"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360
RÉGIMEN DE PRODUCCIÓN FLEXIBLE, MERCADO LABORAL Y CRISIS SUBPRIME
Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)
riondaji@hotmail.com
Universidad de Guanajuato
SUMARIO: El presente trabajo persigue caracterizar el carácter y las características del régimen de producción flexible, así como tratar los efectos de este mismo esquema en la competitividad, en especial para las naciones en vías de desarrollo como lo es México, su nexo con el desarrollo global y la crisis de 2008. Para ello se compara el anterior esquema de producción rígido con el de Toyota estableciendo claras diferencias de cada uno y las ventajas que esto implica, de tal manera que el método es deductivo, donde las expresiones del fenómeno de estudio se ven desde el punto del vista del desarrollo capitalista central como periférico. Sus principales conclusiones indican el origen de la crisis sub prime es efecto de la implementación del régimen de producción flexible y problemas que ello implica.
Trata su vez al respecto de la ventaja que representa para un esquema de la producción incorporar las fortalezas locales, de tal manera que esto contribuye a la elaboración de productos con mejor calidad, tiempo de elaboración, costo y escala de la producción, donde este esquema basado en las maquiladoras implica para una nación como México una forma eficaz para lograr una mayor integración regional como internacional. Para su elaboración el método seguido fue deductivo basado en una revisión documental al respecto, que concluye el peso de la ubicación, el origen, el arraigo y la cultura en la competitividad, a grande rasgos para el caso de México.
PALABRAS CLAVE: Competitividad, Producción flexible, Modernidad, Producción rígida.
Summary: This paper seeks to characterize the nature and characteristics of the system of flexible production, as well as deal with the effects of this same scheme on competitiveness, in particular for developing nations such as Mexico, its link with global development and the crisis of 2008. This compares the previous rigid production scheme with the Toyota establishing clear differences of each and the benefits that this entails, in such a way that the method is deductive, where expressions of the phenomenon of study can be seen from the viewpoint of central capitalist development as peripheral. Its main findings indicate the origin of the crisis sub prime is the implementation effect of the system of flexible production and problems involved.
The advantage for a scheme of production to incorporate the strengths local, in such a way that this contributes to the development of products with best quality, time of development, cost and scale of production, where this scheme based on maquiladoras means for a nation as Mexico an effective way to achieve greater regional and international integration. For processing the method was deductive based on a documentary review thereon, that concludes the weight of the location, the source, the roots and culture in competitiveness, to big features in the case of Mexico.
KEYS WORDS: Competitiveness, Flexible production Modernity Rigid production
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Rionda Ramírez, J.: "Régimen de producción flexible, mercado laboral y crisis subprime" ,en Contribuciones a la Economía, marzo 2013, en www.eumed.net/ce/2013/produccion-flexible-mercado-laboral-crisis-subprime.html
A inicios de los años 30 del siglo pasado, en Japón la familia Toyoda emprende una empresa ensambladora de autos. Esta empresa es ahora conocida la firma Toyota. Para ello imitan de inicio el esquema de producción rígido de occidente, liderado por norteamericanos e ingleses. Esquema exitoso al lograr, ante el régimen de producción artesanal, organizar la producción y hacer que el trabajador trabaje al ritmo de la empresa.
Las características del Fordismo son descritas en su relación a la economía general y su organización en este siglo principalmente por (citados por Rodríguez de Rivera, 1999):
El esquema de producción rígida o fordismo tiene muchas características pero destacamos las siguientes con base a los estudios de Ford (1916), Marsden, Morris, y Wood (1985), Krafcik (1988), Murray (1988), Sabel (1982) y Nevins (1954):
Estas son las principales características del esquema que da formidable ventaja competitiva (Porter, 1991), a las naciones capitalistas occidentales en materia de competitividad, especialmente ante naciones o bien, sectores industriales que no superan el régimen de producción artesanal.
Pero el esquema no es tan perfecto. Pronto los nipones enfrentan las limitaciones del nuevo esquema:
Estas son las principales restricciones que los nipones encuentran el régimen occidental de producción rígida, también conocido como moderno. ¿Cómo lo resuelven?
Los japoneses inventan los llamados círculos de calidad. ¿En qué consisten? Pues se trata de factorías que realizan solo una fase del proceso de producción de una mercancía. Propiamente se les conoce como maquiladoras. Son fábricas que bien son filiales de grandes corporativos, o producen para diversas, maquilan, de ahí su nombre.
Con ello superan las 5 principales restricciones encontradas en el régimen de producción rígido de la forma siguiente:
Estos cambios al esquema moderno dan por resultado un esquema al que la ventaja en materia de productividad parte de ser flexible. Se da casi de inmediato de que la empresa Toyota abre en Japón, en el primer lustro de los años 30 del siglo XX.
Según Miguel Ángel Barrios (2004) y Jaime González Martínez (2003), las principales características del nuevo régimen de producción al que se le nombra como post moderno o post organizacional son:
Este nuevo esquema de producción flexible se viene a expandir desde antes de la segunda guerra mundial poniendo a Japón en la dimensión de una gran potencia económica.
Mientras Italia y Alemania trabajan bajo el esquema de producción rígida, en Japón el régimen de producción flexible le da la capacidad de producir a mayor escala, con más eficiencia que sus aliados en la segunda guerra mundial.
El funcionalismo económico sostiene que el fundamento que explica el milagro económico de Japón en la posguerra son sus valores, creencias y cultura, en especial la laboral. Nada descreditable, destaca la llamada Teoría Z de William Ouchi (1981). Sin embargo, el presente trabajo parte de una visión estructuralista, donde la organización social del trabajo y la producción se ve como una articulación entre organizaciones privadas (regímenes de producción), y públicas (regímenes de regulación).
La explicación que quien esto escribe esgrime para explicar el milagro económico japonés de post guerra es que aún la terrible hecatombe al término de la segunda contienda mundial, donde la nación japonesa queda en la peor postración al ser vencidos, sus fábricas fueron desmanteladas y llevadas a los países vencedores, 2 bombas atómicas, los terribles bombardeos que terminan con sus principales ciudades industriales, donde destaca Kioto, y la indemnización impuesta por los vencedores, no obstante en solo 15 años Japón vuelve a ser una potencia económica. Para 1960 las empresas niponas desplazan a las occidentales en los principales mercados, incluso en sus propios mercados.
El fundamento de su éxito radica precisamente en ser los mejores organizados. El régimen de producción flexible es tal que precisamente para 1960 dos empresas automovilísticas se enfrentan en una competencia. Se trata de la empresa automotriz estadounidense Ford Company y la nipona Toyota. Esta última demuestra ser más eficiente al lograr una producción con menor costo, tiempo y mayor calidad. Desde entonces queda visto para el occidente que los orientales tienen mejores esquemas de organización.
Los japoneses localizaron sus empresas maquiladoras en toda la cuenca del pacífico oriental, que aportaron baratura y eficiencia a cada una de las fases de la producción de su aparato nacional de producción. Lugares como Hong Kong, Singapur, Tailandia, Filipinas, Malasia, Corea del sur, Manila, Taiwan, por citar los principales.
En 15 años el régimen de producción flexible lleva al Japón a su anterior dimensión como potencia económica. En 30 años, esto es, para 1975 Japón ya tiene una dimensión internacional a la altura de Estados Unidos de América e Inglaterra. No obstante el éxito evidente de esta potencia, occidente, en soberbia, tarda en reaccionar, Es hasta la caída del muro de Berlín, en 1989 que los estadounidenses como los ingleses tratan de implementar la producción flexible en un nuevo orden mundial al que se le viene a llamar globalización.
La aparición del régimen de producción flexible, igual que en su tiempo lo expresa el régimen de producción rígida, tiene grandes repercusiones en muchos ámbitos donde destaca no solo el aspecto económico sino social y cultural.
