Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Eugenio Espinosa Martínez (CV)
eugenio@flacso.uh.cu
Universidad de La Habana
Resumen
El artículo ofrece un análisis de la estrategia de desarrollo económico y social de Cuba entre 1989-2005, mostrando los cambios en las políticas económicas y sociales y la continuidad en las estrategias a partir de los valores presentes en el pensamiento económico y social cubano desde José Martí y Pérez a la actualidad. Lo novedoso del estudio, a diferencia del análisis realizado por Amartya Sen, es la vinculación de la Ética y la Economía a partir de las estrategias de desarrollo y de las políticas, y no en tanto que disciplinas científicas o docentes.
Palabras Claves: Ética, Economía, Desarrollo, Desarrollo Social, Estrategias de desarrollo, Políticas Sociales, Cuba, Valores, Cambio, Continuidad, Mitos.
JEL: 01 A1
Abstract
This paper offers an analysis of Cuba Strategy of Social and Economic Development in 1989-2005. It shows Changes on Social and Economic Policy and Continuity on Strategies based on Values present in Cuban economic and social thought, from José Martí y Pérez to nowadays. Novelty of this study, different from the analysis made by Amartya Sen, is the link between Ethics and Economy seen from strategies of development and policies, not from scientific or educational disciplines.
Key words: Ethics, Economics, Development, Social Development, Strategy of Development, Social Policies, Cuba, Values, Change, Continuity, Myths.
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Espinosa Martínez, E.: "Ética, economía y políticas sociales: valores y estrategia de desarrollo de Cuba en 1989-2005"en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 194, 2014. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/2014/desarrollo-economico.htmlLa relación entre ética, economía, políticas económicas y sociales que será explorada aquí se diferencia a la tratada por Amartya Sen. Para Amartya Sen la relación entre la ética y la economía se refiere a la condición de ambas en tanto que ciencias o disciplina docente. Acá en este trabajo será explorada esa relación a través de cómo y porqué la ética debe ser uno de los componentes que conduzca y guíe las políticas económicas y sociales a través de los valores. ¿Cuáles serían esos valores?: en este caso se refiere a los valores relevantes presentes en el pensamiento cubano a lo largo de su historia.
La economía como ciencia nos sitúa en el terreno de los valores y los precios, de las relaciones sociales de producción, distribución, cambio y consumo (Marx 1946); mientras la ética nos conduce al mundo de los valores y principios. Aparentemente muy alejadas la una de la otra y, sin embargo, su cercanía está dada por algo más que la coincidencia en el vocablo de valores
Hay precios que no tienen valor. Carlos Marx ponía el ejemplo de la tierra en esa magistral sección del Tomo tercero de El Capital dedicada a la tierra y a la renta del suelo. También puso los ejemplos del honor y la virtud, entre otros, cuando hablaba de la mercancía y del mercado capitalista en la sección primera del tomo primero. Podía haberse referido al agua y el aire, los llamados bienes ¿públicos, comunes?, la vida de un hombre o de una mujer o de un niño, una idea, en fin, el mercado capitalista puede ponerle un precio a todo, o casi todo. Aquí estamos en el terreno de la economía.
Sin embargo, hay valores que no tienen precio. La soberanía, la independencia, la dignidad, la libertad, el honor, la virtud, son valores sin precio. Ello nos sitúa en el terreno de la ética, o en el de otra economía posible. Es el mercado el que pone los precios, pero es el hombre (la mujer o el niño) el que dispone los valores.
¿Cuál puede ser el valor de una idea? El mercado publicitario le otorga un precio a las ideas. También el mercado de proyectos en el proceso de evaluación económica le confiere valor al conocimiento (Espinosa oct.2000). Sin embargo, en el valor de una idea, de un principio, de un valor ético, ¿está contenido el trabajo pretérito contenido en ellos como resultado de una evolución histórica que puede ser centenaria? ¿Qué valor pueden tener esas ideas, esos valores?
Un producto que no quiere ser vendido, cualquiera que este sea, tiene valor pero no tiene precio. Carlos Marx no teorizó sobre esto 1, pero vivió toda su vida demostrándolo conscientemente, sobre todo cuando escribió en una carta que nunca nadie había escrito tanto sobre el dinero careciendo tanto de él.
Esta otra economía posible no desprecia al mercado ni al dinero, no lo rechaza ni le teme, pero tampoco lo deifica, ni lo fetichiza. Valora los bienes y servicios tangibles e intangibles no solo por el trabajo humano contenido en ellos, como postula la teoría del valor-trabajo; no solo por su escasez o por su utilidad como propugna la teoría marginalista.
O, para decirlo de mejor manera, procura la utilidad de la virtud como apuntara José Martí y Pérez (en lenguaje de economía política marxista sería el valor de uso de la virtud), y considera que el trabajo humano -a través de la historia- contenido en la defensa de ideas y valores es tan alto que no existe suficiente dinero en el mundo para ponerle un precio, con lo que volvemos aquí a la teoría del valor trabajo de Marx. En este caso sería un valor sin valor de cambio, sin precio.
Marx escribió sobre los signos de valor privados de todo valor (Marx 1946: 87), pero de lo que aquí se trata es del valor de las ideas, no solo de la innovación. ¿Cuál es el tiempo de trabajo socialmente necesario de una idea? La ciencia económica aún tiene un largo trecho que recorrer en este terreno. También la ética o pudiéramos decir la axiología.
Con el permiso de los economistas, o de los políticos, o de los académicos, me voy a permitir añadir lo siguiente. Cuando Ho Chi Minh decía que no hay nada más preciado que la libertad y la independencia, o cuando Fidel Castro Ruz dice y nos recuerda que vivimos una revolución que tiene más de 100 años, son ideas, valores que se tornaron fuerza material en la vida de muchos hombres y mujeres a lo largo del tiempo. ¿Qué valor pueden tener esas ideas, esos valores?
Este asunto que pareciera muy alejado de las cuestiones prácticas de la vida, sin embargo no lo está. ¿Cómo medir en el PIB de la economía cubana el aporte en valor de servicios como la educación y la salud, por ejemplo? En la reciente sesión del Parlamento cubano se planteó que “Con toda razón el compañero Fidel ha pedido que se revise el Producto Interno Bruto y como se expresan en el mismo los servicios de educación y salud” (Rodríguez 2000).
