Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
UN MAL PERSISTENTE: EL DESEMPLEO
Dra. Dora del Carmen Orfila (CV)
Univ. Buenos Aires
doraorfila@yahoo.com.ar
Para citar este artículo puede utilizar
el siguiente formato:
Orfila, Dora del Carmen: "Un mal persistente: el desempleo" en
Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 63, julio 2006. Accesible a
texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ar/
Desde hace más de cinco lustros el desempleo pervive en Argentina. El cuadro anterior muestra los datos oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadística Censos)para 2005 y el primer trimestre de 2006. (1) Como puede apreciarse, el desempleo abierto ha ido en aumento en relación con el segundo semestre de 2005.
Como ya comenté en anteriores artículos, el INDEC modificó si metodología, lo cual ha permitido conocer mejor las cifras del subempleo. Para el inicio de este año, se observa un leve descenso de esta forma irregular de contratación laboral, que sin embargo no ha ido a engrosar las cifras de empleo genuino. Posiblemente habrá contribuido a aumentar las estimaciones de trabajo informal o “en negro”. Esta última forma de trabajo ha crecido, resultando en la actualidad en un 45% del total de ocupados en el país.
Pero analicemos la manera en que son presentadas estas cifras con el afán oficial de mostrar una disminución en el largo plazo del flagelo de la desocupación.
En primer lugar, como trabajadores empleados se está incluyendo a los beneficiarios de los planes sociales (Trabajar, Jefes y Jefas de Familia, etc.), siendo que del total de aproximadamente 1.900.000 personas beneficiadas por dichos planes, únicamente 750.000 realizan contraprestaciones laborales. Estas tareas son en casi todos los casos, de cuatro (4) horas diarias de labor.
Por lo tanto, la cifra real de desocupados debe restarse de los guarismos del empleo, para ser sumadas al total de desempleados. Es así que debemos adicionar un 4,67% más de desocupados a los porcentajes brindados por el INDEC. Entonces, las cifra verdadera correspondiente a la desocupación del primer trimestre de 2006 sería del 16,07%. Esta proporción significa un total de más de 700.000 desempleados.
ALGUNAS REALIDADES COMPLEMENTARIAS
Hay datos que hacen a la realidad social de Argentina que no se han tabulado lo cual no significa su inexistencia.
Uno de ellos y muy preocupante es el del trabajo infantil. En nuestro país se estima que 1.500.000 niños trabajan. Unos 500.000 en tareas agrícolas, acompañando a su familia, muchas veces itinerante, en las diversas zafras. Por ello no asisten a la escuela, se adaptan a diversas variaciones climáticas, con los consecuentes problemas de salud. En una palabra, no tienen oportunidad de educarse ni de ser atendidos y protegidos sanitariamente.
El millón de niños y niñas restante pulula por las grandes ciudades del país, trabajando con sus padres como “cartoneros” (recolectan cartones y otros desechos de la basura ciudadana) durante la noche, por lo que su vida tiene invertidos desde hace varios años los horarios diurnos y nocturnos.
También están limpiando parabrisas de los automóviles en marcha, durante la pausa que brindan los semáforos, o haciendo malabarismos o encendiendo teas en esos lapsos o dedicados a la mendicidad, instados por sus propios padres o por extraños organizados con grupos de menores adiestrados a tal fin.
Muchos de esos niños, generalmente bebés, son vendidos por madres indigentes en las provincias a cambio de una suma muy baja para quienes los adquieren. Así muchas parejas argentinas o extranjeras obtienen los hijos adoptivos que los farragosos trámites oficiales de adopción no les han permitido tener legalmente.
Y el peor de los casos es el de los niños explotados sexualmente, que viven en la calle, durante la noche en las estaciones de subterráneo o de trenes, que además se drogan con diversos productos, desde pegamentos químicos hasta la letal “paco”, la pasta básica de cocaína, formada por los restos de la elaboración que hasta no hace mucho tiempo se desechaban y ahora son vendidos a muy bajo precio por dosis, dosis cuyo efecto dura unos pocos minutos y lleva a la muerte de quienes la consumen, en un período que va de los seis meses a los dos años. (2 )
Desde luego que este patético conjunto de seres indefensos que debió tener un destino digno, no recibe tampoco ningún tipo de educación o asistencia de salud, lo cual acorta su esperanza de vida cada vez más. Y debía ser este millón y medio de niños integrante de las generaciones de reemplazo de esta sociedad. En cambio son olvidados en un genocidio permitido y observado con indiferencia por la comunidad, puesto que las acciones gubernamentales para socorrerlos no alcanzan a evitarles a la mayoría de ellos ese trágico destino.
En cuanto a los adultos, debemos puntualizar que en el caso de quienes están desempleados hace largo tiempo (3) generalmente son trabajadores no calificados, quienes además de perder el respeto de su familia y la comunidad a la cual pertenecen, pierden también sus habilidades. Por ejemplo, un obrero fileteador de pescado al cabo de un tiempo olvida su destreza en esa tarea.
Así también hipoteca su futuro y el de los suyos, al no continuar aportando al sistema jubilatorio.
Esto es válido tanto para los desocupados como para los trabajadores ilegales, que no aportan al sistema hace años, aunque trabajen actualmente. De igual manera les ocurre a los jóvenes, también aquí reemplazo de las generaciones actuales, que trabajando “en negro” o desocupados, no efectúan ningún aporte al sistema de jubilación, ni tienen cobertura médica universalizada por obra social. Y, por fin, ello se extiende a las esposas de estos trabajadores desempleados, que han salido a trabajar, generalmente en tareas de limpieza doméstica y que incrementan el ejército de los que trabajan informalmente.
Se estima que actualmente aportan a la seguridad social unos 6 millones de trabajadores “en blanco”, en tanto que 5 millones están “en negro” y carecen de toda cobertura médica y de futura jubilación.
Para paliar estas situaciones el gobierno ha implementado y están difundiendo dos sistemas:
1. Para que las amas de casa aporten por sus empleadas domésticas por una cifra promedio mensual de $ 60,00 aproximadamente (€ 15,00) legalizando esas tareas “en negro”.
2. Brindando una jubilación anticipada a aquellas personas que por diversas causas no tienen cumplidos la edad que exige la ley o los años de aporte necesarios para acceder al beneficio. Una vez concedida esa jubilación anticipada, se les descontarán mensualmente las proporciones de aportes faltantes para ambas situaciones.
Se espera que ambos ofrecimientos sean tomados por la mayor parte de la población incursa en dichos casos.
Para finalizar, no olvidamos que cada 1% del porcentaje de desempleados equivalen a casi 150.000 personas y que si sumamos los desempleados, los subocupados y los empleados ilegales, Argentina posee la mitad de su P.E.A., unos 7 millones de ciudadanos con problemas de empleo.
(1) Las tres primeras hojas forman parte del capítulo que incluye Empleo y Desempleo.
(2) Cuestan $1,00 a $2,00 por dosis, es decir unos € 0,25 y € 0,50 respectivamente.
(3) En la ciencia económica se diferencia el desempleo coyuntural, inferior a los 6 meses, del estructural, es decir cuando una economía presenta un desempleo superior a esos 6 meses. En Argentina data del año 1998.