Revista: CE Contribuciones a la Economía
ISSN: 1696-8360


¿ES CHINA LA TRAMPA DE LA GLOBALIZACIÓN?

Autores e infomación del artículo

Juan Carlos Pino Acevedo*

Instituto Tecnológico de Zacatecas

pinoacevedo@hotmail.com

ABSTRACT.

El presente trabajo trata de dilucidar la forma de crecimiento económico de China, que le ha permitido ocupar el estatus de economía emergente con vías a adquirir el carácter de potencia desarrollada. Esto lo ha logrado en un contexto particular de globalización, entendido como la dominación de pocos países asentada en la industrialización, a través de la creación y desarrollo del trabajo tecnológico y científico en productos para un mercado global. Por lo tanto, el principio de ventaja competitiva, consistente en el aumento de la rentabilidad a través de la reducción de costos, juega un rol explicativo central. De manera gradual, el país pasa por diversos cambios económicos y políticos, desde el nacimiento de la República Popular de China, donde adopta el socialismo como sistema económico hasta el periodo de reforma que transmuta hacia un capitalismo sui generis, periodo de interés para nuestro trabajo. China es, a grandes rasgos, en un primer momento es una especie de fábrica del mundo, al permitir reducir costos y aumentar la ganancia. Con ello logra atraer capital y tecnología que hasta ese momento no contaba, que permiten su despegue como país emergente. En un segundo momento, pasa a ocupar un rol de generador de ciencia y tecnología, a través de una clase burguesa local y estatal para el desarrollo de productos y empresas propias. Con ello da un salto cualitativo para convertirse en actor central de la globalización, dejando su papel secundario en la globalización. Todo ello no se da de forma azarosa, sino a través de una serie de estrategias periódicas y progresivas del Estado, cumpliendo éste el papel central en el crecimiento económico del país.

The present document tries to elucidate the form of economic growth of China, which has allowed to occupy the status of emergent economy with ways to acquire the character of developed country. This has been achieved in a particular context of globalization, understood as the domination of few countries based on industrialization, through the creation and development of technological and scientific work in products for a global market. Therefore, the principle of competitive advantage, consisting in the increase of the profitability through the reduction of costs, plays a central explicative role. Gradually, the country undergoes various economic and political changes, from the birth of the People's Republic of China, where it adopts socialism as an economic system until the period of reform that transmits towards sui generis capitalism, a period of interest for our investigation. China is, roughly, at first a kind of factory in the world, by allowing to reduce costs and increase profit. With this it manages to attract capital and technology that until that moment did not count, that allow its takeoff as an emerging country. In a second moment, it happens to occupy a role of generator of science and technology, through a local and state bourgeois class for the development of own products and companies. This gives a qualitative leap to become a central actor of globalization, leaving its secondary role in globalization. All this does not occur in a random way, but through a series of periodic and progressive strategies of the State, fulfilling this the central role in the economic growth of the country.

PALABRAS CLAVE. Estado-globalización-crecimiento-competitividad-capitalismo.
                                  State-globalization-growth-competitiveness-capitalism

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Juan Carlos Pino Acevedo (2017): “¿Es China la trampa de la Globalización?”, Revista Contribuciones a la Economía (julio-septiembre 2017). En línea:
http://eumed.net/ce/2017/3/trampa-globalizacion-china.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/ce173trampa-globalizacion-china


Introducción

En el presente texto se realiza un balance de un debate sobre “si China es la trampa de la globalización”, cuestionando si su alto crecimiento económico sostenido ha logrado eliminar la dependencia del país hacia otros, en cuanto a la presencia de capitales y tecnología externos, que han sido el motor de su crecimiento. En un contexto de globalización, la polémica comienza con la pregunta: ¿si el país se quedara sin presencia de Inversión Extranjera Directa (IED), -capital y tecnología- continuaría su senda de crecimiento sostenido? Se trata de debatir entre dos posturas contrarias acerca de si China es la trampa de la globalización. Se explica el camino seguido para llegar al estatus de potencia mundial que hoy ocupa, centrando el debate en si ha podido China aprovechar el sistema global capitalista en su propio beneficio para eliminar la dependencia respecto del exterior, o si  todo ha sido un espejismo, ya que si no elimina la dependencia externa, seguirá ocupando su lugar dentro de la países subdesarrollados.
La discusión, parte del análisis del contexto actual sobre el entorno mundial, específicamente la globalización, en el cual se inserta el modelo de crecimiento chino. En un segundo momento se analizan los aciertos y desaciertos obtenidos. Finalmente, se discute si a partir de ello China ha logrado salir del contexto de capitalismo imperial o sigue inmerso en él. Es decir, si en su carácter de país subdesarrollado sigue desempeñando su papel de servir al centro o si se perfila a lograr eliminar su dependencia al crear sus propias condiciones de desarrollo. Para esto se muestran las posturas de  Jean Mandelbaum y Daniel Haber sobre cómo China ha sido la trampa de la globalización para contrastarla con la de James Petras, quien afirma lo contrario.

