Pamela Gomez Bucci
Universidad Nacional de General Sarmiento
pamelagbucci@live.com.arEl presente artículo tiene como propósito desarrollar las características del socialismo real en China, sobre todo en su esfera económica y su funcionamiento: como se produce, distribuye, consume, acumula y el papel de los actores dentro de dicha esfera. Para ello, se explicará brevemente el origen del Estado moderno y luego se hará una breve referencia a las etapas del desarrollo económico. Dicho marco introductorio permitirá enfocarnos más adelante en el propósito. Considerando todas estos procesos, sumado a la incorporación de China a la OMC en 2001, es que el presente artículo se propone: por un lado, entender la magnitud del país asiático y cómo se fue asentando como potencia económica actualmente; y por otro, abrir debate respecto de ¿Qué tipo de modelo económico hablamos cuando hablamos de “la economía China”?
Palabras claves: China, Estado, Desarrollo
The purpose of this paper is to develop the characteristics of real socialism in China, especially in the economic sphere and its operation: as it is produced, distributed, consumed and accumulates and the role of the participants in that area. To do so, I will briefly explain the origin of the modern state and then, I will make a brief reference to the stages of economic development. This introductory framework will allow us, later, to focus on the purpose. Considering all these processes, together with the addition of China to the WTO in 2001, the proposal of the this article are: first, to understand the magnitude of China and how it was settled as an economic power today; and secondly, to open a debate on what kind of economic model we mean when we talk about "the Chinese economy"?
Keywords: China, State, Development
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:
Pamela Gomez Bucci (2015): “China: ni comunista ni capitalista. ¿Surge un nuevo sistema económico?”, Revista Contribuciones a la Economía (septiembre 2015). En línea: http://eumed.net/ce/2015/1/china.html
Introducción
El presente artículo tiene como propósito desarrollar las características del socialismo real 1 en China, sobre todo en su esfera económica y su funcionamiento: cómo se produce, distribuye, consume y acumula, así como también el papel de los actores dentro de dicha esfera.2 Para ello, explicaré brevemente el origen del Estado moderno y luego haré una breve referencia a las etapas del desarrollo económico. Finalmente, dicho marco introductorio permitirá enfocarnos más adelante en el propósito.
Breve referencia a las primeras etapas del desarrollo económico de China
Para comenzar, debemos tener en cuenta que China fue gobernada durante dos mil años por dinastías con tradición comercial, la cual se vio invadida en 1899 por naciones europeas como Francia, Alemania, EE.UU, Japón, entre otros.
Según Barrington Moore (1976) la organización estatal eliminó la aristocracia rural mucho antes que el mundo occidental (más precisamente en el periodo que comprende desde 1644 hasta 1911). Por entonces y mediante un sistema de exámenes, el emperador pudo reclutar una burocracia “estatal” que combatió la aristocracia agraria.
“Creo que todos los estudiosos convienen en la existencia de una clase de ricos propietarios rurales; los problemas surgen cuando se trata de donde trazar exactamente la divisoria entre los opulentos y los meramente acomodados. (…) había por lo menos, los terratenientes medianamente ricos que no tenían ningún grado académico y los graduados que no tenían ninguna tierra. Lo que quiero (…) es comprender la conexión entre poseer tierra, tener grado y ejercer oficio político en la China” (Barrington Moore, 1976)
El autor observa que más allá de la diferenciación de clases y la importancia de poseer títulos académicos; la familia (considerada linaje patrilineal) ocupó un lugar central en las áreas rurales más productivas en donde se daban lo que se conoce como el “clan”, es decir, grupos familiares mucho más amplios que funcionaban de la siguiente manera: las fortunas adquiridas mediante el servicio imperial se invertían en tierras; pero la acumulación de la propiedad era individual aunque en beneficio del linaje 3, a su vez, toda la familia debía adquirir las tierras contando con un graduado perteneciente al grupo (o futuro graduado) que le permitiera en el largo plazo un puesto oficial, que favorecerá a incrementar los bienes materiales del clan. Dicho puesto imperial, podría permitirle restablecer su familia o crear su propio linaje.
