, como ha señalado el propio Secretario General de las Naciones Unidas, es un nuevo y ambicioso programa para encarar el reto del envejecimiento en este siglo XXI.

A continuación presentamos a grosso modo bajo el modelo sintetizado y textual, la estructura de la Estrategia Regional..

Área prioritaria: las personas de edad y el desarrollo

Meta general. Proteger los derechos humanos de las personas mayores y crear las condiciones de seguridad económica, de participación social y de educación que propicien la satisfacción de las necesidades básicas de ese grupo de edad y su plena inclusión en la sociedad y el desarrollo.

Objetivos.

1.      Promover los derechos humanos de las personas mayores.

2.      Facilitar el acceso, en condiciones de igualdad, al empleo decoroso, a la formación continua y al crédito para empresas propias o comunitarias.

3.      Promover y facilitar la inclusión laboral formal de los adultos mayores.

4.      Ampliar y mejorar la cobertura de pensiones, tanto contributivas como no contributivas.

5.      Crear las condiciones adecuadas para articular la plena participación de las personas mayores en la sociedad, con el fin de favorecer su habilitación como grupo social y fortalecer el ejercicio de una ciudadanía activa.

6.      Promover la igualdad de oportunidades y el acceso a la educación a lo largo de toda la vida.

 

Área prioritaria: el fomento de la salud y el bienestar en la vejez

Meta general. Darles acceso a las personas mayores a servicios de salud integrales y adecuados a sus necesidades, que garanticen una mejor calidad de vida en la vejez y el mantenimiento de su funcionalidad y autonomía.

Objetivos.

1.      Promover la cobertura universal de las personas mayores por los servicios de salud, incorporando el envejecimiento como componente esencial de las leyes y políticas nacionales en torno a la salud.

2.      Establecer un servicio integral de salud que responda a las necesidades de las personas adultas mayores, fortaleciendo y reorientando para ello los servicios existentes y creando aquellos que fueran necesarios.

3.      Fomentar conductas personales y ambientes saludables mediante leyes, políticas, programas y acciones en los ámbitos nacional y comunitario.

4.      Crear marcos legales y mecanismos adecuados para proteger los derechos de las personas mayores que utilizan los servicios de atención prolongada.

5.      Promover la formación de recursos humanos mediante el diseño y la implementación de un plan nacional de capacitación en gerontología y geriatría para los prestadores actuales y futuros de servicios de salud, en todos los niveles de atención, subrayando el nivel de la atención primaria.

6.      Elaborar y utilizar instrumentos para mejorar el conocimiento del estado de salud de las personas mayores y vigilar sus cambios.

 

Área prioritaria: creación de un entorno propicio y favorable

Meta general. Lograr que las personas mayores gocen de entornos físicos, sociales y culturales que potencien su desarrollo y favorezcan el ejercicio de derechos y deberes en la vejez.

Objetivos.

1.      Adaptar el entorno físico a las características y necesidades de las personas mayores para lograr una vida independiente en la vejez.

2.      Mejorar la disponibilidad, sostenibilidad y adecuación de los sistemas de apoyo social para personas mayores.

3.      Eliminar todas las formas de discriminación y maltrato en contra de las personas mayores.

4.      Fomentar una imagen positiva de la vejez.

Aplicación y seguimiento de la Estrategia de Desarrollo Regional

Meta general. Alentar a cada país de la Región a impulsar las acciones necesarias para lograr la plena ejecución de la Estrategia de Desarrollo Regional y establecer los mecanismos para su aplicación, seguimiento, evaluación y revisión, de acuerdo con sus propias realidades.

Objetivos.

1.  Tener en cuenta el envejecimiento poblacional en todos los ámbitos de la política pública, con el propósito de adecuar las intervenciones del Estado al cambio demográfico y a la construcción de una sociedad para todas las edades.

2.  Conseguir asistencia técnica mediante la cooperación entre países y el apoyo de los organismos internacionales para formular políticas y programas sobre el envejecimiento.

3.  Elaborar y poner en práctica un sistema de indicadores específicos que sirva de referencia en el seguimiento y evaluación de la situación de las personas mayores en los niveles nacional y regional.

4.  Realizar y promover investigaciones sobre los principales aspectos del envejecimiento en los niveles nacional y regional.

5.  Solicitar a la CEPAL y a otras organizaciones pertinentes que propicien contactos con todos los países de la Región, haciéndoles llegar el ofrecimiento formal de apoyo del Grupo Interinstitucional para echar a andar los mecanismos necesarios que permitan aplicar adecuadamente los compromisos emanados de esta Conferencia.

Algunos de los puntos ya son puesto en marcha en el desarrollo regional de Tamaulipas, es importante reiterar que dicha estrategia permite a través de su  una moldura el diseño de mesuras precisas que deberán adaptarse a la situación de cada zona.

 

UNA REFLEXIÓN FINAL

Es convincente que los programas de desarrollo regional se reflejen de manera distinta en los adultos en plenitud que al resto de la población, existe la posibilidad de conjugar pobreza mas vejez, propiciando, así, una doble discriminación social, y, si a ello le agregamos los patrones de géneros. Es urgente tomar en consideración a este sector poblacional, no solo  desde un enfoque cuantitativo sino también cualitativo, que se refleje en la construcción de políticas especializadas a fin no generalizar a este grupo social, sino, mas bien, crear subgrupos a acorde a cada una de sus necesidades, y así, implementar  programas de desarrollo enfocados a cada sector senil. Por otra parte, hay que fomentar la equidad social con el propósito de adjudicar la experiencia  con el desarrollo científico y tecnológico para lograr una calidad de vida optima, y; por otra parte que las oportunidades sean de manera simultanea tanto para la población joven como para los adultos en plenitud, esto se logra a través de una nueva cultura de la igualdad, donde se proyecte una óptima  funcionalidad social del adulto mayor.


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