El presente artículo busca documentar cómo el entorno político de la actualidad, donde se desarrolla una férrea competencia por el poder político: Unos por conservarlo, otros por recuperarlo y otros más por acceder a él, enfrentan y polarizan a una sociedad ávida de acuerdos, más que de disensos.

Con un presidente nacional transformado en porrista de su partido (enfrentándose incluso a las prohibiciones que la autoridad electoral le impone), con un México sometido a fuertes presiones por el desempleo, la marginación y el hambre; con una campaña del terror desacreditando a los rivales políticos, no se puede esperar una elección pacífica y dado el caso, una transición de seda hacia otros derroteros.

Se presentarán, algunos datos que ilustran cómo las necesidades del país han tenido poca atención, y que ese eterno padecimiento de la pobreza, aunado a la polarización provocada por la presidencia y el candidato de su partido, impedirán, gane quien gane, la construcción de consensos para gobernar y serán factor contribuyente, para desincentivar la inversión privada, indispensable para la generación de empleo.

Al ejercer el poder público, los indicadores básicos de bienestar social: educación, salud y alimentación, nos permiten conocer de primera mano, qué tanto se preocupa el gobierno en mejorar la situación de sus gobernados, primordialmente, de quienes tienen desventaja social.

Es muy fácil hablar y exponer datos sobre situaciones sin gran relevancia, y acordarse de los pobres tan solo cuando hay campañas electorales (algo en lo que en México tenemos una gran tradición), sin embargo, el descontento social provocado por la desigualdad, tiende a incrementarse.

No es fácil pedirle a un ciudadano que está desempleado, a una madre trabajadora, que tienen familia que mantener y cuentas pendientes con el banco y los servicios públicos, que esperen a que el tratado de libre comercio rinda frutos o que se logre un acuerdo migratorio. No se puede fincar el progreso de un país a lo que quieran o no hacer con nosotros los demás países del orbe, el destino está en nuestras manos.

I. Indicadores de población y bienestar en México 2000-2005

La desinformación en temas económicos y políticos es la causa principal de que los ciudadanos que acuden a votar, elijan a un candidato que evidentemente no va a defender sus intereses de grupo.

Por lo anterior, se presentan aquí algunas cifras seleccionadas, basadas en datos oficiales y públicos, de manera que podamos analizar, con evidencias económicas proporcionadas por el propio Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), que nos permitan tomar una decisión más razonada, y si fuera el caso, votar por el continuismo de la política económica, o elegir un proyecto alternativo de nación.

• La población en México, según datos del INEGI[1] a 103 millones de personas en 2005, comparándola con los 97 millones que había en el 2000, lo cual representa un crecimiento del 6% aproximadamente.

• El crecimiento demográfico bajó del 1.6% en 2000, a 1% en 2005, un decremento de poco más de medio punto porcentual.

• La fecundidad pasó de 4.4 hijos en el 2000, a 3.7 hijos en 2005.

• La población mayor de 60 años, pasó de ser el 7.1% de la población en el 2000, al 8.1% de la población en el 2005, lo anterior significa que México está envejeciendo, dado que antes se debía atender a casi 6.9 millones de personas de mayor edad, mientras que en la actualidad, se debe procurar atender a 1.4 millones adicionales de adultos de mayor edad.

• Las cifras de desempleo en México, rondan el 40%, dado que la población económicamente activa de 57.53% (La Jornada, 2005), con un empleo formal ubicado en 12,581,000 personas (ibid).

• La tasa de analfabetismo se redujo, del 9.5 al 8.4% de la población.

• La escolaridad incrementó marginalmente al pasar de 7.5 años a 7.9 años de escolaridad.

• La población en edad escolar (5 a 14 años) que es atendida, pasó del 89.2 al 93.3%

• La población que cuenta con seguro médico de alguna especie asciende a 46.9% en 2005, contra un 41% que tenía acceso a algún sistema de salud, en el año 2000.

Los datos presentados, sin afán de maledicencia, tienen sus aristas que hay que analizar, sobre todo desde la perspectiva de lo que hace o deja de hacer el gobierno para atender los problemas, tomemos un ejemplo:

Si la fecundidad baja, es debido a varios factores: falta de compromiso, mayor educación, postergación de la maternidad, malnutrición, falta de tranquilidad y estabilidad económica, por querer convertirse en una pareja "dinky", entre otros factores. Lo relevante del asunto, es que a la vez que la fecundidad ha disminuido, el número de personas de mayor edad ha incrementado, lo que aumentará la presión sobre la necesidad de financiar las pensiones de los adultos mayores.