“(…) la inexistencia de un sistema general de educación popular obligaba a que el estudiante contase con el sostén de una familia acaudalada cuyos vástagos carecían de dotes académicos tomaban a su cargo a un muchacho talentoso de extracción baja. El nexo entre oficio y riqueza a través del linaje era, pues, uno de los rasgos más importantes de la sociedad china (imperial)” (Barrington Moore, 1976)
Para entender mejor el proceso, es necesario mencionar algunas características de ambas clases (entiéndase terrateniente y oficial). Por un lado, el terrateniente conseguía que los campesinos trabajaran para el, mediante “convenios arrendaticios” que consistían en una forma de aparcería que contaba con mano de obra contratada; es decir, el propietario aportaba la tierra y el campesino la mano de obra, mientras que la cosecha se dividía entre las dos partes. Por otro lado, el oficial no ofrecía su mano de obra; “un campesino rico que no tuviese él mismo pretensiones de cultura académica (…) se aplicaba a la labranza como cualquier otro. El erudito, en cambio, no trabajaba con las manos” (Barrington Moore, 1976). El emperador como mega terrateniente recaudaba granos de sus súbditos aunque como gran propietario no podía consumir todo el arroz que recaudaba de sus rentas, por lo que podía vender su excedente4 .
Sin embargo, el sistema de exámenes tendió a producir un exceso de “futuros burócratas”. Había gran número de aspirantes a grado, que corriéndose del espíritu modernizador que invadía a China durante el 1900, generaron revueltas e insurrecciones dentro de aquel sistema imperial todavía vigente pero en decadencia. Hong Kong cae en 1840 en manos de Inglaterra como así también, otros territorios usurpados por Alemania, Francia y Japón (este último la zona de Manchuria). Esta situación encarna con el correr de los años un sentimiento anti-imperialista que terminará en una revolución y la consiguiente constitución de la república.
La dirección de los partidos estaba a cargo de las élites de la China imperial. Por un lado Chiang Kai-shek del partido nacionalista del sur y por el otro lado, el partido comunista (cuyo liderazgo será ejercido más adelante por Mao Zedong). Chiang, líder del Kuomintang controló la mayor parte del país hasta la invasión japonesa en el año 1937. Para sumar fuerzas y desplazar a los japoneses ambos partidos llegan a un acuerdo cuyo final se plasma en la victoria de China sobre Japón en 1945.
En 1911 los líderes del Sen Yatsen acabaron con el último emperador y terminan con los dos mil años de imperio. Un año después, se da origen a la República China y se funda el Partido Comunista Chino (PCCh) en Shanghái. Uno de los fundadores es Mao Zedong, que es quien comandará al ejército rojo en la Revolución Comunista de China, dando lugar a la República Popular China.
A mediados del siglo XX China era una potencia que se consideraba autosuficiente. Para los fundadores del PCCh los intereses no estaban puestos en occidente que era considerado una mala influencia por lo que se impidió el ingreso a China de capitales extranjeros, a modo de cerrar sus mercados financieros, con el fin de fortalecerlo puertas adentro, impulsando así la predominancia de un mercado internista.
Sin embargo, lo que parecía ser invencible comienza a deteriorarse. Ante el embate de los avances industriales (momento del apogeo de la producción automotriz en Estados Unidos) comienza a marcarse una gran diferencia tecnológica lo que se traduce en un alto grado de vulnerabilidad hacia China. Mientras el mundo occidental comenzaba a extender sus brazos, el gigante asiático comenzó a cerrar sus fronteras (Hobsbawn, 2001).
Finalizada la contienda se reencauza la guerra civil entre los nacionalistas y comunistas que llevan al poder a Mao como líder de la República Popular China en 1949. Chiang escapa y sigue con sus proyectos más nacionalistas en la isla de Taiwán (Claro, 2003; Hobsbawn, 2001).