La mundialización del esquema viene al parejo del término de la guerra fría, donde la carrera armamentista distrajo mucho la atención de occidente en materia de productividad empresarial, puesto que las políticas de fomento industrial favorecen los sectores o áreas bélicas de sus economías.
Principalmente son las potencias Estados Unidos de América y el Reino Unido quienes afrontan a la Unión soviética desde 1946 a 1989. El término de la guerra fría permite a las potencias occidentales atender ahora sectores económicos de sus economías de corte más industrial como empresarial. Se dan cuenta que sus empresas son incompetentes ante la emergencia oriental. Es por ello que George Bush (padre) desde los años 90 de la centuria pasada inicia la reconfiguración de la región que es su dependiente económica: América latina, principalmente (Tamames, 2005).
La Unión Americana ante la gradual pérdida de competitividad e inminentemente de mercados, contrapone su déficit comercial con la colocación de deuda, la cual vía intereses solventa el déficit comercial.
La crisis del tipo de cambio oro-dólar de 1971 y la de energéticos de 1973 inicia el ocaso occidental ante la emergencia de las economías ligadas en una producción compartida con Japón. El régimen de producción flexible gana terreno y derrumba con rapidez la modernidad occidental.
La propuesta del Plan Baker y del Plan Brady para la región latinoamericana consiste en negociar la apertura de sus economías y su integración al esquema estadounidense de producción compartida al respecto de sus cargas financieras por su endeudamiento externo, el cual en un 80% es debido a los Estados Unidos de América, especialmente destaca el caso de México.
La crisis de 1971 – 1973 obliga a occidente a derrumbar fundamentos importantes de su teoría económica: el keynesianismo. Se cuestiona la mesura keynesiana en el manejo de la política monetaria. Aparece la escuela de Chicago, liderada por Milton Friedman, quien sostiene que la racionalidad del empresario siempre es ingeniosa y emprendedora y que solo es cuestión de darle el avío financiero para que éste, lo coloque en proyectos productivos y rentables. El ciclo económico con base a la eficiencia marginal del capital puede verse afectado por los ciclos financiero-bursátiles. Las ganancias no solo provienen de actividades primarias o secundarias, sino la terciarización devenga algunas de las más rentables.
Esta ruptura con la tradición keynesiana le da a los Estados unidos de América un “cheque en blanco” ante sus naciones deudoras. Según aumenta el déficit comercial estadounidense, incrementan la tasa PRIME y recaban de los países que les son deudores los montos de dinero necesario para corregir este déficit sin necesidad de devaluar o bajar sus reservas federales.
La expansión del dólar funda el bienestar de la población norteamericana en su capacidad de expoliación de sus deudores. Para mantener su calidad de vida, la población latinoamericana ve mermar la suya. Y es precisamente el depauperio real de su salario lo que le viene a representar una ventaja competitiva atractiva a la inversión extranjera. Especialmente norteamericana. El desmantelamiento de fábricas en la Unión Americana y su traslado a geografías de la región latinoamericana es la pauta de la implementación de la producción flexible bajo el liderazgo norteamericano en la región.
Pero esta estrategia lleva un alto costo no solo para las naciones que con su pobreza pagan el costo de la implementación del régimen de la producción flexible, también hay costos para las naciones líderes. Los trabajadores estadounidenses ven perder gradualmente su empleo en grado. De trabajar 40 o más horas a la semana, terminan por aceptar empleos de 30 horas a la semana, medio tiempo o tiempos parciales. No solo ven caer sus ingresos reales, sino también la calidad de sus prestaciones laborales.
La merma del ingreso real de los trabajadores estadounidenses lleva en dos décadas a que primero tiemblen las hipotecas, posteriormente los seguros y finalmente todo el sistema financiero. La crisis subprime de 2008 es el resultado del neoliberalismo que ampara en el marco de la regulación pública el régimen de producción flexible. En materia de política económica destaca el desapego de la mesura keynesiana que desde la crisis de 1987 en México viene a socavar los fundamentos monetaristas de la escuela de Chicago.
Evaluaciones del norteamericano J. K. Galbraith (1954), indican que tanto la crisis de 1929 – 1933, como la actual (2008 - …), tienen su principal explicación en 5 razones básicas:
El ocaso de la economía norteamericana marcado durante la década de los años 60 del siglo XX por efecto de la recuperación de la economía nipona, junto con los tigres de oriente y el ascenso de la toyotización como nuevo régimen de producción flexible, como a su vez la formación tanto de la Comunidad Europea como de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, llevan a la región latinoamericana a una atonía económica que se prolongará hasta los años 90 de la misma centuria.
La recuperación de la productividad de las empresas norteamericanas tiene que ser subsidiada desde el desarrollo periférico del capitalismo, Se habla propiamente de las economías latinoamericanas, incluso desde su propia masa laboral, la cual ahora trabaja en condiciones de subempleo.
El subempleo en la economía norteamericana es creciente, por lo que las presiones políticas al respecto de restaurar el nivel de vida que se viene perdiendo gradualmente desde la década de los años 90 del siglo XX, es la base del éxito del partido demócrata en el 2008. Sin embargo, este partido no ha podido restablecer el nivel de empleo como de vida visto por los años dorados de su economía durante el periodo fordista de post guerra. Cuestión que bien les puede costar las elecciones del 2012.
La productividad de las empresas norteamericanas ahora se avala más que en la mejora tecnológica, en la mejora organizacional, cambiando no solo de geografía sino de relaciones industriales, propiamente obrero – patronales en economías periféricas que aportan un salario 10 veces o más inferior al estadounidense, y legislaciones laborales más laxas y permisibles a sus intereses de acumulación.
Mientras esto sucede, la post modernidad no da aún frutos a la masa laboral de toda América, sino que sus frutos se concentran en la clase capitalista. Misma que en la periferia enfrenta los círculos de la pobreza y se dilapida en gastos suntuarios, puesto que los empresarios de la economía periférica tratan de imitar el nivel de vida de la clase burguesa del primer mundo, y los empresarios del centro de desarrollo capitalista prefieren colocar sus activos en compra de acciones y especulación, más que fomentar proyectos productivos.
Es entonces muy cuestionable que la empresa norteamericana logre los niveles de productividad deseados ante la agresividad de las empresas orientales, quienes en abierta ventaja, se van posicionando lentamente como las principales economías del orbe. Destaca el caso de China que, por su parte comunista, presenta la mejor ventaja absoluta por la baratura de su mano de obra, que por cierto, es altamente calificada. Y que por su parte capitalista (Hong Kong), canalizan el gigantesco plus producto social a escala mundial (recuérdese que China tiene la cuarta parte de la población mundial).
Desde el 2008 queda claro que el líder financiero internacional ya no lo es Estados Unidos de América o la Comunidad Económica Europea, sino China, a quien la Unión Americana le debe poco más de 400 mil millones de dólares y que desde Pekín se define la política de su reserva federal.
El repliegue bélico estadounidense que desde la administración de Barack Obama (2008 – 2012), es patente es parte de la estrategia de saneamiento de sus finanzas públicas. Incluso en los conflictos bélicos de las naciones árabes del norte de África, no obstante ser azuzadas por la CIA, destaca la poca participación estadounidense. América del norte tiene demasiadas presiones financieras internas, tal como le sucedió a la ahora extinta Unión soviética en 1989, como para mantener su hegemonía bélico-militar ultra fronteras. Veinte años después el síndrome soviético se materializa en el líder occidental del capitalismo.
Hay cinco líneas principales por las cuales el régimen de producción flexible o esquema de Toyota (oriente), supera al llamado régimen de producción rígido o moderno de occidente. Estas son:
De las anteriores, el presente trabajo trata de la última relativa a la ventaja que implica para un esquema de producción incorporar las ventajas de producción locales al esquema integral, de tal manera que péquelas ventajas competitivas suman en total una abierta ventaja competitiva, especialmente cuando las fases de producción en la elaboración de un producto que tiende a ser amplio. Entre más complejo el producto, esto se traduce en una ventaja competitiva, porque se suman muchas ventajas locales que le dan una amplia ventaja integral, lo que se expresa en una mejor calidad, precio, escala productiva y tiempo de producción.