Estas reflexiones de ocasión, que debieran ir acompañadas de la exploración en la etimología de estas palabras, y lo que resultaría más útil, de una propuesta metodológica de medición, van dirigidas a introducir el tema de la estrategia de desarrollo de Cuba en los ’90 2.
Se ha preferido aquí el concepto de estrategia de desarrollo al de políticas públicas o al de políticas económicas y sociales porque la noción de estrategia de desarrollo parece más conveniente y apropiada para una sociedad como la cubana que las nociones de políticas públicas, o políticas sectoriales: políticas ambientales, políticas sociales, políticas económicas, políticas culturales, etc.
La razón fundamental radica en que los conceptos de políticas públicas y de políticas sectoriales, así como los de planificación o programación del desarrollo (Benard, Kaldor, Kalecki, Leontief, Tinbergen 1969; Prebish 1970; Fedorenko 1976; SELA-UNESCO 1997; UNESCO 1997), presuponen que estas son elaboradas por los estados y gobiernos, y estos no siempre tienen en cuenta los intereses y necesidades de las poblaciones a las cuales van dirigidas; y frecuentemente no permiten que los diversos actores/sujetos sociales participen en el diseño, implementación y/o monitoreo de las políticas. A su vez, los planes y procesos de planificación tienden a fijar metas y objetivos cuantitativos, así como criterios de medida, mientras las metas y objetivos de las estrategias/lineamientos suelen ser más flexibles por su índole cualitativa y de propósitos.
En una sociedad como la cubana, en que los actores sociales organizados no solo expresan libremente sus intereses sino que forman parte del proceso de construcción del consenso que conduce a una estrategia de desarrollo nacional, sectorial o local y de ahí a las políticas (Espinosa 1996), el concepto de estrategia de desarrollo constituye una herramienta más útil y pudiera expresar mejor los procesos reales (Espinosa 2000).
Las estrategias conducen a las políticas sirviéndoles de guía para su implementación, son más generales y marcan una ruta, un camino general que es detallado posteriormente por los programas y planes. Los lineamientos suelen ser más generales que las estrategias, en la medida en que no precisan el cómo ni los medios para lograr los objetivos trazados, mientras las estrategias suponen precisar recursos y medios para lograr los objetivos/propósitos.
Hay varias instituciones y autores cubanos dedicados al estudio de la economía cubana, como el INIES y el CEEC entre otros, sin embargo, el estudio de las estrategias ha sido poco frecuente. Lo más usual han sido estudios sobre la evolución de la economía, valoración y análisis de las políticas, su grado de efectividad y recomendaciones para su mejoramiento
Estrategia de desarrollo de Cuba en los '90: principios y valores en el pensamiento cubano.La estrategia cubana de desarrollo en los ’90 estuvo guiada por un conjunto de valores y principios que han estado presentes en la historia de lucha y en las ideas al menos desde el siglo XIX, y devenidos en políticas de estado y gobierno a partir de 1959. Aquí solo se analizará este asunto para los años ’90, una de las décadas más difíciles por las que ha atravesado el pueblo cubano a lo largo de su historia y la etapa más difícil desde 1959.
No pudiera decirse que estos valores y principios son privativos de Cuba. Estas ideas han estado presentes en la lucha y en la historia de muchos pueblos, sin embargo, no son muchos los países en los que se han materializado en las políticas. Los valores que favorecen el desarrollo humano rara vez son rechazados como ideas, pero su materialización en las políticas de estado y gobierno, tornar realidad esos valores en la vida de las personas, resulta verdaderamente difícil. Hay una distancia, que no es pequeña, entre las ideas y la realidad que solo se recorre a través del diseño de una estrategia, de la implementación de las políticas y del seguimiento a las mismas.
A continuación se ofrecen al lector un conjunto de valores, principios y conceptos que son los que guiaron la estrategia cubana de desarrollo en los ’90 y su presencia en diferentes momentos en la historia del pensamiento cubano.
La independencia económica como base de la soberanía política, de la continuidad en la política social y de la preservación del patrimonio humano, histórico, cultural, ambiental y espiritual de la nación.
Crecimiento y desarrollo. Desarrollo económico y desarrollo social.
El hombre (la mujer y el niño) como sujetos y objetos del desarrollo..
Soberanía política.
Justicia y equidad sociales.
Dignidad, ética, participación y democracia, libertad, honradez y honestidad, solidaridad e internacionalismo, preservación del patrimonio material, espiritual y humano de la nación, paz.
Sociedad socialista.
La independencia, la soberanía, la libertad y la justicia y equidad sociales han estado explícitamente formuladas en el pensamiento cubano desde el siglo XIX, y es en el pensamiento independentista de José Martí y Pérez en el que encuentran su expresión más alta. Ese pensamiento martiano que ha enriquecido y fertilizado el acervo espiritual e intelectual de los cubanos, de los latinoamericanos y caribeños y de los americanos e iberoamericanos.
Más recientemente, Ernesto Guevara de la Serna escribiría su portentoso ensayo Soberanía política e independencia económica en el que enlaza
“(..)estos dos conceptos que deben ir siempre juntos(..)” con la historia de Cuba y la de América, con el nuevo objetivo estratégico a lograr por Cuba a partir del 1º de enero de 1959 que
“(..)es la conquista de la independencia económica(..)”, con los principios de libertad y democracia, “(..)porque no se habla de lo económico por lo puramente económico, sino de lo económico como base para satisfacer todas las demás necesidades del país, de la educación, de una vida higiénica y saludable, la necesidad de una vida que no solo sea de trabajo, sino de esparcimiento(...)”, con el propósito de “elaborar todo un plan que nos permita predecir el futuro”, con los objetivos de “la diversificación del comercio exterior” y “la elevación del nivel de vida del pueblo”, con el “nacimiento de la verdadera república políticamente libre y soberana que toma por ley suprema la dignidad plena del hombre” (Guevara 1960) y la mujer.
Desde fechas muy tempranas se distinguió entre crecimiento y desarrollo en el pensamiento cubano (Rodríguez 1948, 1955, 1956), apuntándose que
“el problema básico del desarrollo: la conformación estructural de la economía, el hecho de que no hay desarrollo económico cuando el crecimiento de las fuerzas productivas se realiza de manera tal que conduce a una estructura económica que en vez de avanzar al país de la condición de subdesarrollado a la de desarrollado, contribuye a mantener o a agravar el status de país subdesarrollado de aquel(...)”