Principales etapas de desarrollo económico chino
Es necesario mencionar que al no concordar plenamente con la división de etapas clasificadas por James Petras (2006), quien es el único especialista que se encarga de diferenciar el desarrollo Chino por etapas, se proponen las siguientes:
Petras por su parte, distingue:
I- Semi-colonia a Revolución (1840 – 1970)
II- Del comunismo al capitalismo de Estado (1970 – 1989)
III- Capitalismo estatal a Capitalismo liberal (1990- actualidad)
IV- Capitalismo liberal a neoliberalismo (a futuro)
Aunque el autor distingue cuatro etapas, primero sienta la mirada en tres y propone discutir una cuarta a futuro que significaría el paso del actual capitalismo liberal (tal como define el presente de dicho país) a uno neoliberal, abriendo lugar al debate.
Considerando la división propuesta en el presente artículo, se desarrollarán las últimas dos etapas (ya que la primera fue expuesta más arriba) que son las que nos permiten analizar las características del socialismo real en este caso particular. Se tomará en primer lugar la etapa que comprende de 1949 a 1978.
Tras la revolución del ´49, surge durante los siguientes tres años una economía mixta: se formó el sector socialista (estatal), cooperativo (capitalista – estatal), el privado, el individual artesano y el campesino pero, con los objetivos puestos en la construcción del socialismo. Luego de esta etapa mixta, continuó una etapa de economía planificada con un alto grado de centralización.
La Revolución Socialista China efectuó reformas estratégicas que fueron la base del crecimiento a largo plazo, tales como: alfabetización masiva, campaña sanitaria para todos los niveles sociales, convirtió una masa de campesinos en expertos, generó una productiva y disciplinada mano de obra industrial.
En el plano rural, las transformaciones se dieron de manera gradual y moderada; las fragmentadas mini-parcelas se consolidaron, llevando a mayor mecanización y facilitando la provisión de asistencia social a cooperativas, y más tarde a unidades colectivistas más grandes.
En el plano industrial, la producción de acero y carbón sumado al sector de bienes de equipo crearon la base para industrias ligeras y la creación de artículos de consumo barato. La nacionalización de la industria comienza en 1953 y se implementa como método los planes quinquenales; con la nacionalización de las empresas bajo Régimen Comunista, muchos líderes comerciales se incorporaron al ministerio de Economía, Planificación e Industria. La incorporación de estos “lideres comerciales” en el sector público, adoptaron lo que se consideraba “métodos de producción moderno”5 lo que permitió: por un lado, reforzar la elite burocrática (que abogaba por la apertura del mercado); y por otro lado, abrió sitio para el avance de economistas, científicos, ingenieros y/ o cuadros políticos que se vieron influenciados por los experimentos soviéticos de empresas que se basaron en el lucro y el cálculo.
Los primeros años de Mao se caracterizan por una transformación en la agricultura y en menor grado en la industria. Bajo el paradigma de los soviéticos se colectivizó la agricultura y los capitalistas fueron obligados a entregar sus empresas. El control total de los factores de la producción por parte del Estado tenía como objetivo cumplir con las metas del primer plan quinquenal (1953-1957) 6. En esta etapa la URRSS brindó ayuda a China que cumplía fielmente los lineamientos pero con una celeridad menor que los soviéticos. Esta característica de gradualismo en los cambios es la impronta que va a mostrar siempre la República Popular de China. (Claro, 2003; Sánchez Rodríguez, 2009).
Si bien se lograron importantes avances, no se pudo mejorar las condiciones de vida de la población por lo tanto, Mao decide largar el segundo plan quinquenal en el año 1958, mejor conocido como “el Gran Salto Adelante”. Se organizaron comunidades con un carácter forzoso y se impusieron metas que en la práctica eran imposibles de cumplir. Esto sumado al abandono del apoyo soviético, el clima y errores de planificación dieron como resultado 25 millones de muertos por hambrunas (Claro, 2003; Sánchez Rodríguez, 2009).
