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"Contribuciones a la Economía" es una revista
académica con el
Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360
NO DEMOREMOS EL ANÁLISIS NI EL DEBATE DEL TURISMO
o
LA PÉSIMA CALIDAD DE LA ENSEÑANZA
Francisco Muñoz de Escalona
Ex – científico titular del CSIC
mescalona@iservicesmail.com
Desde los años setenta del siglo pasado hasta que a fines del mismo se consiguió que la enseñanza del turismo pasara a la Universidad era harto recuente que los turisperitos sostuvieran que solo en el seno de esta institución se alcanzaría lo que gustan llamar nivel de excelencia de la formación en esta materia y, de paso, en la investigación científica de la misma. Contra esta creencia generalizada siempre sostuve que la pésima calidad de la enseñanza, la formación de especialistas y la mejora continua de la investigación para acceder a un progresivo conocimiento del turismo no dependía tanto de su inserción en el sistema universitario como del abandono del enfoque convencional, sociológico o demanda y su sustitución por un enfoque alternativo, económico o de oferta.
Como era de esperar mis recomendaciones cayeron en el olvido o, por mejor decir, fueron olímpicamente ninguneadas por la poderosa y prepotente comunidad de turisperitos, habida cuenta de que monopoliza la verdad elevada a la categoría de dogma incontestable. Quiero decir que la calidad de la enseñanza era mala antes de que se impartiera en la Universidad, sigue siendo igual de mala después de entrar en ella y lo seguirá siendo mientras vaya a piñón fijo en el paradigma convencional.
Como tantas veces tengo escrito y dicho, la enseñanza y la investigación está en manos de numerosos geógrafos que penetran en el ámbito de la economía por regla general sin dominar esta especialidad y por economistas que se comportan como geógrafos y sociólogos más que como economistas. Mimetizan la terminología económica pero no hacen análisis económico. Esta convicción no hace más que reforzarse con la lectura de los textos que continuamente caen en mis manos escritos por los turisperitos que, desde hace años, unen a esta condición la muy notable de ser también profesores universitarios. Uno de esos textos es el publicado el 11 de diciembre de 2005 por el diario asturiano La Nueva España por Jesús Rivas García, profesor titular de la Escuela Universitaria de Turismo de Asturias. Después de su lectura no pude resistir el impulso de enviar un comentario crítico al citado diario escrito del modo más comedido que me fue posible conseguir ya que tampoco era cuestión de sacar los colores a nadie, una tentación que tuve que reprimir a duras penas ya que el texto del prof. Rivas se presta a la crítica despiadada por el atrevimiento que supone simular ante el lector que es ducho en economía.
Ha pasado más de un mes sin que el diario haya publicado mi comentario, enviado de forma mecanizada en un disquete para mayor comodidad y creo que ya puedo dar por rechazada su publicación. Dado que creo que el caso del texto del prof. Rivas y del mismo profesor no son una excepción en el panorama educativo del turismo en España me decido a publicar conjuntamente mi comentario y el del prof. Rivas ya que, conforme con la frase con la que termina, estoy convencido también yo de que no debemos demorar más el análisis y el debate. Por mi parte que no quede. Transcribo el texto de Rivas tal y como fue publicado por el diario sin retocar más que alguna falta de concordancia ni cambiar los signos de puntuación.
Repito que primero inserto el artículo del prof. Rivas y después el mío. De la lectura reposada de ambos deberían los lectores inquietos pasar a la reflexión seguida de sus propios comentarios. Les animo encarecidamente a hacerlo.
UN PUENTE MÁS PARA EL DEBATE TURÍSTICO (JRG)
Tras la preocupación manifestada públicamente por los representantes de nuestro sector turístico, derivadas de la evolución de las cifras de ocupación y pernoctación en nuestra red de alojamientos, durante este puente de la Constitución (diciembre, 2005) se hace preciso determinar no sólo las causas de tales efectos coyunturales, sino las soluciones que potencien el debate y faciliten el acuerdo en las acciones y medidas que deban tomarse. Máxime cuando este problema, como veremos, viene de lejos. Concretamente desde la entrada en el nuevo milenio.