  1. Globalización

La globalización parte de la idea de una sola sociedad mundial (un mercado global). Si se entiende por globalización al proceso económico, político, social, cultural, ideológico, ecológico, entre otros, en el que existe una mayor interrelación entre los diferentes países a través de la eliminación de las barreras y fronteras, que permite el libre flujo de mercancías influido por el desarrollo de nuevas tecnologías de información, de comunicación y de transporte, entonces la globalización que se inserta en el capitalismo como una etapa cruda y cruel, es “…un proceso por el que las economías nacionales se integran progresivamente en la economía internacional. Por lo que su evolución dependerá de éste último” (Estefania Joaquin, 2007:9).
Los primeros antecedes de este proceso inician con el desarrollo de la Revolución Industrial, cuando se da la producción en masa, la especialización del trabajo y el surgimiento de las clases antagónicas: burguesía industrial y proletariado. Como resultado se desarrollaron las teorías del comercio internacional, las cuales se fundamentan en lo que se llama el principio de la ventaja comparativa y la ventaja competitiva.
Dicho proceso parte de la economía y se refleja en las demás esferas de la vida humana, porque toda acción hecha dentro de la globalización está motivada por la rentabilidad. Su principio vital es el impulso por acumular capital (Heilbroner Rober, 1997: 67-73). Es decir, toda aquella actividad que deje una ganancia es positiva al proceso globalizador.
Con esto se da un dinamismo al comercio internacional que contribuye a un mayor “bienestar para la sociedad mundial”1 , pues así en el mercado se encontrarán productos de mejor calidad y de menor precio. Queda en el libre albedrío del consumidor la elección del producto que más le atraiga. Las empresas compiten por influir en la decisión de compra del consumidor, por lo que buscan ser más atractivas al ofrecer productos a un menor precio, pero sin sacrificar la ganancia, para lo cual buscan generar ventajas, brindadas en aquellos países que les ofrezcan mejores condiciones para ello, como exenciones fiscales, mano de obra más barata, leyes laborales flexibles, materia prima y clústeres que permitan el encadenamiento productivo.
De acuerdo con la teoría del subdesarrollo de Víctor M. Figueroa, la esencia del subdesarrollo está en la falta del trabajo tecnológico y científico propio. En este sentido, en los países desarrollados el capital explota el fruto de ese trabajo científico y tecnológico y lo transfiere a los subdesarrollados. Creando, de este modo, dependencia.
Las grandes empresas nacionales beneficiadas de dicho trabajo se vuelven transnacionales y traspasan las fronteras motivados por la disminución de costos que ofrecen los países subdesarrollados. De esta forma, capitales originarios de los principales centros económicos trasladan su producción (deslocalización) al lugar donde sus costos sean más bajos, descomprimen el proceso productivo de sus empresas buscando la mayor ganancia para ellos, llevando una o varias partes de éste al lugar que le ofrezca las mejores condiciones.
La empresa, vista como la unidad económica fundamental de cualquier país, forma parte esencial del sistema económico para fomentar su crecimiento. En los países que no tienen un sistema empresarial consolidado (principalmente países en desarrollo), sino uno precario o incipiente, se da una competencia por atraer capitales externos. Con ello se consolida la dependencia al exterior.