Este es el principio de la globalización, trasladar las distintas fases de la producción de un bien a distintas geografías o localidades donde existan ventajas competitivas que se incorporen al proceso. Se trata de un esquema que trabaja mediante un esquema de producción compartida, global. Adiós al “made in” propio del esquema de producción rígido. Ahora la composición regional de las mercancías tiende a ser menor, por lo que se habla de un producto cuya elaboración se hace a una escala planetaria.
Es por ello que el objetivo del presente trabajo es explicar cómo las ventajas competitivas locales, en especial de México, representan una oportunidad de integración económica internacional y se traduce en mejoras a la competitividad del aparato productivo nacional, así como de las factorías que operan en el país, donde el esquema de producción flexible abre la posibilidad de una más inmediata adhesión a los esquemas de la globalización económica, como mejoras en la producción en general.
La globalización es un fenómeno que da una norma democrática en materia de competitividad a empresas de distinta latitud. Abre las mismas oportunidades a organizaciones productivas de todos los países que se integran al proceso de la producción compartida. A esto se refieren los hermanos Víctor y William K. Fung y Yoram Wind en su texto Competir en un mundo plano (2008).
La cuestión no está en la igualdad de oportunidades que presenta la globalización, sino en la capacidad de respuesta de las empresas ante las oportunidades que se les presentan, puesto que las mismas tienen condiciones materiales y organizacionales como de posicionamiento de mercado y geográfico que implica arribar a la apertura económica, bien en ventaja o bien en desventaja.
Una cuestión importante es cómo hacer para aprovechar estas oportunidades similar a un enfoque FODA, para el caso de las empresas mexicanas que tienen ciertas fortalezas que les alientan a una experiencia exitosa pero a su vez, vienen las amenazas que trae ciertas desventajas de existencia en el entorno industrial internacional.
Hay que considerar que como afirman Harm de Blij en su texto El poder del lugar (2009), donde la cuestión es que no existe una libre y perfecta movilidad geográfica para el comercio de las mercancías, ni tampoco las condiciones institucionales, administrativo – públicas, ni la infraestructura de comunicaciones terrestres, marítimas, aéreas y electrónicas necesarias para concebir el laisser passer.
La geografía se impone y amarra a su condición de ubicuidad a los seres humanos, como condiciona o incluso determina su capacidad de interacción con personas de otras geografías. La movilidad no solo está bajo restricción geográfica sino económica.
Hay una herencia genética para cada ser, y no se hace referencia a la herencia biológica sino a la adscripción cultural, social, nacional y de lugar. Condición que nos enajena como entidades o categorías históricas y cuya cosmovisión y ética de los negocios adquiere visiones y misivas distintas. Cambia la filosofía de los negocios y necesariamente la forma de hacerlos. Un aspecto clave de esta condición – restricción de movilidad geográfica es la lengua materna, que de antemano es la primera limitante a tratar de abatir. Prejuicios culturales como la religión, la raza, los hábitos, la educación, la cultura, el contexto socio económico, el origen, a cuestiones más ajenas, exógenas a las personas como son las condiciones corográficas tales como la meteorología, clima, ecología, aclimatamiento, por citar lo principal.
Por lo que una segunda cuestión de interés en este trabajo es saber cómo afrontan los empresarios mexicanos estas limitantes de un mundo que tiende a ser plano, pero que finalmente aun presenta ciertos accidentes que atan a los seres humanos a una pertenencia geográfica, en muchos casos insalvable para hacer negocios.
Con estas dos interrogantes el presente trabajo trata de plantearse las implicaciones, los alcances de la realidad de la empresa mexicana ante su nexo globalizador, y evalúa el reto que representa la globalización que democratiza las oportunidades para agentes de negociación que no parten de las mismas condiciones como para sacar provecho de esta aparente igualdad de oportunidades.
La sinergia en la globalización radica en la tendencia a igualar el acceso a las oportunidades para las empresas, pero contraparte, existe aún una alta desigualdad o asimetría en la condición de la que parten los agentes económicos para poderlas aprovechar.
Aunque la tesis de la globalización viene muy ad hoc a la tesis de laissez faire, laissez passer, la verdad es que la aparente libre movilidad de los factores productivos, como de las personas enfrenta serias restricciones locativas. La condición de ubicuidad del las personas les enajena, tal como lo sostiene Carlos Marx, como verdaderas categorías históricas. Escapar de nuestro origen es imposible. No obstante, la movilidad puede cambiar en grado a los individuos, pero no se deja de ser judío, mexicano, africano o estadounidense. Se trae un estigma de locación y origen que liga como peso gravitacional a las personas a su lugar de nacimiento. Desde el color de la piel, hasta el sistema de creencias no es posible “desnudarse” de esta carga y simplemente “cambiar de giro”.
La tierra se aplana (Friedman, 2005) con las tecnologías de la comunicación, especialmente las electrónicas. Las diferencias étnicas de los pueblos en la globalización se sutilizan e incluso se mezclan, sintetizan, sincretizan o bien, tienden a homologarse y a desaparecer. Pero este es un proceso lento. Hay fuertes fuerzas atávicas de carácter cultural como corográfico que simplemente frenan este proceso de uniformización. Incluso hay fuerzas contra el mismo sentido, como son los llamados globalifóbicos y conservadores nacionalistas. El apego al habla o a la lengua madre, a la religión de los padres, de las costumbres, creencias, convencionalismos e incluso formas de vida se defiende ante un proceso que implica quizá hasta la propia desaparición. En la globalización el reto estriba, principalmente, en resolver cómo combinar lo viejo con lo nuevo, y lo externo con lo interno.
La migración no obedece a personas que huyen de su origen, más bien son personas que tratan de resolver una carencia que enfrentan en su lugar de origen como puede ser un motivo de estudios, de seguridad, de trabajo, de salud y de expectativa de vida. Normalmente los migrantes reivindican su identidad étnica y tratan de agruparse en los lugares de acogida. No hay una negación de pertenencia sino una reivindicación. Por lo que las sociedades se vuelven más cosmopolitas que homólogas. La multietnicidad de las sociedades posmodernas es una característica en las grandes áreas metropolitanas. Se crean sincretismos, se sintetizan distintos elementos, se complementan o combinan, pero no se cancelan o pierden. Mutan pero no se extinguen. El proceso es lento pero finalmente, efectivamente, a largo plazo la tierra tiende a aplanarse.
El apego al terruño es una característica del migrante quien no deja de extrañar (nostalgia) amistades, parientes, lugares, propiedades, ventajas, costumbres. Este arraigo es precisamente una fuerza contraparte de la globalización, las personas no renuncian tan fácilmente a su identidad, incluso pasan generaciones completas, por caso se tiene la comunidad chicana en los Estados Unidos de América.
Surgen conflictos de muchas índoles en las naciones tanto expulsoras como receptoras. La ciclicidad del fenómeno migratorio por otra parte nutre este tipo de disrupciones sociales creando choques entre las poblaciones receptivas.
Ahora bien en las relaciones centro periferia, se dan fenómenos de rechazo como son las xenofobias o bien el fenómeno conocido como la terciamundialización del primer mundo, donde el arribo de personas provenientes de geografías en desarrollo, su residencia conglomerada en ciertas áreas de las economías receptoras trae para la población nativa problemas que antes no se presentaban. Como es costumbres distintas, hábitos diversos, mañas costumbres, mala educación, cierto tipo de violencia, como la sexual, problemas en materia de la seguridad social como de mercado de trabajo, menores remuneraciones, nuevas enfermedades, por citar algunas de las experiencias traumáticas de las poblaciones móviles como de las residentes.