Ante el fracaso del Gran Salto Adelante, Mao decide redoblar la apuesta para reconstruir su debilidad política a través de la Revolución Cultural. Zedong desconfía de las instituciones económico-políticas e insiste con la idea del peligro al retorno capitalista por lo que, reprime al sector más moderado a través de los guardias rojos. Se cerraron escuelas, se impuso el control de precios y se quitaron incentivos económicos. Esta radicalización devolvió parte del poder perdido a Mao pero la economía entro en un marcado sendero de estancamiento hasta su muerte en 1976. (Claro, 2003; Sánchez Rodríguez, 2009).La paradoja del período maoísta es que a pesar de los avances y retrocesos; al final, muchos sectores de la población estaban en mejores condiciones que al principio.
De aquí en adelante, se desarrollará lo que se clasificó como la tercer y última etapa propuesta en el presente artículo, que comprende el período de 1978 a la actualidad. Xiaoping considera que China necesita “abrirse” a las economías capitalistas y adoptar elementos de mercado para superar el atraso, para lo que propondrá la implementación de las Cuatro Modernizaciones en el año 1978, a saber:
“Las fuerzas del mercado, la privatización y la inversión extranjera directa dirigidas por el PCCh pueden transformarse en componentes para la construcción del socialismo” (González Arencibia, 2005 en Sánchez Rodríguez, 2009).
Las reformas que se inician en la agricultura buscando la descolectivización; la propiedad de la tierra sigue en manos del Estado pero se impulsan medidas para conseguir mercados agrícolas libres, instalando así un Sistema de Producción Familiar Responsable.
El monopolio del comercio interno por parte del Estado propio de las economías planificadas, se modificó a principios de los ´80 con el propósito de aumentar el número de compañías con posibilidad de realizar intercambios internos y liberalizar los productos libre de transacciones. Para captar inversión extranjera, China recurrió a la creación de Zonas Económicas Especiales que buscó atraer a la misma: por un lado, creó empresas de capital mixto y por otro, implantó empresas con capital totalmente extranjero.
En la industria, estos cambios generan mayor flexibilidad en las empresas estatales; en 1987 se lleva al Sistema de Responsabilidad Contractual y a la liberación del mercado, transformando la estructura de la propiedad de empresas públicas con lo que, las más grandes continúan estando bajo control estatal, pero las medianas y pequeñas podían ser adquiridas por los ejecutivos o incluso por trabajadores que dispongan de capital acumulado.
Es esta línea que Petras distingue que el objetivo de China pasa de ser “un socialismo de mercado” a una “economía de mercado socialista”, dando un salto cualitativo en el proceso de instauración de mecanismos de una economía de mercado. El autor sostiene que en un primer momento luego de la revolución, primó la planificación, luego pasó a ser una planificación con papel complementario del mercado; posteriormente lo que él llama “socialismo de mercado” sería integrar planificación con mercado, y finalmente, lo que él considera una “economía de mercado socialista” vendría a ser la primacía absoluta a las fuerzas del mercado, dando lugar al abandono de la planificación.
En 2001, la llegada de China a la OMC (Organización Mundial del Comercio) integrándose completamente al sistema capitalista internacional, acompañó un proceso de privatizaciones y transferencia de propiedad a capitales privados. En 2003 la liberalización plena del sector público para que las empresas estatales coticen en bolsa, permite que se admita capital extranjero o bien, se fusionen. El traspaso de la reforma del campo a la ciudad supone un despegue económico pero también un aumento en la polarización social.
Principales impactos sociales y económicos de las “modernizaciones” impuestas por Xiaoping
Según se comentó anteriormente, cuando en el año 1978 asume Deng Xiaoping perteneciente al ala más moderada, se lleva adelante una serie de reformas (siempre de manera escalonada) que hacen convivir la planificación soviética con las particularidades del mercado. Para Deng la planificación y el mercado pueden coexistir en un esquema de “economía de dos carriles” (Sánchez Rodríguez, 2009).
En la agricultura, cada campesino recibió una parcela para producir y a cambio se le exigió una cuota de producción. Todo el excedente quedaba en manos de los productores lo que traía aparejado los incentivos para mejorar la productividad que se habían perdido en la etapa anterior.