  1. El surgimiento de China como potencia

Al iniciar el nuevo milenio, con todos los problemas existentes en el planeta, China emerge en el centro del debate como la gran ganadora de la globalización. Es en la actualidad una de las economías más grandes del mundo, ha destacado en las últimas décadas por su alto crecimiento económico sostenido, alrededor de un 10% aproximado (Neme Omar, 2006: 5-12). Mueve el crecimiento planetario y toda convulsión en ella tiene un impacto inmediato sobre el conjunto de la economía mundial (Ramonet Ignacio, 2005:65). Los productos hechos en China dominan una parte considerable de los mercados mundiales. El país se ha convertido en el principal receptor de IED y se le ha llamado la fábrica del mundo. Pero además del aspecto económico, China ha incrementado su influencia política, cultural y militar sobre el orbe. Ha conquistado espacios en la carrera aeroespacial, en diversas ingenierías, el desarrollo de nuevas tecnologías, etcétera, y en los inicios del siglo XXI aparece como el nuevo mercado nacional a conquistar por su constante crecimiento de clase media y su poder adquisitivo.
El ascenso de China como potencia mundial es un proceso iniciado en la mitad de los 60’s del siglo pasado, afianzado hacia finales de los 70’s y principios de los 80’s con las reformas emprendidas por Deng Xiaoping. Se considera que su progreso se debe a los capitales y tecnología aportada por la IED, la cual aprovechó las ventajas comparativas y competitivas del país, como mano de obra barata, contenciones sociales, exenciones fiscales, entre otras.
Con la proclamación de la República Popular China (1949) se sentaron las bases para su ascenso con la restructuración del Estado; el fin del antagonismo de las clases sociales2 por medio de la eliminación de la propiedad privada; el impulso de planes quinquenales como estrategia para guiar el desarrollo y darle continuidad; y la industrialización como parte importante para el crecimiento.
Con las reformas económicas emprendidas por Deng Xiaoping que buscaron la inserción de China en el sistema económico global, nacieron las condiciones para ello a través de la transformación de la agricultura, industria, defensa, ciencia y tecnología. Las principales acciones de esta estrategia consistieron en liberalizar la producción agrícola, atraer inversión extranjera, establecer una agresiva política de exportaciones y crear zonas especiales para desarrollar una base industrial lo más amplia posible.
Algo que hace peculiar el caso de China es su llamado “socialismo de mercado al estilo chino” ya que conlleva la contradicción en su seno al mantener un sistema capitalista en conjunto con el socialismo. Su política se ha caracterizado por su liberalismo en lo económico y su conservadurismo en lo social, lo cual se contrapone a los sistemas occidentales democráticos propios de los sistemas capitalistas, a la vez que se ha vuelto su emblema al demostrar su capacidad de generar crecimiento y desarrollo dentro de la globalización.
El cuestionamiento acerca de si China es la trampa de la globalización, considera que el alto crecimiento del país se debe a la aportación que le brindó la IED con capital y tecnología para el desarrollo de productos como principal fuente de crecimiento, y que esto ha hecho manifiesta su dependencia del exterior para mantener su sistema económico. En el escenario de que el capital externo abandonase el país, lo más seguro es el declive de su sistema económico. No obstante, pudiese ser la trampa al resolver el problema anterior y dar ese salto cualitativo al crear su propia fuente de crecimiento por medio del desarrollo de ciencia y tecnología propia -trabajo general, en la terminología de Víctor Figueroa- y la acumulación de capitales propios que se convirtiesen en los agentes de desarrollo nacionales.
En el proceso de globalización que ha significado la debacle económica para muchos países, a China le significó emerger en el siglo XXI como el gran ganador. En este proceso solamente han sido exitosos aquellos países de primer mundo que logran penetrar las fronteras de otros bajo condiciones de ventaja. Mientras tanto, para los países subdesarrollados ha significado la pérdida de soberanía, la desestructuración de sus sistemas económicos, sobre todo de los productivos. Parece ser que para China ha sido la catapulta que le ha permitido figurar como la emergente potencia económica que dominará el siglo XXI. ¿Cómo es esto posible? Los antecedentes históricos de China en el siglo pasado muestran un país que enfrentó las peores condiciones económicas de su historia: sufrió dos guerras internas, un cambio constante en su estructura política y un aislamiento mundial cuando la globalización apenas empezaba a figurar.
A raíz de la caída del socialismo, tras el derribo del muro de Berlín y la separación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el capitalismo logró establecerse plenamente sobre el globo. A diferencia de otros países, para China la transición de un sistema a otro no se hizo de forma drástica, sino más bien gradual, lo que le permitió adaptarse al cambio y guiar esa transición. Mientras que algunos países figuran como un apéndice de las grandes potencias económicas, al limitarse al papel de surtir de materia prima e insumos y formar parte de procesos productivos periféricos, China, que si bien en un primer momento jugó ese papel, está logrando cambiar su rol y ahora figurar como una emergente potencia económica.