“(..) porque no puede haber desarrollo económico sin un crecimiento simultáneo –y dentro de ciertos límites- de las diversas ramas productivas. Este problema fue previsto maravillosamente por Carlos Marx y aplicado, con genial anticipación, por Vladimir Ilich Lenin en la primera de las obras científicas sobre el asunto, El desarrollo del capitalismo en Rusia, escrito medio siglo antes de que los economistas de la decadencia burguesa ‘descubrieran’ el tema del desarrollo a manera de nuevo mediterráneo. Entre los teóricos burgueses del desarrollo económico, ha sido Raúl Prebisch quien ha dejado las cosas en su justo sitio, cuando postula que desarrollarse ‘no es un mero aumentar de lo que hoy existe. Es un proceso de intensos cambios estructurales’...”(Rodríguez 1955: 41-42).
Suscribiendo “sin reservas las palabras de Prebisch”, Rodríguez apunta que “nosotros vamos un tanto más allá de Wallich, más allá de Pazos y más allá de Prebisch (...)nuestra segunda tesis radica en que – a diferencia de los países desarrollados en el siglo XIX y primera parte de este siglo- el factor estratégico básico del desarrollo económico fundamental de Cuba y otros países que están en su caso, no es el empresario privado, sino que ha de serlo el Estado con un contenido democrático popular(...)”
“Con esto no estamos pronunciándonos a favor de alguna socialización prematura (...)Lo que queremos decir es que el Estado democrático popular tendrá que ser el primer personaje en acción(Rodríguez 1956:56-59).
En el pensamiento cubano el desarrollo económico siempre ha estado estrechamente asociado al desarrollo social en la medida en que son el hombre, la mujer y el niño los sujetos y objetos del desarrollo.
Esa visión abarcadora está presente desde tempranas fechas en el pensamiento y la acción de Fidel Castro Ruz, encontrándose abundantes referencias en la selección temática de sus discursos durante los 30 años que van de 1959 a 1988 y que fuera publicada en 1991.
“El desarrollo no solo es económico sino también social. Puede haber crecimiento económico, deformado o dependiente, que no sirva a este objetivo ni conduzca a los fines esperados. Una política económica y social acertada debe tener como centro y preocupación al hombre. Si se traza una política que no corresponda a este contenido, no habrá desarrollo y ni siquiera paz”. (Castro 1991: 78)
“El desarrollo actuará a la vez trayendo soluciones para la pobreza y contribuyendo, a través de la educación y la cultura, a que nuestros países logren tasas de crecimiento racionales y adecuadas” (Castro 1991: 82)
“Hay gobiernos que acceden al poder mediante la lucha popular o revolucionaria y encuentran de repente las espantosas condiciones de pobreza, endeudamiento y subdesarrollo, que les impiden dar respuesta a las esperanzas más modestas de sus pueblos(...)si el sistema es socialmente justo las posibilidades de supervivencia y desarrollo económico y social son incomparablemente mayores”(Castro 1991: 93).
En esa visión abarcadora están presentes con fuerza la democracia y la participación. Al decir de Guevara:
“el gobierno no puede dictar normas, hacer planes, fijar metas, sin la participación del pueblo, pues en ese caso, sería un plan frío, burocrático”.
“Por eso mismo, la empresa debe recurrir a sus funcionarios y obreros para discutir los planes, para incorporar a la gente a la producción y a los problemas de la producción de tal forma que el resultado final sea vivo, producto de discusiones prácticas sobre temas determinados y que puedan ofrecerse conclusiones acabadas”.
“Es preciso agregar a esto que de acuerdo con los principios actuales de dirección de empresas en los países socialistas, el administrador y el consejo de administración son los que tienen la responsabilidad única y absoluta del cumplimiento de las tareas a ellos encomendadas(...)”
“El establecimiento del sistema socialista no liquida las contradicciones sino que modifica la forma de solucionarlas(...) Armonizando todas ellas en el marco de la discusión y la persuasión, método básico para actuar correctamente(...)”
“Este conjunto de organismos revolucionarios, el Consejo Técnico Asesor, los sindicatos y la administración(...)Debe existir una amplia integración de estos sectores, discutirse continuamente, establecerse una comunicación continua que permita intercambiar opiniones en cada momento y lograr el asesoramiento de todos los factores políticos y técnicos necesarios, para que el administrador, en última instancia y bajo su entera responsabilidad, tome la decisión”(Guevara 1961:122-131).
No se trata de categorías abstractas, de colectividades sin rostro, se trata también de la persona individual. Nada más lejano al pensamiento cubano socialista que esa hipócrita acusación de que el individuo desaparece en la masa, en el pueblo.
En el ensayo que es considerado como una síntesis de su pensamiento, Guevara aborda el tema.
“Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad(...)El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada (...)La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo” (Guevara 1965: 371-380).
La hondura de este pensamiento cubano, del que se han seleccionado chispazos alumbradores corriendo el riesgo que entraña toda selección breve, no olvida el medio ambiente, ni el determinante papel que la ciencia y la tecnología han pasado a tener en el desarrollo, ni el peculiar significado que para Cuba tienen las relaciones internacionales, ni la importancia de la historia, ni la relevancia del patrimonio material y espiritual de la nación.
Respecto al tema ambiental sorprende que en José Martí y Pérez estaba ya presente la noción de que el desarrollo actual no debe comprometer el de las futuras generaciones, idea que resurge en el concepto de desarrollo sustentable; como también estaba en Martí la percepción de que el tema ambiental tenía y tiene una connotación en las relaciones políticas internacionales, al analizar la utilización que a finales del siglo XIX hiciera los EUA contra Canadá e Inglaterra del tema de las ballenas en el Pacífico norte (Espinosa 1992).
Del peculiar significado que las relaciones internacionales tienen para Cuba, y viceversa, se ha escrito mucho y poco. Al decir del profesor D’Estefano:
“Toda nación tiene una presencia internacional dada, pero algunas –y es el caso de Cuba- la tienen con gran relevancia. Muy pocos son los países pequeños que, desde diversos ángulos, se encuentran en tal caso. Cuba es uno de ellos(...)”
”Cuba sería la vía que enlazaría tres continentes: América, Europa y África, y sería fiel reflejo de las guerras de siglos entre las potencias imperiales, lo que explica que estuviéramos en el centro de la política de diversos países europeos y americanos(...)”