Turistas de corta estancia
Desde el año 2000, en diciembre durante el puente de la Constitución, la ocupación media de nuestros alojamientos ha ido sistemáticamente reduciéndose a un ritmo que oscila entre el 2 y el 5 por 100. Y la estancia media del turista ha ido bajando, desde ese mismo año de referencia, de 4,4 días a 2.6 días.
Si el incremento de la oferta de servicios de alojamientos turísticos puede justificar razonablemente la bajada de la ocupación media – al ser menor la parte de tarta que toca por negocio - , lo que no permite explicar es la drástica reducción de la estancia media del turista. Las posibles razones solo las podemos encontrar – de modo aislado o combinado – en: 1º. La inadecuada promoción turística de nuestra tierra; 2º. La modificación de las pautas de consumo que conducen a la búsqueda de experiencias turísticas diversas, nuevas y exóticas, alejadas de los destinos tradicionales; 3º. La ausencia de estrategias – tanto públicas como privadas – de fidelización del turista.
Clima y desinformación
Es bien sabido que una correcta y prudente información pública sobre las expectativas de evolución climática de un territorio favorece la estacionalidad vacacional, esto es, la concentración en el tiempo y en el espacio de visitantes al territorio de referencia. Sin embargo lo que ha ocurrido en Asturias es que la información meteorológica ha generado un efecto contrario, levantando una barrera – otra más – entre nuestros potenciales visitantes y nuestro tejido empresarial turístico.
Para ser más precisos, la demanda de nuestros visitantes potenciales ha sufrido un desplazamiento contractivo como consecuencia de una desinformación sobre la realidad climática de nuestra tierra. Los hombres y mujeres que viven por y del turismo no tienen que pedir perdón por reclamar de la gestión pública actuaciones tendentes a conseguir mayores niveles de precisión en las expectativas de nuestro clima. Y si tenemos en cuenta que el entramado empresarial que lo exige aporta el 8,76 por 100 del PIB autonómico y sostiene más de 45.000 empleos, quizás sean otras las personas que deban explicar cómo se puede permanecer indiferente ante una desinformación que hay que atajar lo antes posible. Solo cuando los visitantes que se acercan por estas fechas, haciendo caso omiso a los partes meteorológicos, descubren la realidad de un clima más benignos y pueden percibir las exageraciones e imprecisiones que afectan críticamente a la cuenta de resultados de buena parte de los negocios del sector. La solución es simple: atender a los requerimientos de una estación meteorológica propia de referencia, que evite los indeseables efectos desincentivos (sic) para nuestros visitantes.
El encarecimiento del combustible
Más del 82 por 100 de los visitantes que se acercan a nuestra tierra, lo hacen por carretera. Hablemos de transporte público o privado, lo que ha encarecido el desplazamiento en el corto plazo ha sido la evolución de precio del combustible.
La demanda de combustible es extremadamente rígida y falta de elasticidad respecto al precio, lo que implicaría que el sujeto demandante no modificase su comportamiento económico de modo significativo. Pero el problema es que esta afirmación solo nos sirve para el comportamiento productivo del individuo, es decir: un sujeto que ha de desplazarse, por ejemplo, al trabajo, no dejará de consumir energía, ya que esa actividad es la base de obtención de su renta disponible. Con el tiempo dedicado al ocio, el incremento del coste de desplazamiento, puede ofrecer al potencial visitante destinos alternativos menos exigentes en el consumo de energía. Si a ese coste variable y de corto plazo, se añade el coste fijo y de largo plazo, que llamamos peaje del Huerna y cuya penalización potencial para nuestro primer y segundo mercado emisor (Madrid y Castilla y León) de turistas supone más de 27 millones de €, entonces el coste de desplazamiento se va perfilando como un factor de contracción, quizá de menor orden que el climático o el conductual de nuestros visitantes, pero de una relevancia cada vez mayor en el medio plazo.
