Revista: CE Contribuciones a la Economía
ISSN: 1696-8360


El Nuevo Institucionalismo como mejora al tradicional enfoque neoclásico

Autores e infomación del artículo

Pablo Miró Rocasolano*

pablomirorocasolano@hotmail.com


Durante algo más de la última década, el Nuevo Institucionalismo Económico se ha convertido en un programa de investigación que, si bien no es aún dominante en los libros de texto de muchas universidades, sí que ha cambiado al menos la forma de pensamiento existente hasta la fecha. Incluso ha supuesto el reconocimiento a varios investigadores que han centrado su atención en este campo, mediante la concesión del premio Nobel.

Hasta aquel momento, el estudio de la Economía se había visto caracterizado por la extensión de modelos neoclásicos. Trabajaban dichos modelos con varios supuestos heroicos. En primer lugar se suponía la existencia de individuos con información completa. Pero sabemos hoy que el conocimiento e información que maneja el hombre son incompletos. Es más, la información se encuentra distribuida sesgada o asimétricamente a favor de unos y en contra de otros. Incluso si el ser humano tuviera información completa, no tendría seguramente capacidad para gestionarla debido a su sobreabundancia y a que no toda es relevante. Por si todo ello fuera poco, en palabras del Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid José Ramón Lasuén, el ser humano codifica mal, pero descodifica peor aún la información. Quiere eso decir que con la misma información, lo que interpreta una persona es distinto a lo que interpreta otra.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Pablo Miró Rocasolano (2017): “El Nuevo Institucionalismo como mejora al tradicional enfoque neoclásico”, Revista Contribuciones a la Economía . En línea:
http://www.eumed.net/ce/Miro-neoinst.htm


El supuesto de perfecta información del neoclasicismo consiste en que un ser con información completa podía comparar las potenciales ganancias y pérdidas para cada alternativa del abanico de decisiones a tomar, y así maximizar sus oportunidades de beneficio. Al fin y al cabo es esto lo que podemos ver en los libros de teoría económica, con la teoría del consumidor o teoría de la empresa, que suelen emplear farragosas explicaciones matemáticas para este fin, precisando los resultados pero perdiendo cierta dosis de realismo.

Con toda esta serie de dificultades, es preferible a menudo un resultado razonablemente beneficioso más que el óptimo, dado que la consecución de dicho óptimo frecuentemente lleva aparejado la existencia de elevados costes y esfuerzos capaces de anular o menguar las ventajas perseguidas.

El hombre tampoco puede ser racional en el punto y hora que se van incorporando con más nitidez en los modelos económicos las consideraciones relativas a los costes de transacción en la toma de decisiones económicas. Costes de transacción que se refieren a costes de búsqueda, costes de información, costes de selección, costes de contratación, costes de posibilidad de no ejecutar de contratos y, en definitiva, incertidumbre en sentido amplio. En efecto, mientras que en la teoría neoclásica no se consideran los costes de transacción al ser éstos una mínima parte del total de costes de la empresa, hoy han pasado a ser los más importantes. 

Frente a la creencia de que los costes de transacción han disminuido fruto de las nuevas tecnologías de la información, lo cierto es cada vez son mucho más amplios a medida que las economías se transforman en economías de servicios; si bien habría que distinguir, en una clasificación que muy pocos estudiosos hacen, entre los costes de transacción ex - ante y ex - post. Por ejemplo, a la hora de comprar un producto que incorpore diversos componentes de alto grado tecnológico, sería muy costoso encontrar a los mejores suministradores, informarse de los precios de dichos componentes y coordinar el proceso para saber si las piezas son compatibles entre sí. Los costes ex-ante, ante la cada vez mayor complejidad tecnológica, son progresivamente más elevados, tal y como nos dice North. Sin embargo, con objeto de rebajar dichos costes se constituye la empresa (o cualquier otro tipo de organización similar), y en ese sentido se dice que los costes ex-post son menores, al ser integrados los distintos componentes en un solo producto, según el ejemplo visto. Así las instituciones (o reglas del juego), a través de las organizaciones integradas en ellas (jugadores del juego), surgen para reducir la incertidumbre.

Pero dicha incertidumbre es cada vez mayor debido a lo incompleta y asimétrica que resulta ser la información. Eso explica la existencia de los problemas del agente, selección adversa o riesgo moral, que pueden verse en los siguientes epígrafes del capítulo. Las organizaciones contribuyen a dicho objetivo con el establecimiento de reglas formales (básicamente jurídicas). Pero dichas normas no deben ser establecidas si en su espíritu atentan contra la esencia de los hábitos y costumbres de la Sociedad. En tal caso estarían abocadas al fracaso y a su posterior desaparición. Si en un país o región el nivel de mercado negro para un determinado producto es amplio, igual no interesa mantener una ley que prohíba su comercialización. Demuestra la historia que dicho mercado negro no desaparecerá y los costes de transacción seguirán multiplicándose cada vez más. Por eso sería mejor actuar de otras maneras. Por ejemplo vía impuestos para regular el consumo de dicho bien. La historia no se ha cansado de demostrar el gran número de leyes que han caído por sí solas por no estar respaldadas por las creencias, hábitos y costumbres de la Sociedad.

Aun con todo ello, el modelo neoclásico no debe ser arrinconado. Incluso hay que reconocer su valía bajo ciertos postulados o supuestos, que cada vez se dan menos con menos frecuencia en la realidad. No obstante, puede ser una explicación adecuada para algunas situaciones que el Nuevo Institucionalismo no sea capaz de explicar.

En resumen, estamos haciendo una economía más humana, abierta a nuevos campos, donde los desarrollos teóricos se ven limitados al usarse menos fórmulas matemáticas pero que, sin embargo, son cada vez más realistas y, sobre todo, ingeniosos. Prueba de ello son los muy recientes desarrollos sobre economía de la salud, economía de la religión, economía del delito, economía de la familia o economía de la droga.