“Las disputas de las potencias por Cuba se extendieron en el tiempo por espacio de siglos, a partir del XVI(...)Solo en una cosa hubo acuerdo en el tiempo entre Estados Unidos, Inglaterra, Francia y las demás potencias europeas respecto a Cuba, y fue en que la Isla3 no podía pasar a mano de ninguna de ellas y, por ende, era preciso que siguiera en manos de España, la potencia débil(...)”
“Ahora bien, la actitud de las potencias ante la independencia patria, si bien hizo más larga y dura la lucha, condujo a un efecto contrario del que se trazaron otros países: el desarrollo de una nacionalidad cubana más firme y resuelta, más convencida de la justeza de su causa, más consciente de que tenía enemigos poderosos”(D’Estefano 1988: 1-6).
Pero Cuba –al igual que el Caribe- no sólo ha sido lugar de confluencia y confrontación de intereses de las potencias, también ha sido y es espacio de fusión de razas y culturas, unidad de lo diverso, cuestión primordial en cualquier estrategia de desarrollo.
Nadie mejor que Fernando Ortiz, catalogado como el tercer descubridor de Cuba, para hablarnos de ello, con ese nuevo concepto de transculturación, incorporado por él a las Ciencias Sociales.
“La verdadera historia de Cuba es la historia de sus intrincadísimas transculturaciones. Primero la transculturación del indio paleolítico al neolítico y la desaparición de este por no acomodarse al impacto de la nueva cultura castellana. Después, la transculturación de una corriente incesante de inmigrantes blancos. Españoles, pero de distintas culturas y ya ellos mismos desgarrados, como entonces se decía, de las sociedades ibéricas peninsulares y trasplantados a un Nuevo Mundo, que para ellos fue todo nuevo de naturaleza y de humanidad, donde tenían que reajustarse a un nuevo sincretismo de culturas”.
” Al mismo tiempo, la transculturación de una continua chorrera humana de negros africanos, de razas y culturas diversas, procedentes de todas las comarcas costeñas de África, desde el Senegal, por Guinea, Congo y Angola en el Atlántico, hasta las de Mozambique en la contracosta oriental de aquel continente. Todos ellos arrancados de sus núcleos sociales originarios y con sus culturas destrozadas, oprimidas bajo el peso de las culturas aquí imperantes, como las cañas de azúcar son molidas entre las mazas de los trapiches”.
“Y todavía más culturas inmigratorias, en oleadas esporádicas o en manaderos continuos, siempre fluyentes e influyentes y de las más varias oriundeces: indios continentales, judíos, lusitanos, anglosajones, franceses, norteamericanos y hasta amarillos mongoloides de Macao, Cantón y otras regiones del Imperio Celeste”
“(...)ese inmenso amestizamiento de razas y culturas sobrepuja en trascendencia a todo otro fenómeno histórico”(Ortiz 1940) . 4
Esa democracia cultural que subyace en la aceptación del otro con su amestizamiento, ese respeto cultural hacia lo distinto y lo diverso, raíz profunda de Cuba y de esa América mestiza como denominara Martí a Nuestra América, que no segrega ni discrimina, que se mezcla en un ajiaco de identidades para crear una nueva identidad, es el sustrato de esa democracia política que a través de la construcción del consenso ha sido y es un componente de la estrategia cubana de desarrollo en los ’90.
La Solidaridad –para recibirla y ofrecerla- y el internacionalismo son valores que no sólo corresponden a la proyección exterior de Cuba desde la República en Armas del siglo XIX, también están asociados al ámbito de las políticas internas y a las relaciones interpersonales. Solidaridad que va a lo profundo de la condición humana en la medida en que es conducida por un humanismo radical, esto es, de raíz.
La valorización de la historia, del patrimonio material y espiritual de la nación, la proyección de futuro y la continuidad del proceso de desarrollo son elementos de capital importancia. Al respecto, apunta Raúl Modesto Castro Ruz:
“La historia de este país(...)Este pueblo no ha conseguido nada gratuitamente. Todo le ha costado muy caro. Su propia guerra de independencia.(...)Este último año, lo que más se podría resaltar es la fuerza indestructible de la unidad de este pueblo que la comenzó Martí y la concluye Fidel(...)sabes que a nuestra edad se piensa en el futuro(...)Yo pienso que el mejor homenaje que nos pueden hacer, en primer lugar a los que cayeron en esta lucha heroica y que no pudieron ver como nosotros este final de siglo y ver el 42 aniversario del triunfo de la Revolución, es que se mantenga la Revolución”. “
“Eso es lo que uno más piensa, que no se desvíe, que estén alertas, que la experiencia de lo que sucedió en la Unión Soviética muy especialmente, no puede pasar aquí. Esa autodestrucción del país más grande del mundo.”
“Tenemos que tener a las instituciones de la Revolución, en primer lugar la del Partido, funcionando con una eficacia tal que se pueda detectar a tiempo los primeros pasos negativos (...)Y que no nos puedan sorprender ni una tontería bien intencionada ni la maldad de una traición(...)tenemos que estar pensando en el futuro, en un futuro que tiene que ser mejor que este obligatoriamente (...)”
“El enemigo seguirá. Ahora están hablando de la era pos Castro y que el tránsito tiene que ser pacífico, claro que siempre habrá tránsito hacia un socialismo cada vez superior (...) Y cuando hablé de instituciones perfeccionadas no es suficiente, el papel fundamental lo tienen que jugar la actitud vigilante del pueblo si ve alguna desviación porque eso se nota y este es un pueblo instruido, un pueblo culto, un pueblo cada vez más politizado(...)Ahora mismo la batalla de ideas. ¿Que es esto? Nuevos métodos de lucha. El énfasis está en la trinchera de ideas”. (Castro Ruz 2001)
Quede aquí esta breve exposición de valores, principios y conceptos que sirve de preámbulo al listado de objetivos que permitieron la materialización de las políticas durante los años ’90.
Objetivos para 1989-1993.
Atenuar los impactos sociales de la crisis económica sobre la población.
Preservar la obra de la Revolución y lo alcanzado por el socialismo en Cuba.
Diversificar las relaciones externas.
Mantener el crecimiento y el desarrollo en ramas seleccionadas: turismo, biotecnología e industria básica.
Conservar la fortaleza del sistema político.
Reforzar la atención primaria de salud.
Valorizar la política ambiental como componente básico de la estrategia de desarrollo.
Diversificar las formas de propiedad y de gestión a la vez que otorgarle un espacio al capital extranjero y al funcionamiento del mercado en la economía interna.