  1.  La trampa de la globalización.

China se ha convertido en un importante actor del comercio internacional, fortalecido por sus atractivos mercados y su disponibilidad como fuente alternativa de abastecimiento de importaciones a nivel mundial, permitiendo a los países en desarrollo diversificar sus vínculos comerciales y financieros internacionales. Basa su crecimiento en la producción de exportación para obtener divisas y con éstas financiar su crecimiento interior. La IED se traslada a China dejando otros países que en comparación dejan de ser atractivos para el gran capital. Después de Estados Unidos China se encuentra en el segundo lugar mundial en cuanto a captación de ese tipo de flujos de acuerdo con la UNCTAD. 3 En el año 2007 recibió 758,900 millones de dólares, equivalente al 6.22% del total global. De acuerdo con la CIA World Fact Book China de 1981 a 1994 fue la novena economía captación de IED.
Todo ello lo logró gracias a una estrategia emprendida por el Estado, en la cual, a diferencia de lo emprendido por muchos otros países, ese rol ha sido decisivo al realizar una planeación de acciones muy específicas. Si se considera que en un principio la globalización fue el medio que le aportó al país capital y tecnología avanzada, fue esta misma la que propició la creación de tecnología propia, es decir la explotación del trabajo general. Es un fenómeno en el cual la participación del Estado juega un rol importante, dejando en éste los sectores estratégicos de la economía y a la IED la atracción de capital y tecnología.
China sigue una estrategia contundente para el desarrollo tecnológico sobre áreas vitales, auspiciado en gran medida gracias a los grandes avances tecnológicos en comunicaciones y transportes. Sin embargo, es un proceso todavía no consolidado, se encuentra en transición, puesto que la presencia de capitales externos aún es muy fuerte.
Para lograr esta recepción y contar con empresas de gran capital que permitieran cierta transferencia tecnológica, el Estado, además de la implementación de reformas estructurales, tuvo la preocupación central de ofrecer las condiciones físicas y organizativas para su asentamiento. Se impulsaron zonas económicas especiales y de Innovación y Desarrollo para constituirse en centros industriales y comerciales; se designaron para el mismo fin otros lugares estratégicos, los cuales también fueron dotados de infraestructura en comunicaciones y transportes. De esta manera, se dio pauta a una economía de aglomeración que incentiva aún más la reducción de costos, de forma más visible en la zona costera del país.
No obstante, de tan alentadores resultados y una estrategia decisiva, las perspectivas de China para vencer la dependencia se ven difíciles, tal y como lo explica James Petras, quien expone que a pesar de que las exportaciones chinas aumentan y han sido la base de su crecimiento:
Hecho en China” no significa necesariamente que los chinos sean los dueños. En tanto que el marco político-territorial-legal contiene unidades económicas no chinas 4 dedicadas al comercio, producción, distribución, financiación e investigación y desarrollo a gran escala y a largo plazo…  …las unidades no chinas están creciendo más rápido, aumentando su cuota de exportaciones (e importaciones), beneficios, pagos de derechos y control de los nuevos sectores de la economía (Petras James, 2007).