Además, con la individualización de las cuentas, el gobierno tendrá que canalizar día con día mayores recursos para el retiro, para todos aquellos que no hayan ahorrado lo suficiente, o que no cuenten con un monto constitutivo de pensión, suficiente, para sostenerse con sus propios recursos, una vez pasada la edad de retiro.

En el ámbito educativo, las cosas no andan tampoco muy bien. México no ocupa ninguno de los primeros 50 lugares, en las evaluaciones académicas internacionales. No basta con tener escolaridad, podemos presumir que el promedio de los mexicanos estudia de 7.5 años (medio año de secundaria), a casi ocho años de escolaridad, algo equivalente a terminar el primer grado de secundaria[2].

Durante el sexenio se privilegió el establecimiento del sistema Enciclomedia, que consta de un equipo de cómputo y un pizarrón inteligente, en al menos un aula de cada escuela del país, como un medio de desarrollar un mayor interés de los niños hacia la clase, que les permitiera aprender más y mejor.

Se realizó la inversión de más de 25 mil pesos por escuela (para dotarlas de pantalla inteligente, proyector y computadora de marca), sin contar con el pago de licencias a Microsoft, por el uso del sistema operativo Windows y la Enciclopedia Encarta. Porque lo interesante del asunto, es que en vez de utilizar software de código abierto (sin pago de licencias) como lo han estado haciendo varios gobiernos (el chino incluido), utiliza la enciclopedia Encarta, sobre el digitalizado de los libros de texto oficiales de la SEP. El problema educativo en México no es exclusivo de la tecnología.

Pese a haber dedicado buena parte del sexenio en la promoción del seguro médico popular, el gobierno foxista solo puede presumir de que 48 millones de mexicanos tienen algún tipo de seguro médico, ¿y los restantes 55 millones? ¿Qué deben hacer mientras? ¿No enfermarse acaso?

Está visto que no hay proyecto, solo un gerenciamiento del poder político, en aras de servir a los poderosos y sus intereses. Es ridículo pensar que si no se tiene cobertura universal mínima de los servicios de salud, y no se quieren transferir fondos gubernamentales al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, ande prometiéndole a diestra y siniestra a los jóvenes, que si votan por él, el gobierno pagará el primer año, las cuotas correspondientes a los trabajadores. Prometer no empobrece, la pregunta es: ¿De dónde sacará el dinero?

II. La guerra sucia y la inestabilidad social

Las noticias vuelan, y las malas noticias, aún más. Como si fuera deporte nacional, los medios mexicanos, primordialmente aquellos que se vieron beneficiados con la autorización de casinos por parte de Santiago Creel allá en 2005[3], se han vuelto en caja de resonancia de todo aquello que favorezca a uno o perjudique a otro candidato.

Más allá de lo anterior, y de las negociaciones que como televisoras hayan tenido con los candidatos del partido en el gobierno (PAN), es evidente que se permitió la transmisión de spots publicitarios evidentemente violatorios de la ley, en los cuales no solo se denosta, sino que se agredía directamente a Andrés Manuel López Obrador, un candidato popular con los de abajo (y no pocos de arriba), pero visto como severa amenaza por quienes gozan y abusan de privilegios y son parte del establishment.

La guerra sucia en el México actual, incluye aniquilar todo aquello que huela a modelos alternativos alejados de las políticas neoliberales, todo aquello que sea verdaderamente combate a la pobreza, la marginación y la desigualdad social.

Tanto la presidencia de la república, encabezada por Vicente Fox, como Manuel Espino, presidente del PAN y el equipo de campaña de Felipe Calderón, han tejido simbióticamente una campaña mediática, de descalificación, enfrentamiento y aniquilación. Fox se ha olvidado del discurso pseudodemocrático que enarbolara mientras compitió por la presidencia.

Todos los adjetivos y denuestos que le atribuyó a sus opositores, principalmente contra Francisco Labastida (la vestida, le llamaba, en alusión a una probable tendencia gay, presente en su cerebro calenturiento), hacían las delicias de los comunicadores, y la hilaridad del respetable, ante lo poco convencional que resultaba el candidato de marras.

Sea como sea, por cansancio de la población, por agotamiento natural de un sistema político, el pueblo mexicano se dejó domar por la mercadotecnia cocacolera y aceptó a Fox como presidente.