Objetivos para 1994-2000.
Iniciar y mantener la recuperación económica.
Reforzar el consenso sociopolítico a través de la participación, la representatividad y la democracia.
Continuar la reducción de las vulnerabilidades económicas externas.
Reestructurar, reorganizar y redimensionar la economía, a la vez de iniciar las mejoras en las formas de dirección y administración.
Mejorar la eficiencia económica sin renunciar a la eficiencia y equidad sociales.
Situación actual
La economía y la sociedad cubanas son más complejas ahora que hace 10 años: en su estructura y en sus formas de regulación.
Las formas de gestión y de propiedad son más diversas y no están plenamente compatibilizadas.
Los rangos de inequidad social son mayores ahora que hace 10 años, pero muy inferiores a los de otros países.
Han surgido nuevos fenómenos sociales más propios del capitalismo que del socialismo, acompañados de cierta erosión en los valores.
La política de bloqueo y agresiones de los EUA contra Cuba se mantiene y refuerza a pesar de la creciente oposición que encuentra en numerosos países y sectores políticos del mundo y de los propios EUA.
Cuba mantiene relaciones económicas, políticas y culturales con un gran número de países, empresas y sectores políticos y sociales del mundo.
La población cubana cuenta con un alto nivel de salud y educación, favorables niveles de capacitación técnica y cultural, y un fuerte potencial científico.
Se ha reducido sustancialmente la dependencia energética externa, incrementándose significativamente la eficiencia en la producción y consumo energéticos.
La Estrategia Económica y Social de Cuba en tiempos de Globalización: 1989-2000.
El Secretario General de los 71 países ACP (África, Caribe y Pacífico) destacó recientemente el interés de esa agrupación por Cuba debido a su desarrollo en educación, salud y producción alcanzado sin asistencia extranjera en los últimos 10 años.
Lo significativo del caso cubano es que siendo un pequeño país del Tercer Mundo, con PIB en torno a los $14500 millones de dólares, un producto percápita de apenas $1300 dólares y dependiendo en un 45% de sus exportaciones de azúcar, ha tenido que sortear los embates de la competitividad de la globalización, del ajuste neoliberal global, de la política de bloqueo y agresiones de los EUA a un costo aproximado para Cuba de $4,3 mil millones de dólares anuales como promedio en los últimos 42 años, de la pérdida del 85% de sus intercambios externos por la desaparición del bloque socialista europeo y la desintegración de la URSS, y de los efectos de los cambios climáticos globales.
Es conocido que uno de los impactos de la globalización neoliberal fue el abandono del debate sobre las estrategias de desarrollo en las ciencias económicas y sociales. Sin embargo, la noción de estrategia se continuó profundizando en la literatura macroeconómica y en la empresarial (Thompson and Strickland 1989, Pérez 1996).
En el caso de Cuba el consenso de los ciudadanos en torno a valores, objetivos y estrategias de desarrollo económico y social -las dos primeras tareas en la formulación de toda estrategia de desarrollo- ha estado presente desde fechas tempranas y ha mantenido su continuidad más allá de los cambios introducidos en las políticas e incluso en las estructuras económica y social (Rodríguez 1990).
Esos valores y objetivos se encuentran en la larga tradición del pensamiento económico, político y social cubano que diferencia crecimiento y desarrollo económicos; que destaca la muy necesaria interacción y balance entre desarrollo económico y social; que sitúa al hombre, la mujer, el niño (en fin, las personas) como sujetos y objetos del desarrollo; que reconoce la soberanía política, la justicia y equidad sociales, la autonomía e independencia económicas y la dignidad plena del hombre como fundamento de la República; que implanta una democracia consultiva, representativa y participativa en el ejercicio de los derechos económicos, políticos y sociales de los ciudadanos; que promueve la solidaridad; en resumen, que impulsa la preservación del patrimonio espiritual, cultural, ambiental, histórico, material y humano de la nación como valores y objetivos indispensables de la sociedad socialista cubana.
Estos valores y objetivos, que no son privativos de Cuba y su historia, han estado presentes en las políticas y estrategias aplicadas desde el 1ero de enero de 1959 y en los años 1989-2004, y esa presencia en el diseño e implementación de las políticas económicas y sociales es lo que le otorga continuidad y coherencia a los 45 años de socialismo en Cuba y es lo que permite hablar de una estrategia socialista o de un modelo cubano de socialismo, con sus variaciones en el tiempo y más allá o más acá de las virtudes y limitaciones del concepto de modelo 6. Los cambios en las políticas, que no han sido pocos, no han impedido la continuidad en las estrategias.
Aunque no es objetivo de este artículo profundizar en este asunto, baste señalar que a raíz del colapso del socialismo este-europeo y en contraste con la capacidad del socialismo cubano de sobrevivir y de reiniciar el desarrollo, se levantó el debate en torno a las reformas en Cuba. Para algunos autores, que presuponen una lógica preestablecida en que las reformas (o la transición) deben seguir un itinerario de programación lineal que va del socialismo centralmente planificado-socialismo de mercado-economía mixta-economía de mercado, en el caso de Cuba no hay estrategia ni modelo (Font 1995)
En este artículo se sustenta todo lo contrario: la estrategia económica cubana es clara, bien definida y coherente con los objetivos y valores del socialismo de 44 años en Cuba 7. Los cambios y transformaciones ocurridos e implementados en ese periodo y, específicamente, en los últimos 10 años, revelan que la aplicación de las políticas económicas y sociales constituye la puesta en práctica de aquellos valores y objetivos adecuados a las nuevas condiciones externas e internas de la economía y la sociedad cubanas en los años ´90. En estos 10 años se distinguen dos grandes momentos de transformaciones y continuidad en las estrategias, y de cambio en las políticas macroeconómicas y en las sociales: 1989-1993 y 1994-2000.
El quinquenio que va de 1989 a 1993 se caracteriza por una crisis económica severa que se expresa en la caída abrupta de los principales indicadores macroeconómicos. La recuperación económica se inicia en 1994 y mantiene su dinamismo hasta hoy, aunque aún no se alcanza el valor de la producción de 1989.
Cuba: PIB. Millones de pesos. 1981.