Se tiene una dicotomía creciente al respecto de las diferencias en el nivel de vida entre distintas localidades, incluso de una misma nación. Por caso se cita a China, quien presenta dos economía antagónicas, la parte tradicional dominada por el régimen de producción artesanal administrado de forma socialista, que convive con la parte posmoderna, capitalista dominada por el régimen de producción flexible. La mancuerna que logra esta economía con poblaciones campesinas y citadinas es el fundamento de su éxito económico que presenta una gran expansión a escala mundial. Más allá de la tercera vía de Anthony Giddens (1999), el esquema Chino se presenta como una experiencia económica de éxito con sus propias singularidades. Pero lo más importante es que es una nación que expresa precisamente este doble sentido de la globalización, el cambio a favor de la uniformidad y el atavismo conservador a favor de mantener la identidad.
La globalización no es un proceso nuevo, de hecho se puede remontar a los tiempos de Marco Polo en los siglos XIII y XIV. Las rutas de la seda, la porcelana, y de otras especies a lo largo de la historia económica de la humanidad de alguna forma indican la interacción entre varias culturas muy distantes. Incluso las incursiones militares de Genghis Khan en el siglo XIII de la era cristiana es otro antecedente al respecto de los intercambios culturales y comerciales entre oriente y occidente. En el nuevo mundo existe prueba de comercio entre culturas de América del norte y sudamericanas, se encuentran hallazgos en el centro de México de cerámicas originarias de culturas andinas y viceversa. El mismo descubrimiento del nuevo mundo por Cristobal Colón (1492) es otro evento de esta primera fase de la globalización que puede indicarse entre los siglos XII y XV d. C. Aquí domina la búsqueda de nuevas rutas para abrir nichos de mercadeo, especialmente de especies no endógenas entre regiones distantes y distintas. Fundamento importante para el ascenso del capitalismo industrial que transita del régimen de producción artesanal o uno más moderno o régimen de producción rígido.
La segunda fase se puede hablar del primer y segundo colonialismo etnocentrista europeo, primero en América y posteriormente en África y Asia. Va del siglo XVI a inicios del XX. Adquiere matizaciones dominantemente económico - comerciales y es un causal principal de la primera contienda mundial (1914 - 1918). Donde se inicia una expansión de mercados tanto intermedios como de bienes finales. Su control aduanal y fiscal es un aspecto relevante en las relaciones comerciales, y se tiene el predominio de relaciones tanto monopólicas como monopsónicas. Se habla del dominio de la modernidad en la producción basado en un capitalismo monopolista.
La tercera etapa puede decirse es parte del nacimiento de la toyotización en el último lustro de los años 30 del siglo XX, en Japón. La creación de la empresa automovilística Toyota, fundada por la familia Toyoda, revoluciona el régimen de producción rígido flexibilizándolo gracias a la implementación de los llamados círculos de calidad, que se materializa en lo que en México se da a llamar “maquiladoras”. Empresas que hacen parcialmente un proceso de producción de forma independiente al resto de tal manera que logran hacerlo con el máximo esfuerzo, innovando constantemente, de forma flexible, trabajando varias fases de la producción de forma simultánea (no en serie), y sobre todo incorporando las ventajas competitivas de distintas locaciones a un mismo proceso productivo lo que le otorga una abierta ventaja competitiva.
La invención de las computadoras y del a Internet pone a este esquema al alcance de todas las organizaciones mundiales, desde el individuo más innocuo hasta los grandes y agresivos corporativos internacionales, cuestión que abre en el mercado laboral internacional la posibilidad de nuevas oportunidades y de contrato outsourcing de servicios profesionales muy diversos. Trabajos on line, a distancia, no presenciales pero económicamente muy rentables para las partes (contratantes como contratados).
Se orquestan redes sociales que resultan redes económicas de todo tipo. Por ello la nueva gerencia posmoderna debe constantemente rediseñarse al margen de la operación de las redes, nuevas formas de control, sobre todo basadas en la delegación de responsabilidades en las unidades de la red, lo que se expresa en una nueva generación de valor como plusvalor de un proceso de integración-red (en esto se recomienda leer el valioso trabajo de Manuel Castells sobre la sociedad red, 1997).
La virtualización de los negocios su secularización liberal. Aquí el aplanamiento no solo es geográfico, sino moral. La ética de los negocios rebasa incluso la tónica liberal, rayando a un pragmatismo salvaje. El capitalismo salvaje, neoliberal, sin reglas, con el objetivo principal de hacer negocios sobremanera deja de lado las cuestiones humanas, sensibles y personales, la persona o el agente de negociación de deshumaniza, despersonaliza, se virtualiza y aparece como algo supraliminal, lo cual deslinda de carga moral y respecto para facilitar toda transacción cuyo carácter es fría y calculádamente económico.
Las redes se transforman en cadenas de suministro y de tipo industrial, de hecho posibilitan, vializan, factibilizan los negocios de todo tipo. Funcionan como clubes sociales pero en el fondo queda implícito su carácter económico, dan ventajas, abren posibilidades y oportunidades como generan información privilegiada para la toma de decisiones.
Entre más grandes es una red, más ventajas incorpora para sus integrantes. Su carácter industrial queda comprometido desde su inicio, obedece a la ventaja de comunicación entre agentes cuyos intereses pueden ser incluyentes, coincidentes e incluso concluyentes. Optimizan las relaciones personales, industriales, económicas. A mayor red, mayor ventaja, mayor supervivencia. Funciona como la ventaja de la manada ante los depredadores. El grupo fortalece, comparte, brinda seguridad, representa una ventaja, disminuye los riesgos, los costos, permite operar en el anonimato o bien brillar cuando se desea destacar. Es de hecho una estrategia competitiva.
Estudios basados en la corriente neoinstitucionalista que explican el éxito económico desde el siglo XVIII de naciones anglosajonas como los Estados Unidos de América e Inglaterra, tales como los realizados por Oliver Willianson (2002) y en especial, por el historiador Douglas Cecil North (1973 y 1974), indican que el contar con una legislación de derechos de propiedad y patentes hizo que estas naciones logren un ascenso industrial y económico contundente.
La propiedad es una condición sine qua non del desarrollo capitalista, en cualquiera de sus fases. Es el fundamento que garantiza ser beneficiarios únicos y plenipotenciarios del fruto o plusvalor obtenido del uso o explotación del recurso del que somos propietarios. Así la ganancia está protegida de hurto alguno. Por esto, en un esquema virtual de sociedad red, la cadena de suministros debe tener garantes de propiedad como parte de la orquestación que se tiene en este tipo de relaciones industriales. En esto Oliver Willianson (2002) llamó “inversiones ideosincráticas” de la red a aquellas que siendo en grado flexibles, no obstante reconocen entre las partes la contribución marginal de cada una y en ello, la cuota justa en el reparto del plusproducto creado. En esto está el diseño de la red por el director de la misma.
Los agentes que se integran a una red, a su vez pertenecen a la cadena de suministros de otras redes, por lo que muchos insumos de origen parten de estos agentes pero corren como proveeduría entre las diversas redes. La cuota de beneficio de un mismo recurso varía de red a red, y pasa a ser propiedad del contribuyente originario o agente de origen pero su valor lo establece el grado de desarrollo y tamaño de cada red, como del valor del producto diseñado por la misma red. La estructura y el tamaño de la red generan las fortalezas de la misma, con ello se logran las siguientes ventajas competitivas:
Una grave restricción en la consolidación de redes internacionales está el idioma. Se erige el inglés como lengua oficial de la red, no obstante naciones como China imponen el mandarín con mayor peso, tan solo por su creciente número de usuarios. Las redes occidentales al enfrentarse a las de China terminan por subsumirse a la lengua en que estas redes operan. Se tiene que la geografía virtual se ve atada a la real mediante la existencia de lenguas francas regionales. Ahora el lenguaje simbólico, tipo gerogrifo chino o ideogramas sustituye o suple con bastante eficacia la restricción del lenguaje. Símbolos que expresan ideas, similares a los señalamientos de las carreteras que están vigentes en todo el mundo, permiten que los usuarios de redes naveguen entre diferentes plataformas y redes de manera fácil y amigable.