En palabras de Petras, el Estado chino está perdiendo cada vez más influencia sobre la directriz del crecimiento, cediéndolo a las presiones exteriores, en función de sus propias necesidades. Así, conforme se dé la tendencia a una mayor presencia de trasnacionales, el Estado se tornará a la subordinación de los intereses de estas, respaldadas por los estados imperiales. Él concibe a las trasnacionales como extensiones de las principales potencias imperiales, puestos avanzados dinámicos o enclaves del imperio empotrados en la economía china. Por lo tanto, la dominación imperial se expande en el país.
Por lo visto Petras se basa en dos premisas principales, a saber: el desafío que plantea China a las potencias imperiales es falso porque el crecimiento en las unidades económicas de propiedad china y el control de los sectores estratégicos de finanzas, manufactura y exportación, es más lento que el registrado por los capitales extranjeros cuya base se encuentra en las potencias imperialistas. La otra presunción, que habla de que la IED y las corporaciones están siendo subordinadas al Estado Chino para objetivos estratégicos y que son utilizadas en beneficio de China, también es cuestionable, según Petras.
En primer lugar, la inversión extranjera inicial ha acelerado una amplia gama de sectores, como causa y consecuencia de la liberación en crecimiento (permitiendo la proliferación de toda clase de negocios en barrios y poblados). La elite gobernante ha mudado con el paso del tiempo de socios dominantes a copropietarios o accionistas minoritarios de las últimas empresas de inversión. Los inversores extranjeros copan los altos cargos o al menos dirigen la administración de empresas clave. Además, cuando el gobierno invierte en infraestructura las trasnacionales aumentan su papel en los sectores dinámicos del mercado. Este punto es reafirmado por Enrique Posada Cano: “La propiedad privada progresa, en particular la que se refiere a la asociación de inversionistas extranjeros con el Estado chino e incluso la IED que excluye la asociación” (Posada Enrique, 2006:10-11).
Petras contrapone la estrategia de China a la de Estados Unidos en el surgimiento como potencia. Según él, el gigante asiático lo hace en forma contraria a la potencia americana, al dejar al capital extranjero los sectores lucrativos de crecimiento como la infraestructura de alto coste, a largo plazo, a gran escala y de bajo retorno.
Este analista considera que el crecimiento es más bien la expansión de las zonas de enclaves extranjeros, puesto que el crecimiento está circunscrito en términos geográficos y es ahí precisamente donde se encuentran las empresas más dinámicas, que no son chinas. Los gastos e ingresos se hacen en estas zonas reforzando su naturaleza. El interior de China sólo sirve para suministrar a dichas zonas, así como las neocolonias sirven a las potencias imperiales. El exceso de inversión se debe al exceso de liquidez, producto de la entrada de divisas de las exportaciones; a las elevadas entradas de capital extranjero por las expectativas de revaluación del yuan y al rápido incremento del crédito bancario (Bustelo Pablo, 2007:17-29).
Además, agrega Petras, la clase política china está sirviendo a la clase capitalista extranjera al crear condiciones que solamente benefician a ésta y a una pequeña porción de la emergente clase burguesa del país. Es decir, todo proceso de acumulación, reproducción, concentración y distribución está dirigido, es propiedad de, y beneficia a una clase sumamente limitada de capitalistas extranjeros y domésticos y directores estatales y sus extensas redes familiares. Aunque ambas compiten por subvenciones oficiales, concesiones y cuotas de mercado, comparten al menos dos características esenciales: aumentar la cuota de renta nacional de capital y la oposición a cualquier esfuerzo de la clase obrera para organizarse, protestar o mejorar las condiciones laborales.
En este sentido, ya es evidente una división muy visible de clases que tanto se rechazó cuando nació la república “socialista”. Por un lado están aquellas clases que actúan en nombre de China, que diseñan y demandan políticas de desarrollo que le permitan la acumulación de capital, formada por la elite partidista privilegiada que logró formar una incipiente burguesía nacional y por la burguesía extranjera instalada en el país. Por otro, está la clase baja formada por campesinos y obreros, quienes lejos de mejorar su condición social, sirven al capital para mantener condiciones atractivas para la inversión. La medición de la calidad de vida que no sólo es medida por el ingreso, sobre todo en economías en transición del socialismo al capitalismo, va en retroceso.
Lo anterior implica un deterioro por la eliminación gradual de la educación gratuita, la disminución al acceso a la sanidad, vacaciones pagadas y pensiones que impacta directamente en la deducción de los ingresos monetarios, aunado al aumento del costo del nivel de vida con alquileres y servicios públicos; los ingresos suplementarios en especie (comida, utensilios, etc.); el riesgo de invalidez física, accidentes de trabajo y muertes, el empeoramiento de las condiciones laborales, el estrés y el abuso físico a causa de la excesiva explotación en las fábricas. Asimismo, la pesada carga tributaria para los campesinos por funcionarios locales, por un lado, y por el otro las demoras y la evasión de pagos por parte de los propietarios privados. También está la erradicación de vecindarios y alojamiento de trabajadores para beneficiar a especuladores de bienes inmuebles. Todo ello ha empeorado la calidad del nivel de vida.
Por si fuera poco, se agregan los múltiples problemas ecológicos y de contaminación, sobre todo en las zonas industriales, que afectan gravemente la salud, por la inhalación y exposición de contaminantes, incidiendo directamente en el rendimiento laboral y calidad de vida, aunado al acceso cada vez más complicado a los servicios de salud.
Otra implicación es la acentuación de un tipo de corrupción directamente asociados al nuevo régimen económico, no es que antes no se haya presentado, sino que ahora presenta características diferentes. A saber, la corrupción tiene enormes consecuencias: concede privilegios de clase a la propiedad y a la élite en el poder; incrementa los impuestos a las clases desprotegidas, sobre todo a los campesinos; precariza los servicios públicos y elimina los pocos beneficios de la clase obrera urbana al disminuir el gasto público en inversiones sociales. Ello trae consigo el aumento de delitos, la consecuente pérdida de seguridad, de propiedad, de ingresos y vida. Todo ello alentado por “la moral capitalista de hacerse rico” 5, que socava las virtudes cívicas del bien colectivo y realza el individualismo.
Siguiendo la postura de James Petras, las perspectivas de eliminar la dependencia del capital extranjero no son alentadoras, puesto que las tendencias indican una profundización de la expansión del capital trasnacional, al crecer a mayor ritmo que sus socios como accionistas minoritarios en firmas escogidas.
Las multinacionales han lanzado una ofensiva económica multi-direccional para:

  1. Capturar el control del sistema bancario y financiero.
  2. Dominar los sectores altos y medios del mercado de bienes de consumo doméstico.
  3. Penetrar en el sector de telecomunicaciones, y
  4. Ganar participación en los mercados cultural, de entretenimiento, publicidad y comercial.