Este esquema llamado “Sistema de Producción Responsable” entregó importantes ganancias pero, también tuvo que enfrentar algunos problemas. Por un lado, la transacción de los insumos administrados centralmente y precios que no se movían al compás de los mercados, lo que entorpecía el intercambio. Por el otro, si bien el uso de la tierra fue distribuida entre los campesinos no ocurrió de igual manera con los derechos a la propiedad. Sin embargo, estas limitaciones se fueron relajando hasta quedar sumergidas bajo un esquema similar al de libre mercado.
En lo que respecta a las empresas estatales, durante la década del ´80 la mayor parte de la producción estaba a cargo de las empresas estatales. En una primera etapa se intentó descontracturar este esquema para darle mayor flexibilidad en la toma de decisiones. Paralelamente se fueron liberalizando los precios, mientras que los cambios en la producción no fueron del todo satisfactorios (aparentemente) por la falta de incentivos tanto a administradores como a trabajadores.
Por el año ´87 se vuelven a introducir reformas pero, esta vez enfocándose en los incentivos bajo el “Sistema de Responsabilidad Contractual”. La estrategia era similar a la usada en la agricultura.
Por un lado, el gobierno se quedaba con una parte de lo producido y por el otro lado, el excedente quedaba en la empresa para su libre disponibilidad. De esta manera se fueron descubriendo lo incentivos adecuados para buscar una mayor productividad. El éxito de estas reformas se observaron más en las pequeñas y medianas empresa que en las grandes, ya que las presiones distributivas eran difíciles de controlar.
A pesar de los cambios mencionados, los sectores estratégicos siguieron controlados por grandes empresas estatales a las que se les otorgaban subsidios para mantener su competitividad. Si bien estos subsidios fueron decreciendo con el correr del tiempo no se logró una efectiva convergencia tecnológica para lograr las ventajas dinámicas que estos sectores rezagados pudieran ir incorporando gradualmente.
A fines de los ´90 se introducen cambios en la estructura de la propiedad. Los empleados y ejecutivos podían comprar las empresas lo que trae como resultado cierta colectivización de las empresas con una notable mejora en el perfil de competencia. Entre estas se destacan las Townships y las Village Enterprises.
Todos estos cambios gradualistas tenían un doble objetivo: abrirse al juego de los mercados en un esquema de aprendizaje en la medida que se va construyendo a través de la interacción con empresas extranjeras las cuales poco a poco iban ganando terreno y, a su vez, evitar los desempleos masivos producto de cierres de empresas estatales.
En el sistema de precios, los mismos se fueron liberando pero la pérdida de competitividad de las empresas estatales hizo que se introdujeran ciertos controles. El sistema pasó a ser dual, es decir, ciertas cuotas con precios fijados a determinados productos y una vez que se excedían éstas se intercambiaban a precios de mercado. Esto permitió a las empresas estatales enfrentar el embate de las extranjeras y las de tipo colectiva que eran más eficientes. Ya a mediados de los ´90 el sistema de precios estaba prácticamente liberalizado.
Sin embargo, es difícil hablar de reformas del sistema financiero entre los ´80 y ´90 ya que solo existían unos pocos bancos estatales que simplemente captaban depósitos y otorgaban créditos a las empresas estatales. Según el ciclo de los negocios estos créditos eran direccionados a las empresas colectivizadas en detrimento de las estatales en períodos de auge económico y viceversa. Sin embargo, para compensar a las estatales el Central compensaba a éstas con el consiguiente impacto en la inflación.
A fines de los noventa se va transformando el perfil de los bancos estatales para que se asemejen a bancos comerciales. De todas maneras, la presencia extranjera es muy limitada y controlada. La tarea de asignar créditos no se modifica y ésta sigue siendo influenciada por motivos más políticos que económicos.
