CIENTÍFICO - TEÓRICO - ESTADÍSTICO - COMERCIAL JURÍDICO - SOCIOLÓGICO
 
RECOPILADO POR EL PROFESOR MANUEL SERRA MORET

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DISOLUCIÓN

Las sociedades mercantiles pueden disolverse total o parcialmente. La disolución total se produce por expiración del plazo fijado en el contrato o por haber terminado el objeto de su fundación; por la pérdida del capital social, y, en las sociedades anónimas, por la pérdida del setenta y cinco por ciento del mismo; por quiebra de la sociedad; por voluntad de uno de los socios cuyo nombre figure en la razón social, cuando la sociedad no tiene un plazo o un objeto determinados y por la separación legal de cualquiera de los socios que figuran en la razón social. La disolución es sólo parcial cuando el contrato se rescinde en una parte y no se modifica la razón social. Estos casos están determinados en el articulo 419 del Código de Comercio argentino, y de las disoluciones totales tratan los artículos del 419 al 433.

 

DISPONIBLE

Como su nombre indica, disponible o disponibilidades son los fondos con que cuenta una empresa o entidad para ser utilizados inmediatamente o para efectuar un pago o cumplir otro propósito. En el comercio es frecuente el uso de ambos términos y se llama activo disponible al que es fácilmente realizable en moneda y saldo disponible al que arroja una cuenta de depósito o similar y su titular lo puede retirar en cualquier momento.

 

DISTRIBUCIÓN

Dentro del llamado ciclo económico, la distribución ocupa el tercer lugar, después de la producción y la circulación, y antes que el consumo. Para que las cosas satisfagan las necesidades a que se destinan, han de ser repartidas y apropiadas antes de llegar a su consumo o' utilización final. Y para que una economía resulte completa y eficaz, las cosas deben estar repartidas en forma y a tiempo para cumplir dichos fines.

Por lo general, los economistas distinguen dos formas de distribución: primero, la distribución de ingresos y riqueza entre los individuos de la comunidad, a la cual llaman distribución personal; y, segundo, la que resulta de la remuneración a la tierra, al trabajo y al capital, por su contribución a la producción general, o sean las rentas, los salarios y el interés y beneficios, a la cual llaman distribución funcional. La atención no se fijó en estos problemas hasta hace muy poco y se debe particularmente a Sismondi la iniciación de un tren de pensamiento destinado a estudiar los problemas de la distribución de la riqueza. Saint-Simon y sus discípulos se movieron en esta línea, pero el que llegó más al fondo del problema fue Rodbertus, seguido luego por Marx, los adscritos al movimiento fabiano y, en el orden práctico, los cooperatistas. Modernamente, uno de los que ha estudiado con riguroso, método científico los problemas de la distribución es el gran economista norteamericano Thorstein Veblen, demostrando cómo la organización social se determina en base de la distribución de la riqueza, y cómo los juicios, los actos y el tipo moral de nuestra civilización .son valorados en términos pecuniarios o lo que se llama "el sentido reverencial del dinero". Carey y Bastiat son los llamados "optimistas", porque consideraban que la natural evolución económica tendía a la igualdad o la justicia distributiva dentro del régimen de libre concurrencia. Marshall y Clark dedicaron minuciosos estudios a los problemas de distribución, y Hobson hizo importantes contribuciones a su clarificación, aunque el criterio de este último era más bien el de un sociólogo que el de un economista.

Estudios hechos recientemente en los Estados Unidos por autoridades responsables en la materia, revelan que-la proporción de ingresos por remuneración al trabajo, o salarios, se mantiene en ascenso, mientras desciende la proporción atribuí da a beneficios, intereses y rentas. En 1900 el trabajo recibía el 53 por ciento de los ingresos nacionales, y la propiedad el 47; en 1939, el trabajo recibía el 68 por ciento y la propiedad el 32. Sin embargo, al dividir los ingresos del trabajo entre sueldos y salarios, se observa que éstos se llevan el 40 por ciento y el restante 28 los sueldos. El número de personas que dependen de un sueldo o un salario crece constantemente, y, según el profesor W. l. King, el número de asalariados en los Estados Unidos pasó de 24.410.000 en 1909, a 35.572.000 en 1927, mientras que los comerciantes, industriales o rentistas pasaron de 9.845.000 a 9.801.000. Esto en cuanto a la distribución funcional.