Por último, con la entrada a la Organización Mundial de Comercio (OMC) cambió decisivamente el equilibrio entre el capital privado y el capital estatal, y el predominio ideológico del primero. Todo lo anterior, conforme se afianza el capitalismo neoliberal, ocasionará un mayor descontento social de las clases más afectadas, poniendo en riesgo el régimen actual.
Si se considera la fuerte competencia entre los países subdesarrollados por imitar las ventajas que ofrece China y muchos otros países para la atracción de IED como motor de desarrollo, se estima que se llegará a un punto en el cual dichas ventajas con el tiempo serán insostenibles, puesto que las condiciones de vida de la población más afectada no podrán ser inferiores y los inversionistas seguirán demandando beneficios.
En contraposición a James Petras, está la postura de Jean Mandelbaum y Daniel Haber (Mandelbaum Jean, et. al, 2005:21), para quienes China llevó a cabo una estrategia muy al estilo oriental. Su sabiduría, al igual que en las artes marciales, aprovecha la fuerza del contendiente en beneficio propio en un movimiento que se adapte y no que sea una respuesta frontal.
Además, afirman que “cualquier trampa conlleva, normalmente, un trampero y una pieza destinada a caer en el cepo.” Esta analogía plantea la “trampa” de China para atraer la IED a través de irresistibles atractivos para el capital y sus consecuentes jugosas ganancias. Aseveran:
…Cuando encarga [el capital] a China la fabricación de todo lo que permitirá a ésta hacer cada vez más competitiva su industria, Occidente cree estar negociando con una especie de subcontratista nada más. Lo que hay en realidad, y ése es un elemento substancia de la trampa, es un competidor dotado de gran talento, y que recibe complacido en bandeja todos los conocimientos tecnológicos que aún le faltaban (cuyo precio habría sido inasequible si el país hubiese recibido consideración y tratamiento de verdadero competidor).

Incluso se asimila a la estrategia nipona de posguerra, que aceptó apoyo de occidente para recuperarse y que aprovechó para apoderarse de conocimiento, mientras aún se le seguía viendo como un país en fase emergente. En la globalización, al estilo de la empresa transnacional, se fabrica en el extranjero, mientras se idea y distribuye en diferente ubicación. Su éxito se basa en el control de las actividades de investigación y desarrollo, no obstante, la historia nos dice que se necesita de la posesión de una fábrica para lograr su máxima eficacia.
Si a ello se le suma que la misma voracidad capitalista, con su externalización y deslocalización de la producción, está dejando sin puestos de trabajo a los obreros de los países que crean el éxodo industrial al país oriental, y por ende, un debilitamiento del mercado interno, de acuerdo con los autores, China aun no logra eliminar la dependencia del exterior, pero lo hará aprovechando el proceso globalizador.
Al abrirse China al exterior logró contar con capital, tecnología y know how, que por sí solo dentro de este contexto hubiera sido difícil, puesto que no contaba con bases ni condiciones para ello. Si bien en un primer momento el sistema productivo chino se caracterizó por la imitación de productos de mala calidad. 6 Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología China busca y está logrando eliminar la dependencia hacia las grandes potencias industriales en cuanto al uso de tecnología de punta que transfiere valor hacia el sistema productivo chino. Ahora pretende crear su propia tecnología y tener primicia en la creación y uso de nuevos productos, a la vez que mejoran en calidad. 
Para afirmar esta postura, consideramos que una parte esencial del desarrollo de la ciencia y la tecnología es contar con un capital intelectual suficientemente capaz de guiar el progreso de China. El sistema educativo sigue a los modelos soviético, altamente especializado, y al japonés, con la aplicación de exámenes en los ciclos primarios y preparatorios para determinar el tipo de escuela del siguiente nivel a la que será admitido de acuerdo a la calificación obtenida.
Además, el Gobierno Central y el de las provincias han fomentado el desarrollo de los talentos especializados, han promovido las investigaciones científicas y la instauración de todas las especialidades en los institutos de investigación científica y los centros docentes superiores. Como resultado, se ha establecido un sistema de enseñanza superior de alto rendimiento autosuficiente.
La política de Estado en el tema de Ciencia y Tecnología no cambió su administración como economía centralmente planificadas con las reformas económicas básicas, ni en los sectores primarios ni en los secundarios (Villeda Ramiro, 2006:68).
Para el desarrollo de la industrialización de las ciencias y tecnologías avanzadas se enfatiza en crear incubadoras de empresas para que los logros de la alta tecnología se traduzcan en productos comercializables.
China ha buscado mantener un vínculo entre la problemática y las necesidades de las empresas de manufactura con la investigación aplicada. Para ello ha invertido fuertemente en construir suficiente infraestructura para desarrollar la investigación científica y tecnológica sofisticada. Se han creado empresas para llevar los productos al mercado resultado de los centros de investigación. También trata de configurar alianzas con aquellas entidades que poseen marcas de prestigio que le faciliten su salto al exterior. “No hay tiempo de actuar de otra forma: mejor comprar o aliarse que competir con identidad propia” (Ríos Xulio, 2007:59). Un ejemplo de esto es Legend Group (Lenovo). Así lo afirma Ramiro Villeda:
Esta tendencia confirma el éxito de la estrategia adoptada por China para el desarrollo de tecnología propia, este proceso que comenzó en 1988 con la creación de Zonas de Alta Tecnología o Zonas “Antorcha”. Uno de los principales objetivos de estas zonas fue lograr introducir al mercado las nuevas tecnologías, difundiendo y comercializando nuevas tecnologías y descubrimientos propios.