En el colonialismo, las metrópolis imponen sus lenguas como las oficiales, no obstante ciertas acotaciones que se anexan como novedosas pero sobre todo, indicativas de lo locativo, se agregan como parte de un léxico que tiende a enriquecerse. Destacan las llamadas Cartas de Relación, que Hernán Cortés mando a Carlos I (V), donde se destacan un gran número de mexicanismos para denotar especies nuevas, lugares o personas.
El argot de la red no obstante sigue siendo el inglés, pero se le van anexando vocablos y símbolos de distintas locaciones y regiones del mundo. La globalización implica la mundialización, necesariamente. No obstante, se admite que menos del 1% de quienes navegan en la red hablan el inglés de manera fluida. Por lo que no se puede hablar de una anglicización de la red. No obstante, la red exige que sus navegantes tiendan a ampliar su saber de la lengua inglesa, como los hablantes del inglés tienen el reto de aprende palabras de otras lenguas.
Existen otros componentes atávicos a la globalización. Cuestiones culturales que implican temas éticos en la forma de hacer negocios. No está demás citar el caso que indica Max Weber (1904/05 primera edición) en su destacable trabajo “Ética protestante y el espíritu del capitalismo”. La religión y el sistema de creencias marcan en gran medida el carácter y sus matizaciones que adquieren las transacciones económicas entre los pueblos. Se tienen 4 religiones predominantes en el mundo capitalista: el cristianismo (en sus variantes católica, protestante, ortodoxa), el judaísmo (con acotaciones regionales e internacionales), el islamismo (monolítico en grado), y el budismo (con variantes regionales en oriente).
En el continente americano prevalecen las religiones impuestas por sus metrópolis. Por decir, América del norte es dominantemente protestante por impostura inglesa. El Caribe es católico puesto que domina la colonia francesa y española, así como centro y Sudamérica son dominantemente católicas por haber sido colonias de España y Portugal, principalmente.
A la red no escapan aspectos endémicos. Bien la lengua, o el sistema de creencias, también el clima y cuestiones meteorológicas, aspectos corográficos y distancias reales entre distintos puntos geográficos. Los contagios reales como virtuales, virus reales y electrónicos son riesgos a considerar en el libre flujo de agentes como de suministros. Aparte de que “afluencia significa influencia”, lo que quiere decir que las redes promueven valores, costumbres, ideas, y nuevas actitudes entre poblaciones diversas que bien, se vuelven elementos de conectividad e identificación, de la manera incluyente, o bien son componentes que causan disrupciones, diferencias, fundamentalismo y resultan excluyentes. Se repite el binomio paradigmático de resolver en la globalización “cómo combinar lo nuevo con lo viejo, y lo externo con lo interno”.
Ahora, en el 2012 dos terceras partes de la población mundial vive en ciudades, es urbana y accede fácilmente a las redes. El resto de la población está al margen de la misma. La globalización no llega a todos… aún no. Y aún en las ciudades hay zonas nucleares y satelitales, si bien periféricas y marginales. La pobreza urbana suele ser tan cruda como la rural, incluso llega a expresiones más críticas puesto que la pobreza rural a veces obedece a estándares culturales de forma de vida, mientras que la urbana viene a ser producto de condición, exclusión e injusticia. Estos “miserables” también están en desventaja al encontrarse al margen de la globalización.
Con la urbanización se dan fenómenos de suburbanización, precarización y pobreza, exclusión o marginación, desarrollo periférico, pobreza, por citar los fenómenos que van de la mano con la metropolización urbana. Las redes evolucionan y prosperan en el seno de estos problemas y adquieren sus propias acotaciones de condición por el origen de los agentes involucrados en la propia red. Entonces las redes no son necesariamente una expresión panasea de la globalización. Son solo una forma ventajosa de relacionarse, interactuar y transar, más existen agentes en desventaja de otros, por lo que la inequidad también muestra su expresión virtual.
Aquí es entones donde se habla de la necesidad de contar con un protocolo internacional que regule las redes, sobre todo en materia de responsabilidad social. La red deriva de una corporación, por ello se habla de responsabilidad corporativa. El control del carácter y las características que observan las redes es necesariamente un tema de especial interés en materia de responsabilidades, puesto que los suministros pueden ser de sustancias altamente tóxicas, biológicas, de especies en peligro de extinción o peligrosas en nuevos entornos de donde no son endémicas, de contagio, radiación, contaminación, por citar algunos aspectos delicados por los cuales debe existir vigilancia de las operaciones – red.
La supervisión no va en relación de las cadenas de suministros, sino de las propias redes. Su monitoreo es importante porque operan al margen de la ley intercambios ética, moral y legalmente no deseables como puede ser la trata de blancas, distintas formas de esclavitud, comercio encubierto de mercancías bajo restricción, medicinas, sustancias, órganos, especies, tecnologías, entre otros.
Implican temas delicados que tocan a los derechos humanos, cuestiones ambientales y de sustentabilidad, migración y derechos ciudadanos como de residencia nacional, derechos de propiedad y piratería, por lo que su control requiere esta vigilancia de un órgano que por el carácter transnacional que tienen las redes, necesariamente debe tratarse de un organismo supranacional multilateral, el cual a la fecha no existe.
Fuera de lo anterior, el riesgo y la amenaza radican en la diversidad humana, cultural, social, económica y corográfica. La ventaja de la prosperidad de las redes virtuales permite que arriben a la puerta de los empresarios oportunidades como ventajas que le aportan abiertas ventajas competitivas. Ser parte de una red abre nuevas posibilidades de nuevos negocios. El efecto de las redes hacia el interior de las organizaciones radica principalmente en los siguientes tres aspectos:
En pocas palabras, flexibilizar en lo posible la organización. El cambio debe ser una constante y realizarse de forma paulatina como sistemática. Si un procesador duplica su capacidad cada 18 meses, es de esperar que los procesos vengan a verse afectados a la misma velocidad, por lo que las organizaciones a lo sumo deben reestructurarse cada 3 años. Reestructuración mesurada y bien pensada para que no comprometa la estabilidad de la propia organización.
Las organizaciones operan en ambientes de regulación distintos, como en China donde la planificación central del oeste continental se combina con la planificación estratégica del las empresas ante las demandas de mercado del lado este de esta nación. Así, las regulaciones institucionales cambian pero operan en tal complementariedad que la cadena de suministros opera en uno y otro según el carácter de su conveniencia. El resultado resulta un catalizador de las operaciones y un éxito en el mercado occidental.
Ante el frenesí del cambio, la reestructuración y reingeniería organizativa debe ser de mediano plazo, puesto que las condiciones como coyunturas no se sostienen por más de tres años. Por otra parte, prevalece la arbitrariedad y anarquía en los mercados internacionales, cuyos caprichos no son predecibles a largo plazo. Las empresas deben fijar sus objetivos a escenarios que no superen el lapso trianual.
Las redes se componen de agentes que son propietarios de sus respectivos suministros, pero los directivos de las redes no controlan estas propiedades, por lo que no pueden controlarles, por ello la estrategia es operar no en la capacidad operativa de la red y de la orquesta u organización, sino alrededor del propio cliente o bien, mercado de destino. En base a las necesidades y demandas derivadas de ello, se trabaja en una sinergia que solo otorga en interés de quienes componen la propia red. Red que muta, transita y muestra entradas y salidas de agentes diversos, y suministros que es de esperar mejoren el diseño de los productos ofrecidos.
La condición de ubicuidad del cliente condiciona, sino es que determina, el diseño del producto ofrecido. Sus necesidades locales como demandas reales establecen el carácter de uso de un bien-red. Los cambios locativos de los clientes llevan a cambios permanentes en los productos ofrecidos. Este frenesí de cambios causan que la obsolescencia prematura de los bienes producidos, por ello, los nuevos diseños están pensados bajo la óptica de la obsolescencia planeada o de desecho, sino de productos diseñados para ser deleznables. Producto “quita y pon”, cuya vigencia es tan breve que les hace bienes o satisfactores efímeros.