Elevación de tipos en la zona euro
La elevación del precio del dinero – tipos de interés – en la zona euro afectará a las dos decisiones básicas de los sujetos sobre su renta disponible: el consumo y el ahorro. Veamos de qué modo:
1º. Redistribución. El ahorro se ve estimulado frente al consumo y éste, al reducirse, provoca una redistribución de las decisiones de gasto de las economías domésticas favorecedoras y propensas al consumo de bienes y servicios básicos frente a los denominados técnicamente por la literatura económica como de “lujo relativo”, entre los que se encuentra en conjunto de servicios turísticos. Como vemos, un primer efecto derivado del anuncio de subida de tipos es una reducción de la parte del presupuesto de las economías domésticas dedicadas (sic) a la actividad turística.
2º. Endeudamiento. Con la elevación de tipos se hace más caro obtener recursos monetarios para financiar nuestras decisiones de consumo: quienes no renuncien a los servicios turísticos financiados por el endeudamiento deberán pagar más por ello. Un segundo efecto de la elevación de tipos es una reconsideración de destinos alternativos para, dadas unas expectativas de calidad en la experiencia turística, lograr un ahorro que compense el incremento del precio de nuestras decisiones de ocio financiadas con endeudamiento.
3º. Prioridad del endeudamiento. Las declaraciones realizadas por algunos empresarios del sector en cuanto a los efectos derivados del incremento de las hipotecas no es descabellada, ya que las economías domésticas, al asumir endeudamiento, deben dar prioridad a su uso, es decir: contraemos un pasivo más caro pero debemos decidir qué activos han de recibir esos recursos. La vivienda como inversión ocupará los esfuerzos prioritarios de las economías domésticas.
Conducta, clima, transporte y endeudamiento son algunos de los factores que pueden explicar lo ocurrido. No demoremos el análisis ni el debate.
NO DEMOREMOS EL DEBATE DEL TURISMO (FME)
“No demoremos el análisis ni el debate”, así termina el profesor titular de la Escuela de Turismo de la Universidad de Oviedo Jesús Rivas el artículo que bajo el título “Un puente más para el debate turístico” publica La Nueva España del domingo 11 de diciembre. Dado que la suya coincide con la propuesta que vengo haciendo desde hace cerca de veinte años en mi condición de investigador científico del CSIC en el campo de la economía del turismo quisiera aprovechar su invitación y la amable aceptación de La Nueva España para ofrecer a los lectores del rotativo una aportación crítica al debate propuesto por el profesor Rivas sobre la disminución de visitantes en Asturias durante el largo puente festivo que se cerró el pasado 11 de diciembre.
Seguiré en ella los cuatro apartados del artículo del profesor de la Escuela Universitaria de Turismo de Oviedo:
Turistas de corta estancia. Según el profesor Rivas, desde el año 2000 viene descendiendo la ocupación media hotelera en el Principado en el puente de la Constitución – Inmaculada a un ritmo que oscila entre el 2 y el 5 por ciento al mismo tiempo que la estancia media ha ido bajando desde 4,4 a 2,6 días. Dejemos al margen el hecho de que el descenso de la ocupación y la duración de la estancia son indicadores que están correlacionados ya que a menor estancia menor ocupación, como entiende incluso quienes no son profesores de turismo. Siguiendo con su exposición el profesor Rivas cae en la cuenta de que el progresivo y jaleado aumento de la oferta de alojamientos puede ser una de las causas que explican el sostenido descenso de la ocupación pero no el descenso de la estancia. Es cierto que la ocupación puede descender cuando aumenta la oferta de habitaciones pero solo si la demanda no aumenta al mismo ritmo que la oferta, lo que hace pensar en que los empresarios deben estar tomando sus decisiones de inversión sin tener un adecuado conocimiento del comportamiento de la demanda. Si esta presunción fuera cierta la responsabilidad la tienen los centros de investigación encargados de medirlo, predecirlo y darlo a conocer a los empresarios y a la administración competente. Pues es de suponer que cuando un empresario decide invertir en un establecimiento hotelero lo hace porque ha estudiado el mercado en el lugar elegido, a no ser que su decisión responda a su intención de aprovechar las ventajas fiscales y crediticias que la administración ofrece en este sector empresarial, a veces de un modo demasiado alegre, animada por quienes sostienen que las empresas orientadas al servicio de los visitantes es y será en Asturias un sector estratégico en alza.
