CIENTÍFICO - TEÓRICO - ESTADÍSTICO - COMERCIAL JURÍDICO - SOCIOLÓGICO
 
RECOPILADO POR EL PROFESOR MANUEL SERRA MORET

 

M

 

MODUS VIVENDI

Palabras latinas que significan modo de vivir. Se aplican como designación de los convenios o arreglos provisionales que se establecen entre dos partes en conflicto allanando las dificultades mediante mutuas concesiones. Es una locución corriente en lenguaje protocolario, en particular en materia de relaciones económicas, entendiéndose que, cuando no puede llegarse a un tratado comercial definitivo, se establece por lo menos un modus vivendi.

 

MOLINARI, Gustave de

Economista belga-francés que representó el ala extrema del librecambismo en Francia (1819-1912). Sus principios doctrinarios se basaban en la obtención de beneficios máximos mediante el esfuerzo mínimo y dej ar que las leyes naturales hagan su curso. Era un defensor del sistema de organización corporativa de las industrias con-objeto de facilitar la difusión de la propiedad privada. Sus mejores obras son Études économiques (1846); Cours d'économie politique (2 vols. 1855); Questions d'économie politique et de droit public (2 vols. 1861); L'evolution économique du dix-neuvieme siecle; Théorie du progres (1880); La morale économique (1888); Les bourses du travail (1893) ; Comment se résoudra la question sociale (1896) ; Esquisse de l'organisation politique et économique de la société future (1899) ; Les problemes du XXe siecle (1901); Économie de l'histoire. Théorie de l'evolution (1908) y algunas otras sobre materias políticas y sociales exclusivamente.

 

MONCADA, Sancho de

Teólogo y economista español (de principios del siglo XVII). Como otros pensadores de su tiempo, atribuía la decadencia económica de España al descubrimiento de las Indias, a la abundancia de metales preciosos y a la gran importación de artículos manufacturados en detrimento de la producción nacional y de su desarrollo. Es el autor de un excelente libro titulado Restauración política de España (Madrid, 1619).

 

MONEDA

Pieza metálica de oro, plata, cobre u otros metales-recortados en forma de disco que ostenta troquelado el símbolo alusivo al Estado a que pertenece. Las primeras monedas no fueron estas piezas metálicas, sino objetos de uso corriente. En los pueblos pastores, la moneda era el ganado; entre los cazadores, las pieles, y entre los pescadores, las conchas. La cebada era la moneda usada en Babilonia y, todavía hoy, entre ciertos indios centroamericanos se usan granos de cacao, y algunas tribus africanas siguen usando las conchas. Los metales preciosos fueron utilizados por los antiguos porque reunían las condiciones 1) de homogeneidad y uniformidad, que los hace reconocibles fácilmente; 2) de duración indefinida y de fácil manejo y transporte; 3) se prestan al atesoramiento, por cuanto reúnen valor en poca cantidad por ser de materia escasa, y 4) son divisibles y pueden representar fracciones de valor claramente determinadas. Parece que las primeras monedas que ostentaron el escudo del Estado se fabricaron en Lidia y en la isla griega de Egina en la misma época. Al poco tiempo, ese tipo de moneda se había extendido por todo el Oriente y, sucesivamente, a los países de Europa.

En el curso del tiempo se han establecido diversos sistemas monetarios. El patrón oro indica que la moneda de este metal es la única que tiene poder liberador y que la otra moneda subsidiaria tiene un valor legal referido siempre al de la unidad-oro; el patrón plata indica lo mismo con respecto a la unidad monetaria de este metal y, en este caso, el oro no conserva relación fija con la moneda corriente; el bimetalismo (V. BIMETALISMO) es el que establece el tipo monetario de oro y plata con una relación de 1-15 entre ambos. Posteriormente se difundió la moneda-papel o el billete de banco originado en los certificados de depósito de dinero guardado en las arcas de los joyeros o traficantes en monedas, pero que se introdujo oficialmente en la circulación en 1656, por Palmstruch, director del Banco de Estocolmo. Desde entonces la llamada circulación fiduciaria o billetes de banco ha crecido en tales proporciones que ha eliminado al oro y a la plata de la circulación, dejando tan sólo pequeñas I monedas divisionarias de cobre, bronce o níquel. Los billetes o moneda fiduciaria son teóricamente convertibles en oro, pero actualmente esta facultad está en suspenso en todos los países. El billete de banco o del Tesoro, emitido por el Estado o por el banco autorizado expresamente para ello, es hoy, prácticamente, la única moneda corriente. Dentro del tipo de papel moneda se han establecido variedades como el marco de turismo alemán y la lira de turismo italiana, que tenían prima sobre el restante valor de la moneda fiduciaria; el ducado holandés y el trade dollar norteamericano, emitidos como moneda comercial para el comercio exterior y sin circulación en el país de origen; y la moneda de guerra puesta en circulación por los alemanes en los países invadidos y por los aliados en las zonas rescatadas, hecho que tiene múltiples antecedentes en las guerras y revoluciones, particularmente en los últimos cien años.