Lo interesante del proceso, es que Ernesto Zedillo, reconoció esa misma noche el triunfo foxista, y los priístas permitieron dentro de todo lo posible y lo imaginable, una transición aterciopelada, suave, sin fricciones. Tan fue así, que se pagaron honorarios al cuerpo de asesores de Fox, que participaron en la transición sin tener un cargo formal, pero bueno, eso da para muchas historias.

La pregunta del millón de dólares, es la siguiente: Si llegase a ganar Andrés Manuel López Obrador, ¿permitirá Vicente Fox una transición de seda y terciopelo? ¿O se emperrará en hacer la transición más difícil para los mexicanos sin importar los damnificados económicos, políticos y sociales que resulten?

La campaña del miedo, tomando prestada la retórica acostumbrada en los años anteriores a la caída del muro de Berlín, está siendo encabezada por grupos derechistas, acostumbrados al poder, dueños del poder económico, afines al poder religioso y usufructuarios actuales del poder político.

No por nada, el empresariado mexicano, azuzado por las promesas foxianas y calderonianas, metidos en la misma retórica, utilizan y amenazan a sus trabajadores, sugiriéndoles votar por un candidato afín a su ideología, como sucedió con Enrique Coppel, dueño de la cadena de tiendas Coppel, quien envió a sus 25,000 empleados una carta dando razones por las cuales no votar por López Obrador (AMLO)[4]. Otro tanto hace la Coparmex, sindicato patronal[5], quien está utilizando una campaña de terror, del voto del miedo, invitando por medio de sus recibos de nómina, para que sus asalariados voten por el candidato patronal, a la postre, Felipe Calderón.

No es de extrañar que Cristóbal Fox, hermano de Vicente, se monte a hacer lo propio con sus trabajadores. Según una nota aparecida en El Norte, Cristóbal les dice a sus trabajadores: "¿Qué nos espera si este hombre llega a la presidencia? ¡Un tirano!" Para muestra, solo este botón[6].

Un ejemplo más, es la utilización de la asociación de padres de familia de escuelas privadas, para asustar a quienes tienen a sus hijos ahí. En un póster distribuido en diversos planteles, se les da una serie de orientaciones mediante las cuales guiar su voto, sin ánimo de influir electoralmente, según dicen. Lo interesante del asunto, es que les piden votar por un candidato que no se oponga a las reformas estructurales (energética, fiscal y laboral). Se siente en ello dedicatoria hacia AMLO.

En otra parte del panfleto, sugieren a sus agremiados, a votar sólo por candidatos que garanticen que no permanecerán en el poder más allá del 1º de Diciembre de 2012, que es la fecha en que terminaría su mandato 2006-2012. Cualquiera que sepa leer entre líneas, entiende que si asocian en su mente truculenta un eje Castro - Chávez, con el caso mexicano, darían a entender que uno de los candidatos pretenderá emularlos.

Pero no sólo eso demuestra lo perdida que traen la brújula los panistas. Le están apostando a crear un caos, y a hacer creer al público que este es causado por sus rivales políticos. El mal manejo del caso de CNI Canal 40, que devino en la famosa frase ¿y yo por qué?, emitida por el presidente de la república, quien se dedicó a desgobernar, más que a cumplir su cometido.

El pésimo manejo del conflicto minero y la violencia desatada en Atenco, donde incluso algunas mujeres fueron violentadas sexualmente, es lo que verdaderamente asusta. Un presidente desatado y desesperado, un grupo que se niega a perder el poder y los privilegios, son las cosas que van a llevar verdaderamente a México a la ruina.

Han existido algunas mentes lúcidas que llaman a la calma, pero parece que al grupo en el poder no le interesa, para ellos primero ellos y sus privilegios, son capaces de desgraciar al país, con tal de no verse mínimamente perjudicados.

Ya lo refirió el pasado 14 de Mayo la Iglesia Anglicana de México, en el matiz de los asuntos de violación a los Derechos Humanos por parte del Gobierno Foxista (que incluyó según se sabe, violencia sexual a las mujeres detenidas): "antes de actuar con violencia para resolver cualquier conflicto social, el gobierno federal debe recordar que las manifestaciones e inconformidades sociales suceden porque las personas sienten que no hay estabilidad política en el país por parte de sus gobernantes"[7].