El acortamiento de la duración de las estancias es cierto que no queda explicado por el aumento de la oferta de servicios de alojamiento. El profesor Rivas aduce tres razones aisladas o combinadas: 1º. La inadecuada (sic) promoción turística; 2º. La modificación de las pautas de consumo; 3º. La ausencia de estrategias de fidelización del turista. Razones las tres que explicarían no solo el acortamiento de las estancias cortas sino también el de las largas, por lo que serían genéricas sino específicas de las primeras. Situando el peso de la explicación del descenso de la duración media de las estancias cortas en las razones primera y tercera el profesor Rivas se muestra seguidor incondicional de las conocidas y ya manoseadas recetas que vienen aportando los turisperitos de aquende y allende nuestras fronteras. Se trata como podemos comprobar de razones que inciden en la presunta insuficiencia o inadecuación de las medidas de marketing que debería tomar y no toma la administración pública competente. La tercera razón parece dirigirse a fallos de imprevisión por parte de los sistemas de investigación del Principado y del Estado. Pero lo que subyace en las razones primera y segunda del profesor Rivas es la inveterada creencia de que el turismo no se produce sino que existe como dormido y a la espera de que los programas de promoción lo despierten y los de fidelización lo mantengan en continua vigilia a fin de que no vuelva a dormirse.
Llevo casi dos décadas insistiendo en que el turismo no hay que verlo solo como consumo, comercialización y promoción sino también, y sobre todo, como producción ya que si una mercancía no es previamente producida nada hay que comercializar ni publicitar. Los recursos naturales y culturales puede que estén ahí esperando que llegue el turista que, como nuevo rey Midas, al tocarlos los convierta en fuente de riqueza, pero con eso solo no basta. Con respecto a los recursos existentes hay que ponerlos en explotación convirtiéndolos en servicios mercadeables, cosa que muchos de ellos aun no lo son en Asturias ni en el resto de España. Pero muchas veces no bastan los recursos existentes y por eso hay que invertir en otros nuevos que sean sobre todo innovadores y orientándolos a la prestación de servicios rentables, algo que ya se está haciendo en Asturias, aunque no siempre precedidos de los necesarios estudios de mercado, de viabilidad técnica y de rentabilidad empresarial.
De llevarse a cabo un programa de inversiones en la explotación empresarial de los recursos existente y de los recursos innovadores a fin de que sean auténticos servicios incentivadores de visitantes rentables por sí mismos, y teniendo en cuenta la ya bastante completa red de servicios de hospitalidad (alojamiento y restauración), muchos de ellos ciertamente excelentes, con la que ya cuenta el Principado, sería el momento de ofrecer un cada vez más completo catálogo de programas de estancia elaborados por empresas especializadas localizadas en Asturias, con empresarios asturianos, con financiación asturiana y con tecnología asturiana, única forma de conseguir que el valor añadido turístico se quede en Asturias y no tenga que compartirse más que en lo estrictamente necesario con empresas foráneas.