Existen varios proyectos para la creación de una moneda internacional y para la unificación y revalorización de las existentes después de la guerra. Los más destacados son el del economista inglés John M. Keynes, que se basa en los más simples principios bancarios o sea abrir cuentas compensadoras donde se harían los abonos y cargos correspondientes, aceptando una divisa común del mismo valor internacional llamada bancor; y el del Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Morgenthau Jr., que implica un fondo internacional de compensación que fijaría el valor de las distintas monedas en términos de una divisa común llamada unitas, igual a diez dólares oro. La Conferencia monetaria celebrada en Bretton Woods (Estado de New Hampshire) en julio de 1944, acordó, a este fin, crear un fondo de 8.800 millones de dólares, del cual Estados Unidos aportará 2.750, Gran Bretaña 1.250, la Unión Soviética 1.200, China 550, Francia 450, India 400, Canadá 300, Holanda 275, Bélgica 225, Australia 200, Brasil 160, Polonia 150, Checoslovaquia 125; Unión Sudafricana 100, y las restantes menos de cien millones. Tomaron parte en la Conferencia 44 naciones, entre ellas todas las de América, con excepción de la Argentina.

Modernamente, la moneda circulante se multiplica y se contrae a través del crédito bancario. Esto le da la necesaria elasticidad y movimiento para adaptarse a las exigencias de la producción y del intercambio. Las compensaciones o clearings evitan el trasiego de la moneda de unas a otras manos y realizan simbólicamente la mayor parte de las operaciones monetarias. La teoría cuantitativa establece relación, directa entre la cantidad de moneda circulante y su valor. Este es proporcionalmente, inverso a la suma del medio circulante: La teoría se debe originalmente al filósofo inglés John Locke, quien aplicó simplemente a la moneda los principios que regulan las leyes de la oferta y la demanda. En el desarrollo posterior de esta teoría, especialmente en los estudios de Lubbock, Fisher, Cassel, Laughlin y Keynes, se tienen, muy en cuenta el movimiento de los depósitos bancarios y la velocidad de la circulación, y que la misma unidad de moneda puede figurar en más de una transacción y la misma cantidad de mercancías en más de una venta y por ello introdujeron el multiplicador en ambós factores, o sea "la velocidad de circulación de las mercancías y del dinero". Sin embargo, subsiste el principio de que el acrecentamiento del medio circulante se manifiesta en una alza de precio (inflación) y la reducción de la suma o de la velocidad de circulación en una contracción del crédito y reducción de precios (deflación).

Con ello se plantea el problema de la estabilización monetaria. Los cambios internacionales, cuando son libres, reflejan casi exactamente el poder de compra interno de las respectivas divisas. No se conoce sistema monetario alguno que no haya estado sujeto a fluctuaciones, pero hoy la inestabilidad de los cambios y del poder adquisitivo de las monedas tiene caracteres de cronicidad que demandan solución perentoria. Ahí hay que, recordar la clasifiación que hace Ludwig von Mises de las teorías monetarias, llamando "catalícticas" a las que se adaptan a una teoría de cambio y "acatalícticas" a las que sólo consideran su valor potencial. El restablecimiento de las monedas depreciadas a su valor original traería consigo un proceso de reajuste doloroso y prolongado. Los planes formulados prevén la adaptación de la estructura fiduciaria de los distintos países a una correspondencia con un tipo fijo oro de valor común, pero ello reclama, además de un convenio internacional, la adopción de un criterio uniforme ético-político que tenga en cuenta la posición de los acreedores y deudores individuales y colectivos, las posibilidades de consumo y de producción, la ecuación de valores de mercancías y propiedad, no gravar a las naciones con una deuda pública superior a sus recursos normales y vigilar que no se produzca la depresión y la falta de trabajo. La Unión Latina, creada en 1865, y la Unión Escandinava, creada en 1873 (V. UNIÓN LATINA y UNIÓN ESCANDINAVA), eran intentos dirigidos a asegurar la estabilidad monetaria en ciertas zonas europeas, pero la experiencia demostró que estos resultados sólo podían obtenerse con acuerdos de carácter general y sin exclusiones de ninguna clase. De ello depende, en gran parte, la consistencia de la paz futura.


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