De acuerdo con un reporte publicado por las Naciones Unidas, en el informe sobre la ciencia 2005 de la UNESCO, de fecha del 18 de enero de 2006, que analiza las nuevas tendencias de la ciencia, tecnología e investigación y el desarrollo del mundo entero, señala que “la tendencia más notable es la registrada en Asia, donde el gasto bruto en investigación y desarrollo, que en 1997 representaba el 27.9% del gasto total mundial, ha alcanzado un porcentaje de 31.5% en 2002 (ONU, 2008). De acuerdo con el texto:

 

 

Este dinamismo se debe en gran parte a China, un país que contaba en 2002 con más investigadores que Japón (810,000 y 645,500, respectivamente), quien tiene la primicia en el desarrollo científico y tecnológico de la región, ahora se ve superado por el primer país. El gasto de China en desarrollo científico y tecnológico ha venido creciendo en forma consistente, tal es el caso que el año 2002 ascendió a 1.23% de su Producto Interno Bruto (PIB), en comparación con el 0,83% registrado en 1999.

En el sistema chino de Investigación y Desarrollo (I+D) se han transferido numerosos proyectos a las empresas, se ha creado una cultura de medición de resultados dentro de un ambiente que propicia su comercialización. “En 1999, la Oficina de Patentes de China recibió 81 mil solicitudes de patente y concedió 45 mil. Fueron cerca de 69 solicitudes de ciudadanos chinos y 14 mil de extranjeros. Se otorgaron arriba de 41 mil patentes a los primeros y 3.8 mil a extranjeros” (Petch Michael, 1999:58).  China ocupó el séptimo lugar mundial en el registro de patentes en el año 2007 tras haberse ubicado 15º lugar en el año 2000, un logro suficientemente considerable. Ello es una clara muestra del rápido ascenso en tan corto tiempo gracias a las medidas tomadas.

En conclusión, estamos en condiciones de afirmar que, de seguir esta tendencia, China sí es la trampa de la globalización, al tener posibilidades de salir del subdesarrollo. Joseph Siglitz (Siglitz Joseph, 2006:59-64), hace un análisis de la zona, que incluye a Malasia, Indonesia, Singapur, Corea del Sur, Japón, India y China, para reafirmar:
La globalización –en forma de crecimiento basado en la exportación- contribuyó a sacar a los países del este asiático de la pobreza. La globalización lo hizo posible, dando acceso a los mercados internacionales así como a la tecnología que posibilitó unos aumentos inmensos de la productividad. Pero estos países gestionaron la globalización: fue su capacidad de sacar partido de la misma, sin que ésta se aprovechara de ellos, lo que explica su éxito.