Hace poco escribía en estas mismas páginas un estupendo artículo mi eminente colega el profesor Velarde Fuertes glosando la figura ejemplar de Saez de Miera y ponderando el acierto que supuso la creación de la Central Lechera Asturiana, con lo que, desde entonces, la leche es transformada en diversos productos derivados en la misma Asturias con beneficio para toda la economía regional. Pues exactamente lo mismo hay que hacer en el campo del turismo y hasta que no se haga andaremos dando palos de ciego si nos limitamos a repetir una y mil veces las limitadas y parciales recetas que proponen los turisperitos.
Clima y desinformación. El profesor Rivas está convencido de que la inadecuada previsión del clima asturiano es una de las razones que explican el descenso de las visitas durante los puentes de la Constitución. De nuevo un argumento que tiene más de receta que de ciencia. Sin discutir que la información del Servicio Meteorológico Nacional pueda no ser todo lo excelente que sería desear, lo cierto es que Asturias, una región harto montañosa, tiene también numerosos microclimas que dificultan que la información sobre las previsiones del tiempo contemple con exactitud a todos y cada uno de ellos. Algo que tal vez podría hacer mejor un servicio regional pero ni aun así se podría alcanzar la excelencia necesaria a efectos de orientar correctamente a los visitantes.
Pero es que hay más tela que cortar en este aspecto. Y es que no hay que olvidar que Asturias tiene, por fortuna, un clima lluvioso y con no demasiados días soleados, aunque cuando los hay son verdaderamente gloriosos. Reconocerlo no es un atentado sino atenerse a los hechos. Lo que hay que hacer es no lamentarlo sino investigar el mercado y las posibilidades que existen en una región lluviosa de fabricar y ofrecer en los mercados más indicados programas de estancia coherentes con el clima sin descuidar el respeto al medio ambiente y también sin olvidar que tienen que ser empresarialmente rentables.
El encarecimiento del combustible. Todos estamos padeciendo el aumento del precio de los combustibles. Las tasas de automoción son ya muy elevadas. Cualquier familia dispone de un coche, de un turismo como dicen algunos porque los primeros automóviles los solían tener los potentados para viajar por placer, es decir, según la convención, para “hacer turismo”. El profesor Rivas dice que “la demanda de combustible es extremadamente rígida y falta de elasticidad respecto al precio, lo que implicaría que el sujeto demandante no modificase su comportamiento económico de modo significativo”. La frase del autor refleja la trascripción de una receta que nunca debería emplearía de esta forma y menos en este caso ni de esta forma. Extremadamente rígida y falta de elasticidad son dos expresiones equivalentes por lo que con usar una de ellas habría bastado y, por si fuera poco, a continuación explica el significado de las dos expresiones con lo que repite por tercera vez la idea. Pero lo más singular es que el autor utiliza el tecnicismo de la elasticidad-precio de la demanda para añadir que no sirve para quienes demandan combustibles para consumir turismo, es decir, que según él, los turistas motorizados tienen una elasticidad-precio elevada por lo que disminuyen la demanda cuando el precio del carburante aumenta, es decir, que la demanda de combustible depende mucho de las variaciones del precio, y aprovecha la ocasión para referirse al encarecimiento del transporte para quienes vienen a Asturias por culpa del peaje del Huerna, un peaje que no olvidemos que existe desde hace más de quince años por lo que no es un factor a tener en cuenta en el análisis de lo que ha sucedido en los últimos cuatro años.
Elevación de tipos en la zona euro. El profesor Rivas está bien informado y sabe que el Banco Central Europeo acaba de elevar un cuartil el tipo de interés de referencia desde el 2 al 2,25 por ciento. Pero, insisto: acaba de tomar esa medida, por lo que malamente puede haber influido en el descenso de la tasa de ocupación de la red de alojamientos de la región. Pero es que, además, el profesor Rivas ofrece un repertorio de tres razones en virtud de las cuales la elevación del precio del dinero afecta a lo que él llama las dos decisiones básicas de los sujetos sobre su renta disponible: el consumo y el ahorro.