PIB percápit |
PIB |
Crec acum |
1998/1989 |
|
1989 |
1851 |
19585 |
------- |
----------- |
1993 |
1168 |
12776 |
-34,8 |
----------- |
1998 |
1568 |
17481 |
36,8 |
89 |
La política macroeconómica diseñada e implementada para enfrentar la crisis e iniciar la recuperación condujo a una menor contracción del consumo que de la acumulación. Muchos proyectos y programas de inversión fueron pospuestos y otros, los menos, fue acelerada su terminación, pero se mantuvieron en lo fundamental las políticas sociales, incluso hasta el punto de que aumentó la tasa de consumo y disminuyó la tasa de acumulación en un contexto de descenso absoluto de ambas.
CUBA: Consumo e Inversión. Millones de pesos.
Consumo |
Inversión bruta interna |
Consumo/PIB |
Inversión/PIB |
|
1989 |
12244 |
5063 |
58,8% |
24,3% |
1993 |
10685 |
965 |
64,3% |
5,8% |
1996 |
18800 |
1900 |
74,6% |
7,5% |
Estas cifras no solo reflejan la prioridad que en Cuba se le otorga a las personas (que son la principal riqueza del país por su alta calificación, cultura, instrucción y nivel educacional) sino, además, que la estrategia económica fue diferente a la estrategia social en cuanto a la distribución y asignación de recursos. En una economía en crisis, con recursos limitados, se optó por:
En resumen, distribución relativamente equitativa de los recursos destinados al consumo social y personal y distribución selectivamente concentrada de los recursos destinados a la inversión. Este es uno de los elementos de continuidad presentes en las estrategias económica y social aplicadas durante 1989-1993 y 1994-2004. Si bien la continuidad está en los valores y objetivos, el cambio se produce en los medios e instrumentos de las políticas macro y microeconómicas y en la dinámica social que implican.
Los resultados de esa estrategia para la población cubana han sido reconocidos por organismos internacionales competentes como el estudio de CEPAL al señalar que
¨contrariamente a lo que viene ocurriendo en América Latina, la liberalización de mercados en un entorno social solidario ha servido para mitigar algunos sesgos regresivos en la distribución de los costos del llamado período especial que se vive¨ en Cuba (CEPAL 1997).
“Frente a la magnitud del schock externo, el costo de la política de estabilización resultó relativamente bajo y su distribución más equitativa en comparación con otras economías latinoamericanas, gracias a la política de garantizar el empleo y los ingresos de la población¨ (CEPAL 1997:16 y 66).
También el PNUD ha valorado favorablemente a Cuba ¨debido a que el gobierno ha efectuado gastos sociales bien estructurados¨. (PNUD 1997,1998 Informe sobre el Desarrollo Humano y PNUD 1997 Investigación sobre el Desarrollo Humano en Cuba, Caguayo, La Habana).
Estos reconocimientos tienden más bien a subrayar la eficiencia de las políticas sociales, sin embargo, en ocasiones se olvida que la economía y las políticas macroeconómicas constituyen la base de sustentación de esas políticas sociales.
De igual manera el Banco Mundial, a través de declaraciones de su presidente, reconoció recientemente “que Cuba ha hecho un gran trabajo en educación y salud y no me avergüenza admitirlo”. Las declaraciones de James Wolfensohn tuvieron lugar el 30 de abril a raíz de la presentación al público de la edición del 2001 del World Development Indicators, en el que Cuba aparece situada entre los primeros países del Tercer Mundo por sus indicadores sociales, a pesar de la pérdida de sus relaciones con el CAME y del bloqueo estadounidense.
Resultados que solo han sido posibles debido a que sus políticas macroeconómicas resultan, en algunos aspectos fundamentales, la antítesis de la ortodoxia neoliberal del Consenso de Washington 8.
Eficiencia y eficacia económicas y Justicia y equidad sociales
La contraposición entre eficiencia económica y equidad social no es un asunto nuevo en la teoría económica ni tampoco en los estudios sobre la economía cubana. En los debates de los años ´80 el análisis del caso cubano para el período 1959-1985 sirvió para demostrar que era posible conciliar el crecimiento económico con la satisfacción de las necesidades humanas básicas (Brundenius 1985).
Las condiciones en los ´90 son otras para la economía cubana y para la economía mundial, pero el caso cubano en esta década sirve para demostrar que es posible mantener la satisfacción de las necesidades básicas incluso en condiciones de crisis económica –como efectivamente ocurrió entre 1989-1993.
Aún más, que la recuperación económica y la reconversión productiva incluida la dirigida hacia tecnologías avanzadas y más eficientes sin (o muy poco) financiamiento externo es posible sin sacrificar significativamente los objetivos sociales, como es el caso en los años 1994-2001. Este debate retorna para la actualidad latinoamericana en la medida en que se avizora un posible escenario pos neoliberal (Smith 1998) en un contexto de retirada de los flujos de capitales especulativos (CEPAL 2000).
Lo ocurrido en estos años ’90 también demuestran otra tesis: que son posibles, convenientes y deseables la soberanía política y la búsqueda de la independencia económica, que un pequeño país del tercer mundo, puede sostenerse, desarrollarse y asegurar su reproducción ampliada.
La tesis de la inviabilidad de las economías y sociedades pequeñas
La tesis de la inviabilidad de las economías pequeñas se ha debatido en numerosas ocasiones en la teoría económica y en las ciencias políticas. En el caso de Cuba, a lo largo de su historia asumió diferentes formatos.
En el siglo XIX consistió en el mito , la leyenda, de que los cubanos no podían gobernarse por sí mismos, la sociedad colonial cubana no podía sobrevivir sin España y la economía cubana no podría reproducirse sin la europea. El desenlace de las luchas independentistas demostró lo contrario.
En la primera mitad del siglo XX, el mito consistió en que la economía cubana no podría funcionar sin la estadounidense y el gobierno cubano no era posible sin el apoyo gubernamental de los EUA. El triunfo de la revolución de 1959 demostró lo contrario.
En la segunda mitad del siglo XX, el mito consistió en que la economía cubana no podría reproducirse sin el subsidio soviético y que el gobierno cubano no era posible sin la protección de la sombrilla nuclear soviética. Los años ’90 demostraron que era posible reestructurar la economía cubana de forma que fuera capaz de resistir la crisis y desarrollarse a partir de sus propios recursos.
La clave de la experiencia cubana en los ´90
La clave de la experiencia cubana en los ´90 está en que es posible lograr resultados económicos y sociales con pocos recursos. No se trata solo de que se mantuvo el nivel de gasto social sino que se elevó la efectividad social del gasto.