Gracias a este proceso se han generado condiciones que pudieran eliminar la dependencia respecto de los países desarrollados, al dejar de explotar el trabajo general de las potencias para crear el propio. Si bien es cierto que China aún no logra eliminar sus problemas que lo mantienen en su carácter de subdesarrollado, muestra una tendencia a superar esas dificultades. En su seno presenta un modelo de crecimiento sui generis, puesto que ha desechado paradigmas sobre la evolución del crecimiento económico que históricamente se ha seguido, a la vez que combina características que conjuntan a un país desarrollado con uno subdesarrollado.
Muestra de ello es que a partir de las reformas de 1978, la mejora en el ingreso se pudo palpar en aquellas zonas donde se introdujeron las reformas, como lo es la ciudad de Shenzen, que se definió como la primer Zona Económica Especial, por ser frontera con Hong Kong, próxima a Taiwan y Macao, para promover una amplia gama de actividades comerciales, manufactureras, servicios y tecnología. El gobierno estableció una estrategia de desarrollo basada en cuatro pilares: logística, finanzas, tecnología y cultura. Gabriel Baldivieso (Baldiviesco Gabriel, 2007) menciona:
Según cifras oficiales, en 1978 la población de Shenzen bordeaba los 30 mil habitantes con un ingreso anual de 606 yuanes, siendo su principal actividad la agricultura y la pesca. En 2004, la ciudad albergó alrededor de 7 millones de habitantes, con un ingreso anual promedio de 59 mil yuanes (aprox. USD 7 mil) y una nueva estructura económica, en la que la agricultura representó sólo el 0.6% del producto interno bruto.

De acuerdo con María Cristina Rosas (Rosas Maria, 2008:8-16), la euforia es contrastante: “Las disparidades sociales son considerables en China; si bien el nivel de vida ha aumentado, la distribución de la riqueza aún no es suficientemente equitativa como para posibilitar las condiciones homogéneas en beneficio de mayores sectores de la población. China se perfila como la primera gran potencia en la historia que es un país pobre.”
No obstante, se puede asegurar que, pese a su cuantiosa población, hay mejora de la calidad de vida. Además, al sentarse las bases, los beneficios crecerán y se palparán en beneficios a la población en un nivel lento pero constante (Rodriguez Isabel, 2010:59). Así lo reafirma Stiglitz (Siglitz Joseph, 2006:59) “La pobreza extrema, un dólar por día, se ha reducido en tres cuartos.” 7 Es decir, hay un avance lento y gradual en la calidad de vida de la población, hasta ahora insuficiente, pero presente.
Aunado a lo anterior está lo que afirma James Mc Gregor (Mc Gregor James, 2006:37), de que en China se están generando proyectos de investigación impresionantes que inspiran a nuevas empresas y progresan a gran velocidad:
Hay un aumento significativo en la enseñanza universitaria (4,2 millones de estudiantes de primer curso) cuadruplicando al de los noventas. Más aún, tiene miles de ejecutivos que se insertan en la estructura corporativa china con lo mejor de las técnicas de gestión occidentales que permiten crear compañías híbridas eficaces y rentables. …a pesar de la creciente brecha entre opulencia y pobreza, entre las grandes y pequeñas ciudades, sí hay un grado significativo de mejora en la calidad de vida. Ello se debe también a que, a pesar de que los programas públicos son débiles, el poderoso sistema de lazos familiares ha funcionado de momento como red de paracaídas.

Además, China se ha convertido en uno de los principales receptores de materias primas e insumos para la producción, que, si bien benefician más a las empresas externas instaladas en el país, le permite crear alianzas comerciales con otras naciones.
Por lo tanto, se demuestra que aún y con grandes problemas propios de la globalización actual, más intensos en los países subdesarrollados, China está mostrando signos de un tránsito de país emergente al carácter de potencia desarrollada, que aunque no se pueda asegurar su éxito, si muestra una tendencia a llegar al primer mundo.

Referencias Bibliográficas.

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* Candidato a Doctor por la Universidad Autónoma de Zacatecas, Docente del Instituto Tecnológico de Zacatecas.

1 La globalización crea beneficios para unos (pocos) mientras que para otros (la mayoría) los sume más en la precariedad.

2 En esencia, cuando se instaura el socialismo en China se buscó la igualdad de clase en la población, de tal forma que ya no existirían diferencias sociales sino una sola clase para el total de la población. Sin embargo, siguió existiendo una clase privilegiada y otra explotada, sólo que ahora los privilegios en manos de la elite estatal.

3 Asia ocupa el primer lugar mundial en atracción de inversión extranjera directa, indica el nuevo informe de la UNCTAD, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo.

4 El autor hace referencia al concepto de “chino” a todo aquello que sea propiedad de chinos, y “no chino” donde la propiedad sea de capitalistas extranjeros.

5 Es la moral del consumismo, típica del capitalismo, que privilegia al que tiene más posesiones materiales.

6 En cierta forma, una estrategia adoptada por el Estado, al permitir la imitación a través de una incipiente ley de protección de la propiedad intelectual. La cual con su consolidación tendrá que regular.

7 Stiglitz, Joseph E, op., cit.


Recibido: 26/04/2017 Aceptado: 07/08/2017 Publicado: Agosto de 2017

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