En el campo del comercio internacional y la inversión extranjera, es necesario explicar que durante los setenta, China estaba sumergida bajo un esquema de planificación centralizada y que la apertura comercial comenzó a principios de los ochenta. En este sentido se fueron otorgando ciertos derechos a las empresas, se liberalizaron los precios, y se fue modificando la política cambiaria (llevó de 2,8 a 8,3 el tipo de cambio).
La política comercial de China es compleja. Por un lado, da la sensación de que se ha abierto al comercio pero, por el otro lado, existen fuertes controles a los efectos de no perder esta posición de poder. Fundamentalmente, fuertes restricciones a las importaciones que no estén relacionadas con el sector exportador como así también fuerte limitación de las empresas extranjeras a vender sus productos en China. Este mercado está reservado para la producción doméstica a precios protegidos y a las extranjeras se les daban incentivos (impositivos, arancelarios o medidas burocráticas) a los efectos que reorienten lo producido por el lado exportador.
La mano de obra barata de China es clave para las inversiones extranjeras directas (IED). A fines de los noventa el país había recibido IED por 40 billones de dólares. Siempre sin abandonar el doble objetivo, se pretendía que la IED incorporara fuerza de trabajo proveniente del campo y además desde un enfoque evolutivo la construcción de ventajas absolutas a partir de la transferencia de tecnología de las empresas extranjeras a las estatales.
Conclusiones
Luego de lo trabajado, la propuesta es abrir debate acerca de lo presentado, pensando ¿De qué hablamos cuando hablamos de China?
Algunos autores como Sánchez Rodríguez lo consideran un “híbrido sistémico” complejo y difícil de categorizar, lo define como un país en transición que combina cuestiones capitalistas pero que no abandona su raíz comunista. Otros, en cambio, como Petras sostienen que China ha dejado de ser socialista y que desde el gobierno de Xiaoping se instala un país capitalista, que cada vez se profundiza aún más.
China se ha convertido en el centro manufacturero del mundo en pocas décadas: su explotación de los recursos naturales, la oferta de mano de obra, las multinacionales y la oportunidad de aumentar el capital privado por sobre el estatal la ha convertido en un imán para capitalistas e inversores de todo el mundo.
Una de las características de la gran transformación de China es su manera gradual de hacer las cosas en todos los campos pero ¿de qué estamos hablando cuando nos referimos a esta economía de dos carriles? ¿Pasar de un socialismo de mercado a una economía de mercado socialista es un mero juego de palabras? China se ha abierto al mundo pero con una particularidad, no ceder el poder político a las grandes corporaciones multinacionales. Este poder lo administra el único partido, el PCCh. Sin embargo, cuesta creer que no se trate de un sistema capitalista, particularmente con su entrada a la OMC en 2001 en donde el simple hecho de pertenecer a este organismo implica que gradualmente se tienda hacia las reglas del mercado. Por lo tanto, según Sánchez Rodríguez, el socialismo chino ha desaparecido y, más bien nos encontramos con un sistema que tiene características de una economía de mercado capitalista.