Ya la calidad no es un término de durabilidad, sino de satisfacción inmediata. Ya no se hace una computadora cuya garantía sea para 25 años, siendo que tecnológicamente será desechada al año y medio de su creación, ahora la calidad consiste en la satisfacción que dé al cliente en el corto e inmediato plazo, siendo un producto que una vez utilizado sea inmediatamente sustituible por un satisfactor mejorado sin que se sume el costo o sacrificio de su obsolescencia prematura.
El carácter efímero de los nuevos satisfactores obedece a un mercado que no solo resulta voluble, vulnerable, caprichoso, sino constantemente cambiante. Por lo que tienden a mejorarse como bienes superiores. Por caso se tienen los teléfonos celulares, cuyas vigencias tecnológicas no superan los 18 meses de operación. Se deprecian al ritmo de su propia obsolescencia operativa, de tal manera que cuando ya hay una sustituyo superior en el mercado, el propio aparato ya materialmente es desechable. El sustituto es radicalmente un producto mejorado, ofrece servicios y ventaja adicionales muy novedosa y es abiertamente ventajoso ante el producto anterior. El cambio es frenéticamente violento, radical y terriblemente deleznable, que conlleva el reciente paradigma al respecto de la sustentabilidad de los bienes superfluos y efímeros de un mercado basado en tal dinámica de trabajar con base a los caprichos propios del cliente.
La forma de controlar el capricho del cliente, que en materia de valor no es ordinal sino cardinal, es mediante su enajenación mediante la publicidad masiva. Los medios son el instrumento que permite orientar las necesidades caprichosas del cliente a la capacidad de las redes y las organizaciones para atenderles. De esta forma se crea un círculo pernicioso entre cliente y red: el cliente que demanda a capricho ciertos tipos de satisfactores, y las organizaciones – red que atienden pero enajenan sus preferencias a su capacidad de respuesta como proveedores de suministros. Se nutren ambas partes y se condicionan en grado. La estabilidad de las empresas depende del grado en que logre controlar las preferencias de sus clientes, por lo que la publicidad es vital en este control, por lo que se vuelve un costo sustantivo de las corporaciones. De no hacerlo puede ser que el capricho del cliente saque del mercado la pertinencia de sus productos, incluso a la propia organización.
Con base a la teoría de la onda larga de los ciclos económicos desarrollada por Kondratief, la actual crisis sub prime viene a ser parte del propio ciclo económico predicho por este ruso desde los años 30 de la centuria pasada.
Al parecer la crisis está ligada al ciclo económico o de precios de los insumos básicos de la industria, especialmente aquellos que proveen de energía como son la principal materia prima de la industria pesada. Pero este ciclo lo marca la innovación tecnológica.
La observación científica de Nicolai Dimitriev Kondratief no es suficiente para sustentar la ciclicidad en el desarrollo capitalista. Es precisamente el austriaco (naturalizado estadounidense), Joseph Schumpeter (1883 -- 1950) quien explica que la innovación tecnológica es la causa de los ciclos económicos.
Sostiene: “...el auge finaliza y la depresión comienza después del periodo de tiempo que debe mediar antes de la aparición en el mercado de los productos de las nuevas empresas… Y un nuevo auge sucede a la depresión cuando se termina el proceso de reabsorción de las innovaciones...”
El desplome de la Bolsa de Wall Street y el hundimiento de 30 de las principales empresas norteamericanas marca otra ruptura del sistema que en un solo mes (octubre) causa la pérdida de más de 400 millones de dólares (dólares de entonces, con mayor poder adquisitivo).
1. El creciente déficit fiscal norteamericano que desde 1980, bajo la impronta de la reaganomía sustenta un creciente gasto militar ante la violencia reciente de la carrera armamentista, en la que se funda la estrategia de la Unión Americana y del Reino Unido para quebrar financieramente a su gran rival: la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.
La vulnerabilidad, volubilidad y volatilidad bursátil crece ante el temor al riesgo no cubierto, adverso y exógeno, que nutre los miedos e incertidumbre, lo que resta decisión y convicción a los empresarios quienes simplemente prefieren esperar "tiempos mejores" al no sopesar los riesgos ante tanta incertidumbre.
Tal como lo demuestra a inicios de los años 30 Kondratieff (1892 - 1938), en el desarrollo capitalista existe una onda larga del ciclo económico que según declara Josep Schumpeter (1883- 1950), lo causan los procesos continuos de innovación tecnológica de las organizaciones.
En esta crisis arrastra a las naciones de la región que son sus principales socios comerciales y deudores, grupo de naciones latinoamericanas encabezadas por México. El problema se suscita desde tiempos de la administración de Ronald Reagan (1980 -- 1988), quien laxa de regulaciones al sistema financiero, y especialmente al correspondiente hipotecario, de su economía.
Esta libertad se presta a malos manejos por las agencias de colocación de bienes inmobiliarios quienes llegan a sobrevaluar los bienes inmobiliarios en cuanto a su valor hipotecario con respecto al valor del propio inmueble. Entre más discordes son estos valores más insolvente se vuelve para quienes adquieren los inmuebles como negocio su adquisición.
De esta experiencia se extrae la lección que los neo institucionalistas ya marcan desde los años 90 de la centuria pasada: deben erigirse mayores y mejores regulaciones de los sectores financieros, bursátiles e hipotecarios para lograr que las transacciones sean más transparentes (sin engaños y abusos), acordes a la expectativa de los negocios para todos los interactuantes, y con garantías para los mismos.
De esta forma, quizá las ganancias del sector en cuanto a su participación nacional bajen de una tercera parte a una cuarta, o incluso quinta, no obstante, menos redituables, más seguras.
El mundo de los negocios ahora más que la procuración de la máxima ganancia, prefiere una menor a cambio de más seguridad y cobertura de riesgo. Es por eso que de los negocios más prósperos dentro del sector financiero lo son las aseguradoras.
En 1992 Carlos Salinas de Gortari reforma las regulaciones de instituciones financieras propias de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, lo que permite que ingresen a la Bolsa Mexicana más inversionistas, lo que pretende hacer más rentable las inversiones en cuanto redituabilidad al ahorrarse la cuota del intermediario (banco privado). De ahí la crisis bancaria subsiguiente que 2 años después lleva al hundimiento del sistema.
No obstante la crisis de 1994 y las salidas que el FOBAPROA permite a las agencias financieras bancarias del país, este sistema regulatorio sigue tan laxo como lo deja Salinas de Gortari desde el 92.
Por ello, y ante la experiencia reciente norteamericana, como la misma de México en 1994, es importante hacer caso a la escuela neokeynesiana y volver a la mesura en los mercados financieros y bursátiles, puesto que en su laxitud regulatoria queda abierto un gran espacio que no solo alberga riesgosamente la especulación, sino a la misma corrupción.
Finalmente el libre mercado más que dejar libres a las fuerzas del mercado para su auto regulación, lo que realmente deja libres son las manos de la corrupción. En el capitalismo salvaje, como afirma el dicho mexicano "en río revuelto, ganancia de pescadores"... se dan las ganancias obtenidas de actos ilícitos y corruptos. ¿Quiénes son? Pues las 20 familias que controlan la tercera parte de la economía nacional.
La hipotecas pierden solvencia ante el incumplimiento de pagos y las pérdidas ponen de rodillas al sistema financiero no solo de los Estados Unidos de América, sino a las de sus países deudores como acreedores puesto que los primeros, ante la inminente subida de la tasa PRIME y LIBOR sus transferencias de capital encarecen el crédito en sus economías y les resta crecimiento.
De hecho el tema de las hipotecas caídas, la insuficiencia financiera de bancos y aseguradoras y las salidas de subvención estatal no son más que la expresión incidental del problema.