La economía, que no es una doctrina sino un método de análisis, enseña que el consumo y el ahorro son dos magnitudes correlacionadas, o mejor dicho, una es la inversa de la otra. Dado un nivel de renta, la parte que no se consume se ahorra. No hay otra forma de proceder. Cuando un sujeto se endeuda para aumentar su consumo no puede ahorrar al mismo tiempo habida cuenta de que lo que está haciendo es comprometiendo la renta venidera a fin de devolver lo que pidió prestado más sus intereses. Y, obviamente, si los intereses aumentan, está comprometiendo aún más su renta futura, con lo que peor se le ponen sus posibilidades de ahorro. Lo que hace quien se endeuda para consumir hoy la renta futura afecta obviamente a su capacidad de ahorro.
Por consiguiente no es cierto, como afirma el profesor Rivas, que, al aumentar los tipos “el ahorro se ve estimulado frente al consumo”, si es que estamos hablando, como debiéramos, del consumidor que solicita un préstamo para consumir más entre otras cosas turismo. El profesor Rivas no lo dice, pero todo hace suponer que está hablando de sujetos diferentes, de los que siendo ahorradores pueden verse inducidos a ahorrar más gracias al aumento de los tipos, y, dentro de estos, a los que pueden preferir ahorrar a consumir turismo.
La segunda consecuencia que aporta del aumento de los tipos es más lógica: “Con la elevación de los tipos se hace más caro obtener recursos monetarios para financiar nuestras decisiones de consumo”. Ahora está haciendo referencia a los sujetos que financian su demanda de turismo con préstamos bancarios por lo que se ve con más claridad que antes se estaba refiriendo a los que deciden ahorrar más gracias a los nuevos tipos, en general sin disminuir sus niveles de consumo.
La tercera consecuencia se entiende mal tal vez porque esté inadecuadamente redactada. Si la he entendido correctamente, lo que al parece quiere decir el autor es que el aumento de los tipos provoca un aumento de los intereses de las hipotecas de vivienda y que con ello queda menos renta disponible para consumir bienes en general y por supuesto turismo.
Pero, en cualquier caso, repito, por lo reciente del aumento de los tipos de interés en la eurozona, la medida aun no ha tenido tiempo de influir en el descenso de la ocupación media del último puente festivo.
El profesor Rivas termina diciendo que la conducta cambiante de los consumidores, la inadecuada información del clima, el encarecimiento del transporte y el aumento de los tipos de interés son algunos de los factores que pueden explicar lo ocurrido. Pues bien, por medio de este trabajo he tratado de ofrecer a los alumnos de la Escuela Universitaria de Turismo de Oviedo, a los empresarios que tienen negocios para atender las necesidades de los visitantes, a las autoridades del Principado y a los lectores en general que, si bien los factores apuntados por el profesor Rivas tienen su indudable influencia en el número de visitantes que recibe Asturias y en sus aportaciones a la economía regional, un verdadero análisis económico de los problemas del sector ha de basarse en un certero conocimiento del mercado y en la realización de proyectos de inversión tendentes a potenciar los servicios incentivadores y, junto con los servicios facilitadores ya disponibles, producir y ofertar programas de visita tan completos como sea posible teniendo en cuenta las condiciones climáticas y las demás condiciones invariantes que los condicionan.
Estoy, pues, plenamente de acuerdo con que no debemos demorar el análisis ni el debate. Considérese este breve artículo como una respetuosa respuesta a tan sabia propuesta.
Lo que antecede lo escribí en Salas el 12 de diciembre de 2005, es decir, un día después de la publicación del artículo de JRG, y así mismo lo publico sin retoques ni correcciones.
Para citar este artículo puede utilizar el
siguiente formato: Francisco Muñoz de Escalona "No demoremos el análisis ni el debate del turismo" en Contribuciones a la Economía, enero 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/ |