Con respecto a la distribución personal, en los Estados Unidos; como en otras partes, el problema de la desigualdad presenta las más agudas características. El 2 por ciento de. la parte más rica de la población está en posesión del 40 por ciento de la total riqueza nacional, en tanto que -el 65 por ciento, posee tan sólo el 16 por ciento. Un estudio practicado en 1929 por la Brookings lnstitution demostró que. más de once millones de familias, incluyendo más del 40 por ciento de la población, tenía ingresos anuales de menos de 1.500 dólares, suma que apenas si alcanza para poder subsistir, mientras que 160.000 familias, que representaban el 0.6 por ciento de la población, tenían ingresos por encima de los 25.000 dólares anuales. Un estudio más reciente llevado a cabo por el National Resources Comittee demostró que en 1935-36 las diferencias de ingresos eran todavia más pronunciadas en los Estados Unidos. Las familias o individuos con ingresos inferiores a 1.000 dólares por año representaban el 47 por ciento de la población y recibían en conjunto el 18 por ciento de las rentas nacionales y, en cambia, el 1 por ciento de las familias o individuos acaudalados recibían el 40 por ciento de esas rentas. Una mitad de las familias de los Estados Unidos percibían menos de 1.160 dólares par año. El impuesta federal a los réditos demuestra que el 82 por ciento de los ingresos anuales de 1.000 a 2.000 dólares proceden en su 82 por ciento del trabajo y el 18 por ciento de la propiedad. Entre los que disfrutan ingresos superiores a 500.000 dólares el 95 por ciento procede de la propiedad.

El mismo National Resources Comittee estableció que, con arreglo a los precios corrientes en 1935-36, el .mínima indispensable para poder subsistir una. familia de cuatro personas era de 1.000 dólares al año; Según los datos recogidos por ese organismo oficial, el 41.8 por ciento de las familias percibían menos de ese mínimo y el 64.8 por ciento recibían menos de los 1.500 dólares que se consideraban indispensables para llevar una vida sana y decente. Deduciendo el 10 par ciento de ese total que vivían de los subsidios a los sin trabajo, todavía queda una proporción considerable de familias norteamericanas que viven por debajo del nivel de mera subsistencia o de un nivel de vida sana y decente. Inclusa en los días más prósperos, en 1929 por ejemplo, el 20 por ciento de la población percibía menos de 1.000 dólares al año y el 40 por ciento menas de 1.500. Si se tiene en cuenta que las Estados Unidos es el país de América donde la vida de los trabajadores está en el nivel más elevado, se puede fácilmente calcular cuál será el estado de miseria, desnutrición y sub consumo que aflige a la inmensa mayaría de habitantes del continente americana, cosa que ocurre igualmente en otros continentes, especialmente en China y la India.

Veblen concibe la sociedad como una pirámide cuya estructura está formada por niveles económicos. En cada nivel la gente se contenta con mimetizar a las clases que están en el nivel superior. Como quiera que la distinción entre uno y otro nivel es esencialmente pecuniaria, 11 que lo que califica a las clases ricas es su posibilidad de dedicarse al consumo superfluo sin necesidad de trabajar, la tensión social se hace más aguda en las clases inferiores. La dura lucha y la concurrencia para asegurarse una participación mayor en los bienes de la tierra son las únicas fuerzas dinámicas de la civilización moderna. Marx, por el contrario, concebía la dinámica social a través de la historia como originada en la lucha de clases, pero creía que la evolución fatal era determinada hacia el socialismo y la justicia distributiva, o sea que, can el tiempo, se realizaría el ideal de que cada uno contribuiría al bien pública, según su capacidad y recibiría cada una lo suficiente, de acuerdo con sus necesidades. Por de pronto, la evidencia no confirma los optimismos de Marx y menos los de ciertos economistas de la escuela clásica que, como Bastiat y Carey, creían que el libre juego de la competencia bastaría para establecer una distribución equitativa y justa.

DITHMAR, Justus Christoph                        

Economista alemán (1677-1737). Fue profesor de esta materia en la Universidad de Frankfort y fundó la primera revista o publicación periódica dedicada a temas económicos, titulada okonomische Fama. Es también el autor de Einleitung in die oconomischen, Polizei und Cameralwissenschatten (1731).

 


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