El actual esquema de producción basado en la producción flexible tiene consecuencias igual que a inicios del siglo las tiene el fordismo.
Esto hizo que muchos mexicanos perceptores de ingresos modestos, no obstante accedieran a un sistema de crédito ventajoso para adquirir bienes muebles, como inmuebles, a un plazo suficiente como para hacer factible la acreditación.
Las grandes empresas ampliaron sus mercados con las clases medias del país y, digámoslo de este modo, este sistema de crédito basado en una estabilidad a mediano o largo plazo les otorgó un respiro a sus presiones de crecimiento y bienestar.
Las políticas de estabilización aplicadas en México desde el año 2000 favorecen los intereses de mercadeo de las grandes empresas transnacionales y gracias a ellas, las clases de niveles de ingreso modesto acceden mediante el crédito a un mejor nivel de confort.
Pero esto es bueno para quienes tienen trabajo. ¿Qué hay de quienes no tienen trabajo? Pues que el congelamiento de la economía también implica una drástica caída en la generación de nuevos empleos.
Por ello, es a partir del 2000 que en México el creciente desempleo causa el aumento de la migración internacional, muy especialmente al vecino país del norte, por lo que como fenómeno colateral vino en aumento la sustancial entrada de remesas familiares que llegan desde dicho a mantenerse entre los 3 primeros lugares de las principales fuentes de divisas.
En la toyotización, la estrategia de colocación de la sobreproducción parte del crédito a largo plazo en que se colocan las mercancías, donde para ello la estabilidad económica es la condición imprescindible para que el costo marginal de mismo sea suficientemente bajo como para que se coloque este gran volumen de mercancías (siendo el histograma de las distribución del ingreso de tipo piramidal se entiende que la relación entre el costo marginal del crédito y la demanda es elástica).
La contraparte, y muy especialmente para las naciones como México es la falta de empleo. Es por ello que en la posmodernidad uno de los fenómenos sociales que adquiere mayor importancia es el de la migración, y no precisamente por que exista una mejora en los medios de comunicación terrestre, sino por la carencia local de empleos y las graves asimetrías del desarrollo existente en el territorio mundial.
Esto explica en parte la crisis social que actualmente se vive.
El endeudamiento externo que recientemente viene creciendo a niveles preocupantes, pone en tela de juicio que las estabilidad económica y el crecimiento no corran riesgos ante la actual crisis subprime.
Pero ahora no se trata de sacar de la crisis a la economía generando demanda interna mediante el gasto de gobierno, sino que ahora el Estado deja de gastar para subsidiar (darle oxígeno) a la empresa norteamericana.
La efectividad en las fórmulas de gobernar depende -al menos para las sociedades liberales que se auto conciben como democráticas-, del grado en que puedan reformar sus instituciones a la velocidad que la reestructuración económica va, misma que es causada por las organizaciones privadas.
Lo interesante es que la teoría económica concibe que ya sea por razones internas (endogenismo económico), o por externas (exogenismo económico), o bien por el corte de política económica y su grado de intervención económica, es lo que explica el éxito o los problemas de un esquema económico.
La dictadura, siendo social y políticamente nefasta, en lo económico es altamente efectiva. La “ley de Herodes” 1 demuestra en muchos momentos de la historia de la humanidad, para las distintas naciones que es una fórmula de gobierno que aún nefasta en lo social y en lo político, altamente efectiva en lo económico.
De ahí el milagro italiano con Benito Musolini o el respectivo alemán con Adolf Hitler en la entre guerra de los años 30.
La verdad es que es el grado de autoritarismo quien establece la efectividad o inoperancia del modelo económico liberal (capitalismo).
Por caso se tiene en México en la década de los años 20 del siglo pasado que durante el régimen de Plutarco Elías Calles y los sucesores gobiernos que componen el maximato dan por resultado el término del caudillismo y el inicio de una nación que se mueve por sus instituciones.
La verdad es que durante la época de Plutarco Elías Calles si algo hay es el exterminio de cuanto caudillo existe, cosa que se tradujo en una paz social duradera, al menos hasta el 68.
Asimismo está el caso de la dictadura de Pinochet en Chile quien desde 1973, bajo la asesoría directa del premio Nobel en economía estadounidense, Milton Friedman, bajo las tesis de Hayek y de sí mismo y apoyado por un importante grupo de economistas Chicago Boy's, asesoraron a la dictadura para lograr la estabilidad económica en el mediano plazo y reanimar su crecimiento, cuestión que a la fecha se reconoce por concebirse como un milagro económico posmoderno de la región latinoamericana.
Sin duda el éxito de un esquema económico tiene mucho que ver con los incentivos que tengan las demandas internas como externas, y sin duda el grado de intervención del estado en la economía es otro factor que influye en la estabilidad y el crecimiento económico de una nación.
Pero lo que no deja duda es que sea el grado de apertura, la que fuera, como el grado de regulación que fuere, es el grado de autoritarismo (fascismo, dictadura), lo que realmente es efectivo.
La economía es un predicado del derecho y su efectividad depende de la forma en que exista apego al orden establecido (neo institucionalismo).
Las dictaduras son altamente efectivas para mantener a ralla a todos los ciudadanos, por lo que el caos (disrupciones), es rápidamente (violentamente) reprimido.
El resultado es que en un ambiente de democracia, si bien la fórmula de representación ciudadana le da la fuerza al poder ejecutivo (presidencialismo) por ser una mayoría absoluta o relativa, o bien se gobierna fuera del anhelo democrático, bajo un régimen autocrático dictatorial de abierto corte fascista para que se garantice la estabilidad y el crecimiento económico, tal como sucedió en Chiles desde 1973.
La actual crisis que se vive en los Estados Unidos de América que alcanza su máxima expresión en el 2008 obedece en gran medida tanto a la crisis de producción norteamericana cuyos estándares de eficiencia son menores a los que presenta las potencias asiáticas tales como Japón, China, Corea, Singapur, Malasia y otras de economías emergentes de la cuenca oriental del pacífico como lo es Filipinas.
Las grandes empresas transnacionales occidentales, desde la década de los años 80 del siglo pasado, admiten la necesidad de incorporar las ventajas competitivas regionales a sus procesos de producción.
Para ello si bien inician el traslado de muchas de sus actividades industriales a las geografías del desarrollo periférico, no obstante requieren también exportar la estabilidad económica de sus naciones de origen para que las naciones receptoras de sus inversiones tengan el clima de estabilidad económica deseada para cubrir a largo plazo los riesgos.
También está la necesidad de sostener tasas de interés reales baratas para incentivar tanto la inversión como el crédito para el consumo.
Para ello, el sistema financiero internacional, liderado por la Reserva Federal de Estados Unidos de América procura brindar líneas de crédito stand by como parte de un Fondo de Estabilidad Cambiaria y ante la adversidad económica que se traduce en fortalecer el clima de certidumbre en estas naciones.
Los créditos han fluido de forma constante y sostenida a países que abre significativamente su economía a la inversión extranjera directa.
Este es el caso de México, cuyo alineamiento al vecino del norte es con tal disciplina que incluso roza con cuestionar la soberanía nacional.
La parte buena de esto es que la Unión Americana brinda los fondos necesarios para mantener la estabilidad cambiaria del peso ante el dólar en un fluctuante medio de 13 pesos por dólar. Aunque recientemente se siente un deslizamiento paulatino y lento de tipo devaluatorio.
Paralelamente la deuda externa crece desde hace 3 años de manera sostenida y actualmente ya rebasa los 205 mil millones de dólares (MMD), y se espera que para el 2010 esté cerca de los 220 MMD.
Evidentemente las reservas internacionales siguen creciendo pero no por el saldo neto de las exportaciones, las remesas familiares, las ventas de petróleo, el turismo u otras cuestiones favorables, sino por la captación de endeudamiento foráneo.