El gradualismo fue acompañado de consideraciones pragmáticas en cuanto a las reformas que, junto con la planificación, se fueron abriendo al mercado. China transformó su modo de producción pero aún no lo ha completado. Tiene más de capitalismo que de socialismo y su tendencia parece estar orientada más al primero de los dos. Si bien la participación de empresas estatales en la economía ha descendido, todavía son importantes y, esto plantea un enorme desafío para las autoridades en cuanto a eficiencia y productividad. El deterioro de su medio ambiente, es un síntoma de una economía que pondera los beneficios sin tener en cuenta los costos sociales propios de las economías de mercado (Sánchez Rodríguez, 2009)
A diferencia del enfoque capitalista, Sánchez Rodríguez cita a otros autores como Antonio Eigido y Pablo Velasco que consideran a China como un país socialista porque, el poder está en manos del partido de la clase obrera y estos pueden dirigir y controlar los aspectos sociales, políticos y económicos del país. El PCCh sigue teniendo un papel central en la dirección y conducción de China además, el Estado sigue controlando la propiedad de la tierra y, el rol de las empresas estatales en cuanto a sectores estratégicos que aún no fueron socavados por la ideología de mercado. Los cambios que la mayor apertura dio a la sociedad son vistos como el pasaje no del socialismo al capitalismo sino, hacia un “socialismo rico” (Sánchez Rodríguez, 2009)
Pero para Xulio Ríos, el sendero hacia donde se encamina China queda abierto a interrogantes. Como mencionamos más arriba, ser miembro de la OMC implica cierta incompatibilidad con un enfoque socialista. ¿Hasta qué punto es factible una apertura controlada? El proceso de apertura trajo, por supuesto, diferencias sociales particularmente dentro del mismo partido comunista. La mayoría de los chinos ricos están relacionados con el PCCh y su participación va creciendo con el correr del tiempo. Esto desplaza a los sectores trabajadores dentro del partido transformando la cúpula de poder. ¿El hecho de que estos grupos de poder se hayan enquistado en el partido provocará una transformación ideológica en el PCCh? (Sánchez Rodríguez, 2009) ¿O será que la ideología transforma al PCCh?
Por último, no es posible dejar de mencionar a los chinos fuera de China. Según Peter Drucker, los chinos del exterior son una superpotencia. La mejor forma de describirlos es como “un clan unido que hace negocios”. Esta gran familia si se la observa de manera aislada pasa desapercibida pero, como clan se manejan según su cultura milenaria y todos responden a un orden central. La palabra es ley, su historia se forjo así. Son una especie de IED en el extranjero. Pero, ellos están radicados en el exterior con otras nacionalidades y, por supuesto, también invierten en la propia China. Son chinos del exterior que a pesar de tener otras nacionalidades, a la hora de rendir cuentas responden a la familia. O sea, a China. Parafraseando al autor, Japón ha aprehendido a manejar la empresa como una familia, China aprehendió a manejar la familia como una empresa. ¿Qué es China? ¿Socialismo, Capitalismo o un sistema económico propio que converge características de ambos modelos?
Referencias Bibliográficas
1 Los Estados socialistas fueron asimismo calificados con el nombre de socialismo real o socialismo realmente existente con el fin de diferenciarlos de las construcciones teóricas y —en cierta forma— justificar las diferencias con éstas y con partidos o grupos que pudieran considerarse socialistas pero opuestos a este tipo de regímenes. A pesar de las diferencias conceptuales existentes entre socialismo y comunismo, el lenguaje común habitualmente emplea indistintamente las expresiones países socialistas y países comunistas para denominar a los Estados definidos como socialistas. La utilización de la expresión Estado comunista obvia el oxímoron o contradicción entre ambos términos (Estado y comunismo), entendido este último como la última fase, posterior a la superación del capitalismo por la acción del Estado socialista, en que el mismo Estado dejaría de existir
2 El presente artículo es desarrollado en el marco de la materia Sistemas Económicos Comparados perteneciente al plan de estudios del Profesorado Superior en Economía de la UNGS.
3 Según la definición de la antropología cultural, el linaje es un grupo de parentesco de tipo unilineal, es decir, que sigue la rama masculina (patrilinaje) o femenina (matrilinaje), cuyos miembros descienden de un antepasado común. A diferencia de lo que ocurre en el clan, este antepasado no es mítico sino histórico y se puede remontar a la genealogía.
4 El Producto Total se compone de la sumatoria del Producto Necesario (todo aquel indispensable para la supervivencia y la reproducción de la fuerza de trabajo/maquinaria) y del Producto Excedente (aquel que “sobra” y puede ser utilizado para fines personales –lujo, atesoramiento, ahorro, inversión etc.-). En este caso especifico, los terratenientes preferían aumentar sus ganancias a través de la venta de dicho excedente.
5 Entiéndase: fabricación en serie, taylorismo, priorizar la industria pesada, producción enfocada al agro y al consumo, entre otros.
6 Para mayor información ver “La China comunista de Mao” en http://www.historiasiglo20.org/HM/8-3b.htm.
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