III. La solución al problema

El problema está en la inacción, el desgobierno y la corrupción. No son pocas las cosas y atrocidades cometidas por gobiernos panistas, para muestra un botón[8]:

• Los hijos de Marta de Fox, que compraron viviendas al IPAB en unos cuantos miles de pesos, para venderlas en cientos de miles de pesos cada una.

• Al Fobaproa, condenado por Fox en campaña y aprobado por Calderón, como líder de su partido.

• A los casinos que Santiago Creel entregó a una empresa televisora para ganar su apoyo en favor de su partido.

• Al autopréstamo de 3 millones y medio de pesos que se otorgó apenas llegó a la dirección de Banobras.

• A la desviación de recursos públicos para el combate del VIH, para la compra de tangas, efectuado por Jorge Serrano Limón y Luis Pazos.

• El hecho de que el ayuntamiento panista de San Pedro Garza García, Nuevo León, el más rico del país (ahí viven los encapuchados de Chipinque[9]), se hayan cometido desvíos económicos del erario público, por parte de Gerardo Garza Sada[10].

Lo que se visualiza es que el PAN no ha sabido gobernar. No quieren dejar el poder, porque encontraron útil la frase aquella de que "es un error vivir fuera del presupuesto", y desde ahí, quieren instrumentar las políticas económicas neo-liberales, para perjudicar cada vez más a los trabajadores, abaratando en lo posible la mano de obra. ¡Quieren acabar con la pobreza, a base de matar de hambre a los pobres del país!

Lo gracioso del asunto, es que la misma teoría económica nos ilustra que al existir demanda de bienes y servicios, se incentivará que haya gente dispuesta a ofrecerlos, a los precios del mercado.

Sabemos también que en caso de reducción de la demanda, el precio tenderá a bajar y para los fabricantes ya no será rentable fabricarlos, porque los precios que paga el mercado no serían suficientemente remunerativos, para que valiera la pena invertir el dinero en ofertar ciertos bienes y servicios.

El problema que se presentaría, es que si constantemente baja el poder adquisitivo, se genera un círculo vicioso de pobreza, con la constante:

• Baja en la demanda.

• Inutilidad de la oferta

• Cierre de empresas

• Desempleo

• Baja de recaudación

• Baja de demanda

• Inutilidad de la oferta

• Cierre de empresas

Y así sucesivamente, con el agravante de que las gentes en situación de pobreza, deben ser apoyadas, y si el Estado tiene baja recaudación, ¿de dónde va a sacar el dinero para brindar apoyos sociales a familias en situación de marginalidad?

No hay nada que le haga más daño al país, a su calificación crediticia, a la seguridad económica, que la violencia, máxime si esta es generada por el propio Estado.

Las cifras macroeconómicas pueden estar muy bien, pero allá, en cada una de las microrregiones en que se divide el país, los niveles de pobreza y desigualdad son lacerantes.

Mientras no haya una equitativa, proporcional y legal distribución de la riqueza, que permita un mínimo de oportunidades igualitarias, el neoliberalismo llevará al país a la ruina.

No puede soslayarse que el país puede estallar socialmente, ese es el verdadero peligro. Uno de los mayores detonantes para la violencia es la pobreza. Se puede aguantar todo, pero cuando el hambre llama a la puerta de alguien y toca a su familia, no se puede perder más que las cadenas de opresión.

Si el gobierno sigue mediáticamente agrediendo a quien no está de acuerdo con él, no puede considerarse un gobierno democrático. Si se está continuamente polarizando a las partes, el riesgo de volatilidad en todos los órdenes estará presente.

Si no se da una transición aterciopelada, suave, el riesgo-país aumentará, la calificación de deuda será peor, se interrumpirá el flujo de inversiones, los inversionistas tomarán anticipadamente sus utilidades, se dará fuga de capitales; es a lo que le apuestan Vicente Fox, Calderón y el PAN, en caso de no resultar triunfadores. Para volver 6 años después como los salvadores del país.

Para concluir este apartado, hago propias las palabras enunciadas por Javier Hurtado, en su editorial "Salvadores de la Patria"[11]:

Es triste observar que un partido que se distinguió por su incuestionable contribución al desarrollo de la democracia en México, ahora realice actos iguales o peores a los que hiciera el PRI en sus mejores tiempos, y que como oposición siempre combatieron y cuestionaron. La historia ha demostrado que quienes ven "peligros" por todos lados, en realidad son un verdadero peligro, y terminan siendo víctimas de lo que ellos mismos crearon.