En salud, priorizando la atención primaria y la prevención a través del Programa del Médico de la Familia lo que permitió mantener y mejorar los indicadores de salud que se expresan, por ejemplo, en la tasa de mortalidad infantil de 7,1 por mil nacidos vivos en 1998, a pesar del deterioro de la red hospitalaria y la escasez de medicamentos.
En educación a través de reforzar las relaciones escuela-comunidad local y desarrollar métodos pedagógicos que elevaran la calidad sin requerir mayores recursos. Los resultados de la investigación internacional realizada por el Laboratorio de Evaluación de la Calidad de la Enseñanza patrocinado por la OREALC/UNESCO así lo atestiguan al colocar a la educación cubana muy por encima de la media regional (LLCE 1998) 9.
Otros factores que influyeron en la profundidad de la crisis
Otros factores que influyeron en la profundidad de la crisis y, a la vez, inciden sobre la recuperación y la reinserción en la economía mundial son la política de bloqueo de los EUA –reforzada en 1992 y 1995 con la aprobación de las leyes Torricelli y Helms Burton-, las vulnerabilidades de la economía cubana derivadas de su alto grado de apertura externa y de sus características estructurales (Espinosa 1997) y los cambios económicos y climáticos globales.
La política de EU contra Cuba
La política de EU contra Cuba –sin precedentes en la historia económica mundial por sus 44 años de existencia, de 1959 a 2003- ha fracasado en sus propósitos políticos, diplomáticos y económicos de destruir al régimen cubano, aislarlo internacionalmente y evitar su reinserción en la economía mundial (William et al 1998, León 1998, SELA 1998), aunque sí ha logrado infringir un costo económico, social y humano valorado preliminarmente en $181 mil millones de dólares en esos años.
La oposición internacional contra esa política de bloqueo y agresiones se ha expresado en declaraciones y acciones por parte de la abrumadora mayoría de los países del planeta; por agrupaciones de países como la Unión Europea, Grupo de Río, CARICOM, las Cumbres Iberoamericanas; por leyes nacionales espejo para proteger e incentivar al sector empresarial que ya negocia o planea negociar con Cuba; por organizaciones sociales, religiosas y por diversos sectores políticos incluso al interior de los EU como lo revelan las votaciones en el Congreso de los EUA en sus sesiones de 2000 y de 2001.
Momento significativo en ese rechazo internacional ha sido la Resolución sobre la “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de EU contra Cuba”, aprobada cada año por la Asamblea General de la ONU durante 8 años desde 1992 hasta el 2000, con solo dos votos en contra en ese año 10, y que continúa hasta la actualidad. (www.cubadebate.cu)
Ante el colapso del socialismo este europeo y el reforzamiento de las agresiones y del bloqueo estadounidense la estrategia cubana fue y es la de diversificar geográfica y sectorialmente sus relaciones económicas y políticas externas, descentralizarlas hasta nivel de empresas (500 empresas realizaban directamente sus operaciones con el exterior en estos años) e impulsar las asociaciones con el capital extranjero dentro y fuera de Cuba.
La reforma del sector externo
La reforma del sector externo incluyó un nuevo estilo y una ejecución más compleja de la política exterior en sus dimensiones bilateral, multilateral, intergubernamental, inter empresarial e inter ONGs.
La entrada de Cuba como miembro en el Cariforum y en ALADI, observador en las negociaciones para Lomé V y país sede de la IX Cumbre Iberoamericana son reflejo de los éxitos alcanzados en esta esfera.
Según expertos “el gobierno de La Habana habría practicado una suerte de regionalismo abierto, estrategia oficial de sus socios subregionales”(León 1998). Podría concordarse con esa afirmación haciendo la salvedad de que hay aspectos en los que se coincide y otros en que no en la noción de regionalismo abierto de la CEPAL vista desde La Habana.
Programa Integral de Salud
Mención especial requiere la favorable acogida dispensada al Programa Iberoamericano de Salud Integral para los países Centroamericanos y Rep. Dominicana, propuesto por Cuba a raíz de los desastres provocados por los huracanes Mitch y Georges a finales de 1998, por parte de los responsables de la Cooperación Iberoamericana reunidos en Guatemala (Declaración de Antigua nov.1998).
Hasta octubre del 2000, 3407 trabajadores cubanos de la salud ejercían su profesión como cooperantes en 57 países de América Latina, Caribe, África, Asia, Unión Europea y EUA.
La creación de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM) en las afueras de La Habana es una realidad con la realización de su I Taller Científico-Metodológico celebrado en febrero de 1999 y la llegada en marzo de 1999 de los primeros 600 estudiantes centroamericanos. Hasta noviembre del 2000 estudiaban allí 3433 matriculados de 23 países.
Esfuerzo de solidaridad de un país pobre como Cuba que refleja las potencialidades de la cooperación Sur-Sur con pocos recursos. Cooperación que también se refleja en la presencia de 2377 técnicos cubanos en 18 países y en los 11300 extranjeros que estudiaban por esos años en las universidades cubanas.
Los cambios instrumentados desde 1990 han sido profundos y en varios aspectos de importancia:
Los primeros 5 años del 2000
A partir del 2001 comienzan a desarrollarse en Cuba un conjunto de programas dirigidos a elevar la calidad y cantidad de los servicios de educación, salud, asistencia social, capacitación profesional y cultural, así como a elevar los niveles de empleo.
Estos programas sociales continuaron y se incrementaron del 2001 al 2005 a pesar de la relativa baja en el crecimiento del turismo recibido por Cuba en los años 2001 y 2002. Como es conocido, el turismo mundial fue seriamente afectado 11 a consecuencia de los ataques terroristas en Nueva York el 11 de septiembre del 2001 y de la política internacional de guerra implementada por la administración estadounidense a partir del año 2002.
También disminuyó el crecimiento en el PIB de Cuba en el 2001, el 2002 y el 2003, principalmente resultado de los impactos del bajo crecimiento económico mundial y de dos huracanes.
Cuba: PIB. Tasa de crecimiento promedio anual. %
2000 |
2001 |
2002 |
2003 12 |
1998-2002 |
|
PIB |
5.3 |
2.5 |
1.4 |
1.6 |
3,4 |
PIB percápita |
4.9 |
2.1 |
1.1 |
1.2 |
3,0 |
Fuente: CEPAL 2002 Balance preliminar de las Economías de América Latina y Caribe. CEPAL 2003 Situación y perspectivas 2002-2003. Estudio Económico de América Latina y Caribe. http://www.cepal.cl
Esas tasas de crecimiento están por encima de la media latinoamericana y del Caribe. Sin embargo, tan importante es el crecimiento cuantitativo como la cualidad del mismo, es decir, en cuales actividades se crece.