Este reciente endeudamiento con norte América es una replica de aquel "cheque en blanco" que le concede a la Unión Americana la economía internacional para salvar al dólar en los años 1971 -- 1973, y cuyo efecto fue el gradual endeudamiento de las economías en desarrollo y su asfixia financiera lo que les ha llevado a vender su patrimonio (ahora sutilmente realizada mediante la bursatilización del crédito en un mercado bursátil globalizado).
Así su creciente déficit de cuenta corriente será saldado con la ampliación de sus activos financieros colocados en economías como la nuestra, donde bastará un acomodo ascendente de la tasa PRIME para que vía balanza de servicios factoriales se salde la situación, desde luego recabando el dinero de sus deudores (entre ellos México).
Grandes pérdidas sociales con inminente costo político representan las ya más de 10 mil ejecuciones tenidas en los últimos 33 meses de gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Si los norteamericanos presentan a México como un "Estado fallido", que significa que nuestro gobierno no tiene control total sobre su territorio, es porque se está tramando y armando el escenario propicio para justificar ante la opinión internacional una intervención norteamericana en el país.
Ante la inminente amenaza norteamericana, el Gobierno de México no confabula nada contra su pueblo, sino que se vale de recursos mediáticos para presentar como emergencia nacional los primeros brotes y contagios de esta sepa mutante de la influencia (que desde marzo del año en curso se están notificando como nuevos contagios), situación exagerada como medida extrema ante algunos cientos de contagiados.
La cuestión es que se arma un “telón de humo” donde al mes el Gobierno mexicano declara tener bajo control como haber erradicado del territorio del país esta amenaza de salud.
Con ello deja en claro ante la opinión internacional que esta administración pública está en control de su territorio en el grado de tener capacidad de poder erradicar en breve de su espacio tal enfermedad con potencialidad de pandemia.
No se trataba de una conspiración del Estado mexicano contra su propio pueblo, sino de demostrar ante los ojos del resto del mundo que el Gobierno del país tiene control de su territorio y por ende, no se trata de un "Estado fallido", como lo califica la administración estadounidense.
Sin embargo, no se discrimina, menos se subestima, que la influenza humana sí es un riesgo latente dentro del territorio del país, como potencial pandemia. Solo que la emergencia sanitaria tras bambalinas lleva implícita la emergencia de resguardar el territorio nacional del injerentismo extranjero.
El nuevo cambio de rumbo anunciado por el presidente constitucional de México en su reciente tercer informe de gobierno ¿no es acaso la nueva carta de intensión con que nuestros acreedores nos indican qué hacer y cómo lograrlo?
Ante la inminente crisis, el gobierno de la República da por solución trasladar vía impuestos su problema financiero a los contribuyentes. La propuesta de presupuesto para el siguiente año propone ampliar la base gravable en cuanto a los criterios y razones de recaudación como en número de contribuyentes.
Política fiscal positiva es como se le nombra a este tipo de propuestas, se abunda en los impuestos a ingresos, gastos, propiedades y consumo de servicios públicos, así como a inscribir como contribuyentes a contingentes de trabajadores propios del sector informal, esto desde luego sin previa una reforma institucional que legalice muchas de las actividades consideradas como ilegales, fuera de que sean del sector informal.
La cuestión es que todos graven sin importar de dónde vengan sus ingresos, en qué gasten, cómo crece su propiedad o si racionalizan el consumo de servicios públicos.
Este pragmatismo fiscal concomitante al mínimo esfuerzo del Estado por disminuir su gasto deja en claro que lo que el Gobierno busca es trasladar su crisis financiera a los contribuyentes.
La pretensión es simplemente amparar el gasto mediante la solvencia de una reforma fiscal positiva y pragmática, aunque regresiva puesto que no concibe que las 20 familias más ricas del país paguen realmente impuestos.
Sigue siendo la clase media de la población quien más contribuye a Hacienda.
Finalmente se admite que la crisis fue encubierta por un blindaje financiero que le costó a la nación un endeudamiento que ahora suma alrededor de los 50 mil millones de dólares (MMD).
La Unión Americana debe hacer esfuerzos por fomentar la productividad de sus empresas y no basar su ventaja competitiva en la manufactura intensiva en mano de obra barata colocando sus factorías en las geografías periféricas. La producción flexible no solo parte de la estrategia de la relocalización industrial, sino de la mejora de la calidad mediante procesos de mejoras tecnológicas como organizacionales.
Con el incremento de la productividad no solo se rescatarán los mercados perdidos sino se restaura el pleno empleo tanto de su propia economía como de sus países que le son deudores. Le dará un respiro financiero. Pero para ello se requiere un avío financiero importante, cuestión que recientemente la presente administración de Barack Obama no logra ante el congreso con una fuerte oposición republicana.
Las mejoras en la productividad para el continente americano vienen a corregir sus economías dando por resultado:
México es una nación cuyas industria manufacturera le hace atractiva para la globalización. Mucho trabajo maquilado deriva de pequeños talleres que concursan a las licitaciones que grandes empresas corporativas concursan para sus suministros, por decir, las empresas de autopartes en distritos donde se desarrolla este tipo de ramas productivas como Aguascalientes o Silao, incorporan a pequeños productores, torneros, tapiceros, talabarteros, entre otros para suplir a los proveedores foráneos ante la caída adversa de sus pedidos, suspensión de contratos, accidentes, o bien porque su suministro es más barato.
Manufacturas tradicionales como productos artesanales aprovechan los canales de comercialización que abren las grandes empresas a escala internacional para promover sus productos. Destaca el caso del Municipio de Santa Clara del Cobre, en el estado de Michoacán quienes mediante una cooperativa y una empresa holding han canalizado su producción a Europa como a los Estados Unidos de América, compitiendo con las manufacturas de cobre de la India y de China, de menos calidad y a quienes desplazan del mercado por tratarse de un producto de mejor calidad y competitivo con el precio.
La incorporación de lo local a lo global es viable en todos los municipios del país al existir un gran número de empresas tradicionales, manufactureras con un producto artesanal de alta calidad y con precios competitivos. Esto invierte la lógica de la globalización de ser originalmente de arriba hacia abajo, de grandes empresas transnacionales a empresas locales, al sentido inverso donde las pequeñas empresas locales logran colocar su producción mediante trading company, en mercados de naciones con mayor nivel de ingreso, cuya cotización permite una mejor y rápida capitalización de estos talleres artesanales. Destaca el caso de San Miguel Allende en el Estado de Guanajuato, donde prevalece un gran número de talleres artesanales cuya producción, de baja escala, no obstante ha logrado ingresar a mercados de otras latitudes con bastante éxito, en especial el norteamericano.
Una fuerte limitante es sin duda la enorme riqueza cultural del país, pues es un elemento que funciona como conservador y atávico, por lo que limita mucho el libre flujo de un comercio que desea ser lo más libre posible, porque el arraigo es muy importante, la identidad también, y la reticencia a aceptar lo nuevo y lo externo es fuerte. México no posee una cultura pragmática, contrario, resulta bastante dogmática. En parte una fortaleza nacionalista, pero en parte una desventaja en la prosperidad de los negocios. Muy pocos mexicanos dominan otra lengua, especialmente la inglesa, y desdeñan con facilidad las demandas foráneas que implican un cambio de giro para su diseño, negocio o transacción.
El fuerte arraigo cultura, suplido por una cultura de nostalgia (que lejos estoy del suelo donde he nacido…), se conjugan como contraparte a la necesidad de fortalecer una cultura empresarial más agresiva y propia para la prosperidad de los negocios en un contexto de crecimiento internacional. El lugar importa finalmente, y el mundo se aplana pero para naciones con fuerte tradición cultural no lo es tanto. El caso de China, una nación con una enorme diversidad y arraigo cultural, componentes propios de una cultura perfeccionista (basada en el Tao), y del pensamiento de filósofos como Lao Tse y Con Fu Tsen, fortalecen el juicio de la competitividad, buena referencia para los mexicanos.
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