Un rasgo importante del desempeño durante estos años ha sido la de una fuerte inversión en las políticas sociales sin desatender significativamente los sectores productivos fundamentales.
En estos años se desarrollan en Cuba más de 100 programas sociales en los sectores de la educación, cultura, salud, empleo y alimentación, algunos nuevos y otros que dan continuidad a programas previos:
Para un país pobre, con pocos recursos, del llamado tercer mundo como Cuba, resultan cifras muy elocuentes.
En la esfera de la salud ha sido significativo el esfuerzo en el terreno de la cooperación internacional brindada por Cuba a países de América Latina, Caribe y África principalmente. La colaboración internacional a través del Programa Integral de Salud como expresión de la solidaridad que se brinda a otros países:
Resultaría largo el listado de estos programas y su detallada exposición. Sirvan los hasta aquí expuestos como botón de muestra de la continuidad en aquellos valores que tienen que ver con la calidad de vida de las personas.
La política de bloqueo y agresiones de los EUA contra Cuba se acentuó durante estos años del 2000-2005. Solo en el 2002, las pérdidas cuantificadas preliminarmente como resultado de esa política han sido:
En resumen, el costo preliminarmente estimado para Cuba desde 1959 –sólo debido al bloqueo- es de $72 mil millones de dólares, cifra varias veces superior al PIB cubano o a la deuda externa bruta total. Aquí no están incluidos los fondos congelados y otras cuestiones.
No ha sido solo Cuba la afectada, también sectores del empresariado y de la población estadounidense. Las compras de alimentos realizadas en los EUA en condiciones muy onerosas para Cuba, que en 2001-2004 ascendieron a $512 millones de dólares estadounidenses15 , a pesar del reforzamiento de la política de bloqueo y agresiones antes apuntada, ha significado la posibilidad de empleo y de colocación de sus productos excedentes a granjeros y empresas agroindustriales estadounidenses. Productos agrícolas excedentes que tenían dificultades de ser colocados en los mercados internacionales y en el propio mercado interno de los EUA.
EPILOGO
La continuidad de los objetivos estratégicos durante 1989-2005, sin embargo, no fue obstáculo para que en 1992 y 1993 se iniciara el cambio hacia nuevas formas e instrumentos en la gestión económica y social.
El consenso ciudadano, diferente a la unanimidad falsa y estéril en torno a las nuevas medidas, se produce a través del debate nacional y público (asambleas de oct/93 a mayo/94, momento más duro de la crisis, en las que participaron 3 millones de trabajadores, 158 mil campesinos y 300 mil estudiantes), en dos sesiones del Parlamento (mayo y agosto de 1994) y en la mayor incorporación de la investigación económica y social al diseño de las políticas, aunque resulte necesario mayor sistematicidad y coherencia en las formas participativas.
No deja de estar presente la oposición que, aunque minoritaria, constituye un nuevo fenómeno social con singularidades en el caso cubano a partir de la política estadounidense de agresiones respecto al archipiélago cubano, una de cuyas acciones consiste en financiarla desde el exterior.
Los cambios abarcaron todas las esferas económicas, sociales e institucionales y sus resultados han sido razonablemente exitosos.
Se mantuvo el crecimiento económico, con baja inflación, bajo déficit presupuestario, disminuyeron las vulnerabilidades económicas externas, aumentó el coeficiente de producción nacional en el consumo energético y en el consumo turístico, se expandieron los servicios sociales y culturales.
En resumen, la experiencia de políticas económicas y sociales entre 1989-2005 en Cuba muestra una profunda continuidad en los valores que han caracterizado al socialismo cubano desde 1959, valores que están presentes en la concepción cubana sobre el desarrollo.
Los cambios en las políticas económicas y sociales significaron una adaptación a las nuevas condiciones internacionales y nacionales y, a la vez, la preservación de tales valores y principios.
La combinación entre la continuidad en los valores y el cambio en las políticas permitió resultados efectivos en la economía, en la política y en las condiciones sociales de vida y de trabajo de la población.
Aún quedan no pocas dificultades por resolver y muchos proyectos por realizar pero lo logrado entre 1989 y 2005 permite afirmar que el modelo cubano de desarrollo socialista ha pasado con relativo éxito una dura prueba.
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1 O sí teorizó sobre esto. Valdría la pena una re-lectura de su obra a estos efectos.
2 Hay varios antecedentes de abordaje del análisis de la economía cubana a partir de la noción de estrategia. Al respecto puede verse: Castro 1959-1988, Rodríguez 1968, Rodríguez 1990, González 1993, González y Espinosa 1993, Espinosa 1988 y 1996.
3 El archipiélago cubano.
4 También japoneses, alemanes e italianos, además de caribeños y latinoamericanos, aunque Ortiz no los menciona.
5 Conclusión basada en: Eugenio Espinosa, Indicadores de vulnerabilidades externas y grados de autonomía de la economía cubana en los ’90, inédito, La Habana, 2000.
6 Sobre virtudes y limitaciones del concepto de modelo, ver: Michael Barrat Brown 1987 Models on political economy, Penguin Books, Middlesex, England, 1987.
7 Aunque no anunciada previamente y quizás tampoco concebida previamente, pero la continuidad en los valores a pesar del cambio en las políticas se revela a posteriori
8 Lobe 2001
93 Estudio Comparativo en muestra aleatoria de 100 escuelas y 4000 alumnos para 11 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, México, Paraguay, Dominicana, Venezuela.
10 Esa Resolución aún (2013) continúa siendo aprobada por una abrumadora mayoría en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas cada año.
11 Ayala y Llanes 2002.
12 Estimados de CEPAL, página 22 y 69.
13 Cifras de la Dirección de Desarrollo Social del Ministerio de Economía y Planificación y del Instituto de Investigaciones Económicas.
14 Para más detalles: http://www.granma.cuweb.cu Informe de Cuba al Secretario General sobre la Resolución 57/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
15 96% de estas importaciones dedicadas a alimentos subsidiados a la población cubana. Declaraciones del Gerente General de Alimport, Pedro Álvarez, 8 de octubre del 2004 en La Habana.